RCEP: en vísperas de la creación del mayor tratado de libre comercio del mundo

6 enero, 2020 • Artículos, Asia/Pacífico, Portada • Vistas: 13690

Kyodo News

Ricardo Ballesteros Cuevas

Diciembre 2019

En un logro inédito para el libre comercio y la integración económica, el 4 de noviembre de 2019, en el marco de la 35ª Reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Bangkok, quince países de Asia concluyeron las negociaciones para crear la mayor zona de libre comercio del mundo, conocida como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), prevista a firmarse para inicios de 2020. Luego de 7 años de negociaciones y con China como su gran promotor, este tratado excluye a Estados Unidos, pero en esta ocasión, no por decisión del presidente Donald Trump como sucedió con el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), sino por convicción de los países asiáticos, posicionando a China como el gran adalid de la globalización, el libre comercio y multilateralismo en medio de un sistema internacional adverso y proteccionista propulsado por Washington.

¿Qué es el RCEP?

El RCEP es un acuerdo de libre comercio que integraría a Australia, China, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda, así como los diez países de la ASEAN —Birmania (Myanmar), Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam—. Finalmente, la India decidió no sumarse al tratado por motivos de “interés nacional”, pero con la posibilidad de ser incluida de aceptar los términos de la Asociación. De unirse la India, la RCEP comprendería el 47% de la población mundial, es decir aproximadamente 3400 millones de personas, casi un tercio del PIB mundial o 22.7 billones de dólares, 32.5% de la inversión mundial y 40% del comercio del orbe.

Su originalidad reside en su heterogeneidad e inclusión al abarcar a varias de las mayores economías del mundo (China y Japón), países con muy alto PIB per cápita (Australia, Brunéi, Nueva Zelanda y Singapur), a países altamente industrializadas (China, Corea del Sur, Japón y Singapur), países de renta media con abundantes recursos naturales (Filipinas, Indonesia, Malasia, Tailandia, y Vietnam) y países de renta baja (Birmania, Camboya y Laos), dando lugar a un amplio margen para las sinergias y oportunidades de complementariedad comercial.

El alcance arancelario del RCEP es más ambicioso que el de los acuerdos comerciales bilaterales existentes, ya que se eliminaría más del 90% de aranceles de los bienes intercambiados.

Si bien la ASEAN cuenta actualmente con tratados de libre comercio por separado con cada uno de los otros cinco países del RCEP, no todos estos últimos tienen tratados entre ellos, como China no los tiene con Japón, lo que se traduciría en una mayor ampliación de mercados. Además, el alcance arancelario del RCEP es más ambicioso que el de los acuerdos comerciales bilaterales existentes, ya que se eliminaría más del 90% de aranceles de los bienes intercambiados. Asimismo, este tratado permitirá la actualización de las reglas de origen incrementando el valor agregado de los productos manufacturados en los países miembros, estipula mecanismos para la resolución de disputas entre los países e incluye protecciones en materia de propiedad intelectual y capítulos sobre inversiones, comercio de bienes y servicios y nuevas reglas para el desarrollo del comercio electrónico, lo que se espera contribuya al crecimiento del comercio digital, así como de los sectores financieros, telecomunicaciones, transporte y turismo.

Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, una de las principales críticas del RCEP es, que a diferencia del CPTPP, se concentra en la reducción de los aranceles, sin considerar las barreras no arancelarias como la protección del medio ambiente y de los derechos laborales, así como la homologación normativa de conformidad con los acuerdos comerciales de última generación.

Un renovado impulso a las negociaciones

Que las negociaciones a este tratado llegaran a un buen puerto y relativamente en corto tiempo no es producto de la casualidad. Un factor determinante para que las negociaciones se aceleraran luego de escasos avances en sus diversas rondas fue la decisión del presidente Trump de abandonar las negociaciones del entonces llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, ahora conocido como el CPTPP, al inicio de su gobierno y promovido por el expresidente Barack Obama para fortalecer la presencia económica de Estados Unidos en la región. Este acuerdo, que excluye a China, finalmente se firmó entre el resto de los países negociadores en ambos lados del Pacífico (Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). Sin embargo, se estima que el CPTPP perdió fuerza en términos económicos y geoestratégicos con la retirada de Estados Unidos, particularmente para los países asiáticos, por la exclusión del atractivo mercado estadounidense y su integración a las cadenas productivas asiáticas, espacio que China supo recuperar.

Otro factor que impulsó las negociaciones del RCEP fue la actual desaceleración de algunas de las economías asiáticas, lo que llevó a la necesidad de buscar una mayor integración y apertura de sus mercados, en medio de las afectaciones del proteccionismo de Estados Unidos en China y Corea del Sur. En palabras del Secretario General de la ASEAN, Lim Jock Hoi, “el RCEP creó una nueva tracción para hacer frente a la incertidumbre mundial actual”.

