México elige a su primera mujer presidenta

6 junio, 2024 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 907

¿Qué significa para la violencia de género y la crisis de inseguridad del país?

Blu Radio

logo fal N eneGema Kloppe-Santamaría y Julia Zulver

Junio 2024

El domingo 2 de junio de 2024, México eligió a su primera mujer presidenta: Claudia Sheinbaum. Simbólicamente, esto representa un enorme salto para las mujeres en México. Mientras que el país ha sido un precursor regional en términos de la participación de las mujeres en la política, su cargo político más poderoso nunca ha sido ocupado por una mujer. Su victoria no debe ser examinada de manera aislada. Es resultado de los extraordinarios cambios sociales, institucionales y culturales que el país ha experimentado en cuestiones de paridad de género y de participación de las mujeres en cargos públicos.

Dicho esto, Sheinbaum hereda un país convulso y con retos complejos, que van desde el crimen hasta el crecimiento económico, desde una crisis de derechos humanos hasta los impactos del cambio climático, que son cada vez más intensos.

En términos de seguridad, los homicidios, las desapariciones, las extorsiones y los feminicidios representan retos enormes que deben ser abordados mediante el fortalecimiento del sistema de justicia y las fuerzas policiacas. Aunque Sheinbaum ha prometido atender algunas de las raíces institucionales y sociales de la inseguridad, también ha expresado su decisión de continuar con las estrategias de seguridad del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, incluyendo la militarización de las funciones de seguridad pública.

Ante la creciente evidencia sobre los efectos perjudiciales de las políticas de seguridad del gobierno actual, ¿redirigirá la primera mujer presidenta de México la respuesta estatal contra la violencia y el crimen?

El país que hereda Claudia Sheinbaum

Sheinbaum llegará a la presidencia en uno de los periodos más violentos que México ha experimentado. Recientemente, hubo una relativa disminución en las tasas de homicidio, pero el número de personas asesinadas anualmente en México continúa en niveles elevados históricos. En números absolutos, el sexenio de López Obrador ha sido el más violento en la historia del país. Desde el momento que tomó protesta hasta diciembre de 2023 se registró un total de 166 193 víctimas de homicidio.

Las desapariciones también han ido al alza en los años recientes. Sheinbaum, como su predecesor, tiene una relación complicada con los colectivos de víctimas que buscan a sus familiares desaparecidos y asesinados. De manera controversial ha dicho que las desapariciones son perpetradas únicamente por grupos criminales y no por el Estado, un argumento que ha sido fácilmente refutado por la evidencia presentada por organismos internacionales de vigilancia de los derechos humanos.

Las implicaciones de la crisis de seguridad en México van más allá de los factores de los derechos humanos. Bajo el mandato de López Obrador, el ejército ha sido desplegado en el país en niveles históricos. A pesar de esa militarización, muchas partes del país continúan experimentando violencia extrema en manos de organizaciones criminales, y un reciente estudio documentó una “incómoda coexistencia” entre los comandantes militares y los grupos criminales en ciertas regiones de México. Los grupos criminales están fragmentados, y su nivel de penetración y de control es significativo y profundamente inquietante. La extorsión ha crecido a nivel local, y reportes recientes sugieren que todos, desde los vendedores de tortilla hasta propietarios de pequeños negocios, están siendo atacados.

La violencia y la inseguridad tienen un componente de género. Los feminicidios son la expresión más visible y dramática de las muchas caras de la violencia y la inseguridad que las mujeres enfrentan día con día. En lugar de ser el resultado inevitable de la llamada cultura “machista” del país, el incremento de feminicidios y desapariciones de mujeres está conectado al amplio contexto de inseguridad y al escenario donde la militarización ha incrementado la vulnerabilidad de mujeres y niñas frente a la violencia.

Políticas de seguridad bajo el mando de Sheinbaum

Sheinbaum ha reconocido la inseguridad y la violencia como retos centrales para la estabilidad política y social del país. También ha reconocido que los feminicidios y que la violencia por razón de género son un componente clave del contexto de la inseguridad de México. Aun así, las propuestas que ha presentado hasta el momento no logran incorporar una visión de género y derechos humanos que pueda alejar al país de los enfoques militarizados y punitivos que han llevado a la crisis actual.

