Holanda, la naranja ausente

1 junio, 2018 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Regiones • Vistas: 4529

  Carlos Eduardo López de la Cerda y Bárbara Monroy Canel 

Junio 2018

Holanda no calificó para el Mundial de Rusia 2018. La selección holandesa, tres veces subcampeona mundial, no podrá presentarse este año y tendrá que ver el gran torneo por televisión. Pareciera que su grandeza terminó cuando no pudo anotar los siete goles que necesitaba contra Suecia o desde que se perdió la Eurocopa en Francia 2016.

La reciente caída de este gran equipo deja en el olvido sus grandes triunfos de cuando se bautizaron como la Naranja Mecánica y los autores del «futbol total». Sin embargo, existen elementos intrínsecos a esta selección, más significativos que el hecho de no presentarse en Rusia para el Mundial. El futbol ha sido sinónimo de identidad, de arte, de inclusión en la sociedad holandesa. Por lo tanto, el no haber calificado para este verano no significa haberlo perdido todo para los holandeses; el futbol es un distintivo de este país y tiene un nombre y apellido distinto cuando hablamos de La Oranje.

Consideramos dos factores que explican la definición de la identidad nacional por medio del futbol. En primer lugar, el futbol ejemplifica la manera en la que los holandeses perciben el mundo; y cómo, mediante este mismo deporte, lograron exportar la grandeza de su equipo y de lo que implica ser holandés. En segundo lugar, el futbol es considerado como un elemento que da inclusión dentro de la sociedad holandesa y, en consecuencia, nace un orgullo nacional.

El futbol holandés como arte 

El concepto de futbol total característico de la selección holandesa de la década de 1970 comenzó a sumar adeptos en todas las esferas de la sociedad. Esta innovación estaba basada en posiciones, juego en conjunto, posesiones largas, presión en defensa, sincronización del aparato defensivo para lograr la trampa del fuera de lugar y un complejo, pero efectivo, método de rotación de jugadores por todo el campo. Así, Holanda se colocó entre las primeras selecciones del futbol internacional en los Mundiales de 1974 y 1978. El más talentoso de esta generación, Johan Cruyff, y el técnico Rinus Michels pronto se volvieron los elementos más populares de este concepto revolucionario.

David Winner argumenta porqué fue en particular esta selección y no otra la creadora del futbol total: «La respuesta podría estar en que los holandeses piensan de forma innovadora, creativa y abstracta sobre el espacio». El futbol total fue construido en una nueva teoría del espacio flexible […] fue una revolución conceptual basada en la idea de que el tamaño de cada terreno podía ser alterado por el equipo que jugara en él. Desde comienzos de la década de 1960, la arquitectura estaba viviendo su propia transformación. Las nuevas construcciones ya no podían seguir los modelos clásicos de figuras estáticas y funciones predeterminadas.

La mentalidad era diferente, citando a Aldo Van Eyck: «Todos los sistemas deberían estar familiarizados entre ellos, de tal manera que su integración e impacto puedan ser apreciados como un solo sistema complejo». Ya no era suficiente hablar de urbanización, medio ambiente y energía; era necesario un nuevo tipo de urbanización total, medioambiente total, energía total, en conjunto, arquitectura total. Rinus Michels, el Director Técnico del Ajax y de la selección holandesa, siguió el mismo camino que el nuevo grupo de arquitectos, construyó un equipo de jugadores completos, integrados y familiarizados con un mismo sistema de juego, la Holanda de la década de1970 era un sistema complejo.

La forma en que se debatía el futbol dentro de los vestidores holandeses replicaba el más fino lenguaje de la pintura y las artes. El artista Jeroen Henneman hace la conexión de forma explícita: «El futbol siempre ha sido inconscientemente sobre el espacio. Los buenos jugadores son los que siempre instintivamente encuentran posiciones para recibir el balón en el espacio. El gran cambio del futbol holandés ocurrió cuando estas ideas se convirtieron en palabras, cuando Cruyff y Michels empezaron a hablar sobre el espacio. Nadie lo había visto así antes». Siguiendo su argumento, lo novedoso del futbol total fue algo más que la noción de espacio, fue la verbalización de este y la propuesta de estrategias para usarlas durante los juegos. Dos de los compañeros de Cruyff durante esta época, Ruud Krol y Barry Hulshoff confirman esto. De acuerdo con este último: «Todo era sobre hacer espacio e ir al espacio. Era un tipo de arquitectura en el campo».

Es ingenuo creer que Cruyff o Michels decidieron jugar así al futbol después de ver ballet, o un edificio. En vez de esto, consideramos que la forma en que evolucionó el futbol holandés y sobre todo la conexión que tuvo con los hinchas fue una clara manifestación cultural. Rudi Fuchs, Director del Museo de Arte Moderno de Ámsterdam, lleva aún más lejos este argumento mencionando que «cada país y cultura tiene su propia manera de ver el mundo». La idea sigue cuando aclara que «los psicólogos niegan que esas diferencias existen, pero las hay en la cultura y el arte holandeses. Pregunta a cualquier holandés que dibuje el horizonte y dibujarán una línea recta. Si tú preguntas a alguien de Yorkshire o de la Toscana o de cualquier otro lado, tendrá montes y relieves. […] Esos cambios climáticos y geográficos dan forma a diferencias estéticas que inevitablemente se reflejan en el futbol».

