¿Llegará la violencia entre Croacia y Serbia al Mundial de Rusia 2018?

1 junio, 2018 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Regiones • Vistas: 6123

Santiago Piedras González, María Fernanda Mosqueda y Agustín Castillo

Junio 2018

El futbol no es solamente un deporte, sino también una forma en la cual se manifiesta el contexto internacional. Su mayor expresión es la Copa Mundial de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), en la que los Estados se ven obligados a competir entre ellos, causando una gran rivalidad y exaltando los nacionalismos. Janet Lever, en Soccer Madness, hace una analogía entre la guerra y los torneos de futbol, explicando que estos son una mezcla de lealtades y pasiones. De esta forma, cada 4 años la guerra deja las armas a un lado, y se traslada a una cancha de futbol, donde el arma principal es el balón.

En el Mundial de Rusia 2018 el fenómeno se va a repetir, ya que los 32 países clasificados van a pelear por ese tan anhelado título. En este torneo, con grandes rivalidades, se podrá apreciar un encuentro entre dos países clasificados: Croacia y Serbia. Los dos países han tenido una larga historia de conflictos violentos que los ha llevado a guerras. Incluso, el mismo futbol ha generado más violencia entre estos dos países y no ha logrado apaciguar este conflicto internacional.

El futbol en Yugoslavia

El futbol en la región de los Balcanes data de tiempos previos a la Primer Guerra Mundial con dos equipos: uno de origen serbio, Soko Belgrade, y otro croata, Hask Zagreb. En 1918, cuando se crea el Estado yugoslavo, este deporte fue uno de los elementos claves que generó cohesión dentro del país, lo cual era importante ya que existían diferentes nacionalidades que compartían un mismo territorio. Durante el periodo entre guerras, Yugoslavia fue inestable y los problemas entre Zagreb y Belgrado fue una constante. En la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia sufrió enormes pérdidas, el fascismo croata aumentó y generó una matanza de más de 500 000 serbios. Al consolidarse una Yugoslavia comunista, se tenía que generar cohesión entre los países. De esta forma, el gobierno generó una noción de hermandad entre los pueblos y utilizó el futbol como medio de unión ya que era de las pocas cosas que tenían como pilar multiétnico.

El equipo nacional de futbol yugoslavo era un ejemplo de cómo serbios y croatas podían convivir en un mismo equipo. En realidad, los equipos multiétnicos demostraron tener un mejor desempeño en los partidos dentro de la liga yugoslava. El mejor ejemplo de esto fue el Partizan, conformado por serbios, croatas, montenegros, macedonios y húngaros. A demás de esto, los jugadores iniciales eran héroes de guerra y altos miembros del partido comunista. El hecho de que la mayoría en el equipo nacional fuera croata, ayudó a reducir la idea que todos los croatas eran traidores. De esta manera, el Estado yugoslavo utilizó el futbol durante el régimen comunista.

Croacia vs. Serbia

Previo a la existencia de un balón que patear, los principales deportes practicados en lo que hoy son Croacia y Serbia se puede remontar a sus raíces bizantinas. No sería sino hasta 1895 que realmente se introduciría un juego de pelota con aspectos similares a los que caracterizan al futbol de hogaño. De forma similar a las carreras de cuadrigas romanas que lo habían precedido un milenio antes, el futbol en Croacia y Serbia vería su grandeza y tolerancia europeos reemplazados por un deporte de mayor agresión. Esta agresión asociada con el futbol se llevaría a cabo adentro y afuera del terreno de juego; a veces con batallas desarrollándose en ambos lados de forma conjunta.

Cabe reconocer que algunas instituciones predatan a los mismos países. Tentativamente, estas incluso son un símbolo de nacionalismo mayor que muchos de los vínculos que tiene la población con su Estado mediante otros símbolos. De forma más puntual, la Federación Croata de Futbol fue fundada en 1912, y fue encabezada por Milovan Zoricic (mismo que, interesantemente, se tornaría juez en la Corte Internacional de Justicia en 1946). Sin embargo, cualquier punto de partida para Croacia como Estado es posterior a su Federación de futbol. Aunque el orden normativo del futbol ha sido sujeto a cambios constantes, con reglas como la del portero limitado por un área introducida en 1901, el orden normativo de sus respectivos países tampoco ha sido el mismo. Lamentablemente, mucha de la esencia del futbol croata y serbio ha sido en torno a su antisemitismo.