Implicaciones del RCEP

Sin duda, para China, como promotora de la iniciativa, el éxito de las negociaciones no solo representa un acceso a más mercados de importancia como Japón y la India (de sumarse al tratado), en el marco de la desaceleración de su economía, sino un triunfo político y diplomático por su liderazgo en la defensa del libre comercio y el multilateralismo y por el fortalecimiento de su influencia en Asia, en medio del diferendo comercial y tecnológico que libra con Estados Unidos. En otras palabras, el RCEP representa para China un acercamiento económico con varios de los principales aliados de Estados Unidos en la región, cuyo intercambio comercial podría traducirse en un mayor posicionamiento de China e interdependencia con estos países. Para el resto de los países, representa un acceso preferencial al atractivo y creciente mercado chino con una clase media pujante que supera ya a la estadounidense en cuanto a número de personas.

La finalización de la negociación del RCEP da cuenta del renovado impulso de Asia con el libre comercio y la integración económica, en la región con mayor dinamismo del orbe.

Asimismo, el RCEP podría ocasionar un avance hacia la eventual Área de Libre Comercio de Asia Pacífico que se negocia entre veintiún economías de ambos lados del Pacífico en el seno del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, en donde Estados Unidos y México son parte, al haber un mayor número de países realizando sus intercambios bajo el libre comercio entre ellos, y otros más con un papel dual como Australia, Brunéi, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam operando bajo las reglas del CPTPP y, eventualmente, del RCEP, que podrían servir como países bisagra para facilitar la adaptación a un comercio más integral y de reglas con los más altos estándares.

¿Y la India?

En virtud de una balanza comercial deficitaria, presiones internas y una industria manufacturera poco competitiva en algunos sectores, la India prefirió no sumarse al RCEP por temor a que su inclusión ocasione importaciones masivas de productos manufacturados chinos y de productos agrícolas neozelandeses y australianos, provocando afectaciones considerables en su industria de textiles, de aluminio y electrónicos, así como en el sector agrícola. Sin embargo, se considera que ante los beneficios del libre comercio, si bien la India se beneficiaría poco del RCEP por ser una economía menos competitiva que sus demás socios, perdería más fuera del tratado en el mediano y largo plazo, al evitar que sus productos gocen de accesos preferenciales a otros mercados atractivos e integrarse a las cadenas de valor regionales. Ante ello, no se descarta la posibilidad de que el gobierno indio se adhiera posteriormente, una vez que fortalezca su base industrial.

Retos

Sin embargo, a pesar de que los países negociadores del RCEP se comprometieron a firmar el acuerdo en 2020, lo cual se estima podría realizarse en febrero y su ratificación en 2021, no está exenta de algunos desafíos. Uno de ellos es el interés de Australia y Nueva Zelanda en robustecer la protección a los derechos laborales y al medio ambiente con reglas con estándares más altos de conformidad con otros acuerdos más integrales. Por otro lado, con objeto de no retardar la suscripción y ratificación del tratado, se deberá prestar cuidado al desarrollo de las relaciones actuales entre Corea del Sur y Japón como resultado de disputas históricas por las consecuencias de la guerra bilateral con implicaciones actuales en las limitaciones del turismo y al intercambio comercial en donde China podría jugar un papel clave como conciliador en caso de escalar las diferencias. Por último, dada las discrepancias en el desarrollo económico de los países parte del RCEP, no se descartan algunos problemas para la adaptación y modernización de ciertas industrias en los países menos competitivos. Ante ello, conforme a la marcha, se deberán de instrumentar mecanismos de apoyo para la protección de ciertos sectores productivos.

Conclusión

Con todo ello, la finalización de la negociación del RCEP da cuenta del renovado impulso de Asia con el libre comercio y la integración económica, en la región con mayor dinamismo del orbe, que sin duda contribuirá positivamente a la defensa del comercio abierto basado en reglas y al sistema multilateral de comercio en un contexto de incertidumbre económica mundial. Asimismo, la capacidad de los países negociadores de poner sus discrepancias de un lado con la conclusión de las negociaciones del RCEP refleja un mensaje y ejemplo claro de pragmatismo y cooperación económica, a pesar de las diferencias de sus sistemas políticos y niveles de desarrollo, así como de sus diferendos territoriales en algunos casos en el mar de China Meridional y en el Pacífico entre China y Japón. Ante este escenario, la eventual reconsideración de Estados Unidos al CPTPP se vislumbra como un camino viable para recuperar su presencia económica en Asia.

RICARDO BALLESTEROS CUEVAS es maestro en Derecho Internacional por la University of Sussex y licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana. Es diplomático mexicano de carrera desde 2015. Sígalo en Twitter en @ricballesterosc. Las opiniones expresadas por el autor son personales.

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