La percepción que tienen los holandeses del mundo fue directamente utilizada por los creadores del futbol total para diseñar su estrategia de juego. Fue a partir de esta técnica y desde de la década de 1970 que los holandeses exportaron su manera de jugar a nivel internacional. Sin embargo, indirectamente estaban transmitiendo su manera de percibir el mundo, y con ello se definían frente al mundo con una sola identidad holandesa.

Potencia exportadora hoy y desde el siglo de oro XVI y XVII

El posicionamiento de la selección holandesa en la esfera internacional definió su identidad nacional a partir de la década de 1970. La derrota de 1974, ya mencionada previamente, no fue motivo de decepción. Por el contrario, propició la «transformación naranja» que subsecuentemente sería considerada típica de Holanda.

La grandeza del futbol total fue tal que se creó una escuela particular para exportar las técnicas de la selección holandesa a distintos países; como consecuencia del reconocimiento internacional que ya tenían. Este hecho marcó la propia concepción del papel de los holandeses en el mundo; se veían como un pequeño país que no quería jugar conforme a las normas establecidas por las grandes potencias del futbol. De acuerdo con el reportero David Winner, su propio estilo refleja la cultura holandesa: Cruyff y sus colegas cambiaron las dimensiones del campo de juego, así como los holandeses siempre han buscado alterar las dimensiones físicas de la propia Holanda.

Algunos entrenadores holandeses como Van Gaal y Hiddink, exfutbolistas como Gullit y Rijkaard entrenaron equipos en el exterior. Guiaron equipos como Australia, Corea del Sur y Trinidad y Tobago al Mundial de 2006. Esto demuestra el impacto que han tenido a nivel mundial por medio de la dutch school. Este logro internacional se volvió esencial para el mantenimiento del orgullo nacional futbolístico. Sin embargo, este fenómeno, producto de la globalización, plantea una amenaza a la autodefinición nacional de cada Estado.

En el caso de Holanda, los académicos han concluido que la globalización incrementa la necesidad de sentimientos de comunidad, mientras que el futbol compensa esta pérdida de identidad nacional. Ha contribuido a la creación de la «cultural del futbol» holandesa, sustentada por la memoria de los logros pasados, por sus ejemplares más influyentes ritualizados en la manera en que los holandeses participan y hablan acerca de su papel en la competencia internacional. Todo este discurso enmarcado como un estilo distinto que refleja sus cualidades nacionales y celebrado como una marca de la grandeza holandesa en la arena internacional del futbol.

El futbol como símbolo de inclusión para lograr una sola identidad

Los Países Bajos son uno de los Estados europeos con mayor proporción de inmigrantes y, por lo tanto, con ciudades mayoritariamente cosmopolitas. Sin embargo, estos hechos despiertan un debate político respecto a la identidad nacional. Principalmente, existe una creciente ansiedad pública acerca de los inmigrantes y sus efectos en las comunidades locales. Se ha propuesto la «identificación plural» como una manera de moldear la identidad nacional; esta consiste en una noción de identidad nacional basada en intereses y experiencias, normas y sentimientos de orgullo nacional.

La identificación plural se logra por medio de la identificación emocional que consiste en un sentido de pertenencia y un sentimiento de conexión, no solo con otras personas o grupos, sino con el país. En los Países Bajos, el futbol es una manera por medio de la cual se ha logrado esto; puesto que, de acuerdo con Matthijs van Wolferen «no existe, fuera del futbol, tal cosa como el orgullo holandés». A los jugadores de los equipos de cada ciudad se les dieron demarcaciones como Utrechtenaars, Rotterdammers y Amsterdammers que reforzaban la idea del futbol como una actividad ligada a la identidad y como un evento de importancia más allá del individuo o el club. Sin embargo, cuando los equipos nacionales viajaban al extranjero, ya no tenían sus demarcaciones, más bien eran vistos como los compatriotas. 

Conclusión

El arte e innovación de la Naranja Mecánica y el futbol total fueron un reflejo de la identidad holandesa. El espacio, el paisaje y una sociedad en movimiento marcaron en Cruyff y Michels una nueva forma de hacer futbol. El experimento fue exitoso y consiguió exportar todo un sistema de juego. La cultura del futbol sirvió como mecanismo de cohesión social que ligó a generaciones enteras incluyendo a diversas comunidades. En víspera del Mundial de Rusia 2018, la sociedad se enfrenta a un sentimiento de vacío. Como todo evento deportivo, la selección se enfrentó a situaciones adversas que lo dejaron fuera de la competencia. El recuerdo de Cruyff y Michels vendrá a la mente de los holandeses en forma de la naranja ausente.

 

CARLOS EDUARDO LÓPEZ DE LA CERDA y BÁRBARA MONROY CANEL son estudiantes de la licenciatura en Relaciones Internacionales en el ITAM. Sígalos en Twitter en @KennyLdc y en @CanelMonroy.

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One Response to Holanda, la naranja ausente

  1. Carlos Mondoy Mújica dice:

    Me parece muy completo el artículo que escribiste te felicito, ojalá que esté sea el inicio de muchos artículos que puedas compartir sola o con colaboración de alguno de tus compañeros, en hora buena

    Saludos Barby

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