Por ejemplo, la estrategia de seguridad que presentó durante su campaña incluye cinco áreas principales, como atender las causas sociales de la inseguridad, consolidar a la Guardia Nacional, fortalecer la capacidad estatal para investigar y recolectar inteligencia, mejorar la coordinación entre la policía estatal y las fiscalías, y reformar el sistema judicial.

Mientras que algunas de estas áreas podrían, en efecto, convertirse en políticas de seguridad que impulsen las reformas institucionales y las transformaciones sociales que el país necesita desesperadamente, otras probablemente reproducirán los mismos errores del pasado. Notablemente, la consolidación de la Guardia Nacional está prevista en el marco de la continua militarización de la provisión de seguridad pública, en detrimento de programas de prevención, mecanismos de justicia alternativa, o el fortalecimiento de la policía a nivel estatal y local. La militarización ha profundizado las violaciones a los derechos humanos, desde el uso de la tortura, las desapariciones y las detenciones arbitrarias. Sin controles civiles claros, estas violaciones continuarán ocurriendo. La propuesta de Sheinbaum acerca de la creación de programas sociales para reducir el crimen, particularmente entre los jóvenes, es más prometedora. De cualquier manera, el éxito de estos programas en la reducción del crimen y la prevención de la violencia es difícil de calcular, particularmente en el corto y el mediano plazo.

Uno de los puntos ciegos clave en las propuestas de seguridad de Sheinbaum es reconocer que, para abordar la violencia de género y la violencia de manera más amplia, el país necesita desmilitarizarse.

Parte del problema de las propuestas de seguridad de Sheinbaum es que son contradictorias, en el mejor de los casos, y, en el peor, parecen ser eco o réplica de las fallidas estrategias de seguridad de López Obrador. Por ejemplo, hablando de feminicidios, Sheinbaum ha propuesto que todos los homicidios contra las mujeres sean investigados como feminicidios y ha sugerido que cada estado en México deba tener una fiscalía especializada para abordar el problema. La evidencia ha demostrado que es necesaria una armonización legislativa del delito de feminicidio y que las fiscalías especializadas han tenido un efecto positivo en la investigación de este tipo de crímenes, por lo que estos pasos van en la dirección correcta. Sin embargo, incluso si ambas medidas fueran implementadas bajo el mandato de Sheinbaum, la actual militarización del país, junto con los niveles de letalidad, impunidad y violaciones de derechos humanos que el ejército ha generado, deshará o socavará cualquier efecto beneficioso de estas políticas. De hecho, uno de los puntos ciegos clave en las propuestas de seguridad de Sheinbaum es reconocer que, para abordar la violencia de género y la violencia de manera más amplia, el país necesita desmilitarizarse.

¿Qué sigue?

Cuando se trata de la crisis de derechos humanos, la evidencia muestra cómo la militarización engendra más violencia. Desde 2007, y específicamente en los últimos 6 años, la tasa de feminicidios y de desapariciones de mujeres se ha disparado. De esta manera, el actual respaldo de Sheinbaum a la militarización de la seguridad pública y otras funciones actuará en contra de cualquier avance que busque hacer en términos de reducción de la violencia de género.

Dicho esto, esta elección representa un momento crucial para México, aun si Sheinbaum tiene un entendimiento o compromiso limitado con una agenda basada en la perspectiva de género. Su elección refleja la increíble transformación social, cultural e institucional que el país ha logrado. Es el resultado de la lucha de miles de mujeres que han trabajado por décadas no solo por tener voz y representación, sino por poder tomar decisiones en los niveles más altos.

 Sheinbaum gobernará un país donde las mujeres, los colectivos de víctimas y de feministas forman una masa crítica que demandará de ella políticas más justas e integrales. Aunque su gobierno carezca de una perspectiva de género coherente, Sheinbaum tendrá que dialogar y comprometerse con aquellos elementos de la sociedad —en la sociedad civil, la academia, el periodismo y los partidos políticos— que pasarán los próximos 6 años movilizándose por justicia de género y haciéndola responsable ante las mujeres de México.

GEMA KLOPPE-SANTAMARÍA es investigadora global en el Instituto México del Wilson Center. Sígala en X en @GemaKloppe. JULIA ZULVER es investigadora Marie Curie en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Escuela de Estudios Globales y de Área de Oxford de la University of Oxford. Sígala en X en @JZulver. Este artículo fue publicado originalmente en inglés por el Wilson Center y fue traducido por Andrea Martínez González.

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