Más natural para el hombre que el futbol, es la guerra. Por lo tanto, solamente sería natural que, al prohibir una alternativa, el individuo se torne hacia la otra. Han sido incontables las ocasiones en las que la rivalidad entre Croacia y Serbia ha conducido a sanciones para ambos países, con las dos partes introduciendo objetos al estadio que van de lo sublime a lo ridículo. Con herramientas como pancartas antisemitas, palos, rocas, martillos, cuchillos, luces de bengala, sillas y drones para causar daño al adversario de una u otra forma, esta rivalidad ha explotado en más de una instancia. La expresión del nacionalismo de ambos países en forma de los estadios como calderas fervientes de emociones ha creado un ambiente que ha causado la prohibición de seguidores visitantes dentro de muchos de los mismos.

Es interesante, consecuentemente, que uno de los principales medios de entretenimiento también se pueda etiquetar como uno de los principales medios de enfrentamiento. Al haber un juego, todos son cómplices de participar en la euforia colectiva de la violencia armada en el estadio, por el simple hecho de ser seguidores del futbol.

Croacia y Serbia, ¿en camino a reducir tensiones?

Cabe preguntarse si Croacia y Serbia podrían estar en camino a reducir tensiones. Los casos de conciliación y reducción de violencia vienen desde la antigua Yugoslavia, en donde las autoridades comunistas generaron una narrativa histórica por medio de dos jugadores importantes: Rajko Mitic y Stjepan Stef Bobek. Mitic fue un jugador serbio en la Estrella Roja de Belgrado y Bobek era un croata que jugaba para el Partizan. La narrativa era brillante, ya que estos dos eran enemigos a nivel local, pero jugaban juntos en la selección nacional yugoslava. Ambos lucharon en la Segunda Guerra Mundial, eran delanteros y los mejores goleadores de la selección. Esta narrativa ideológica fue aceptada y ayudó a fortalecer las relaciones entre Croacia y Serbia.

Después del incidente ocurrido en 1990 entre el Dínamo de Zagreb y la Estrella Roja de Belgrado, el cual comenzó una guerra de 5 años, los gobernantes de ambos países decidieron prohibir la entrada de visitantes del equipo contrario a los estadios, con el fin de empezar a disminuir la violencia entre ambos países. En 1999 muere el Presidente de Croacia, Franjo Tudjman, disminuyendo así las tensiones entre ambas repúblicas. A partir de ahí, ambos gobiernos buscaron mejorar su relación para mostrar una mejor imagen y así poder entrar a la Unión Europea, que era el objetivo de los dos Estados. Con esta mentalidad de quedar bien ante el mundo, los gobernantes, los medios de comunicación, los directores técnicos y los jugadores tenían un papel muy importante que desempeñar. Eran ellos los que tenían la responsabilidad de disminuir las tensiones de los aficionados al futbol.

El siguiente partido verdaderamente relevante que iba a demostrar qué clase de relación existía entre ambos países fue el de clasificación al Mundial de Brasil 2014. Este partido se llevó a cabo en Zagreb y los gobernantes croatas decidieron seguir con la política de prohibición a la entrada de visitantes serbios al Estadio, ya que era un punto crítico para Croacia debido a que se encontraban en plenas negociaciones para poder ingresar a la Unión Europea.

El partido finalizó con la victoria de los croatas, generando así una enorme celebración en este país. Ambos gobiernos estaban bastante satisfechos porque no se estalló ningún incidente violento dentro o fuera del estadio. Además, los medios de comunicación de los dos países concluyeron que las relaciones entre Croacia y Serbia habían mejorado. Cabe recalcar que es imposible borrar el pasado de enemistad y conflicto, pero lo que se puede y debe hacer es buscar maneras para entablar una relación sin tensiones y odio entre ambos, y un medio para lograrlo podría ser el futbol, ya que este deporte juega un papel muy relevante en la política como se ha demostrado a lo largo de la historia entre ambos países.

En conclusión, la historia entre Croacia y Serbia muestra un fuerte nacionalismo en cuanto a futbol se trata. Las pasiones y el fanatismo tienden a explotar en el estadio generando así mayor violencia. Sin embargo, ha sido amplio el esfuerzo de los políticos por contener las tensiones entre ambos países, aunque no han logrado demasiado y la violencia sigue extendiéndose entre los seguidores de este deporte.

Se puede añadir que en el Mundial de Rusia, las autoridades de ambos países tienen que estar muy alertas de cualquier posible enfrentamiento fuera y dentro de los estadios por parte de los fanáticos croatas y serbios, pues si llegara a haber un partido entre ambos se puede especular que habrá violencia verbal y hasta física entre los fanáticos. Además, tanto la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) como la FIFA van a prestar mucha atención en el comportamiento de los fanáticos en el Mundial, debido a que ambas selecciones están sancionadas por las previas peleas entre ambos. Por lo tanto, el comportamiento que se lleve a cabo en la Copa del Mundo determinará si las selecciones continuarán participando en futuros partidos internacionales o no.

SANTIAGO PIEDRAS GONZÁLEZ es estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales en el ITAM.

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