¿Un mundo sin esperanza?

18 mayo, 2015 • Asuntos globales, Entrevistas, Europa, Latinoamérica, Portada, Regiones • Vistas: 6626

Entrevista FAL al sacerdote Flor María Rigoni, fundador del Albergue Belén para migrantes.

FAL / Andrea Ochoa

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avatarDefault Gerardo R. Valenzuela

Mayo 2015

En un mundo plagado de interrogantes y cuyas respuestas parecen diluirse en el diario acontecer, la mirada de la fe permite observar las problemáticas con una visión esperanzadora, sobre todo cuando esa fe va respaldada por obras que se traducen en beneficio para ciertos grupos vulnerables. Es por eso que Gerardo R. Valenzuela, productor editorial de Foreign Affairs Latinoamérica, se reunión con el presbítero Flor María Rigoni, fundador del Albergue Belén para migrantes de Tapachula, Chiapas, para dialogar sobre el fenómeno migratorio en el sur de México, sobre el problema de los derechos humanos en el país y sobre los riesgos que corren los sacerdotes al ejercer sus ministerios en comunidades en conflicto.

Foreign Affairs Latinoamérica – Mucho se habla del problema de la migración ilegal en el norte de México, pero por años la frontera sur permaneció fuera del debate regional sobre el tema. ¿Cuál es la situación de la migración en la frontera sur del país?

P. Flor María Rigoni – En este momento la frontera sur es uno de los centros neurálgicos de interés, si no mundial, de Estados Unidos y de Europa. Tenemos un promedio de tres entrevistas y solicitudes de periodistas de televisión a la semana. Se hacen documentales. ¿Por qué? Porque la frontera sur se está volviendo uno de los eslabones más débiles de la cadena de migración.

Hay intereses distintos que llevan a lo mismo. Hay visitas continuas. Por ejemplo, el Embajador de Estados Unidos en México vistió dos veces el albergue (en Chiapas), algo que nunca había pasado. (Vino al estado) el número uno de aduanas, el número dos del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE), dos generales, uno de Washington, de ahí del Pentágono, sobre seguridad. ¿Por qué? Tú sabes que la fuerza de una cadena está en su eslabón más débil y el sur de México está cambiando el rostro de la migración porque se están infiltrando verdaderos agentes del crimen organizado.

Me duele decirlo porque la migración, por lo general, no es así. Pero Centroamérica es una guerra civil no declarada. Puede explotar de un momento a otro, pero sería simplemente reconocimiento de algo que ya se está llevando a cabo. Como se ha presentado ante la Organización de las Naciones Unidas, los dos países más violentos del mundo están en Centroamérica. Además, en el sur de México hay una zona indígena muy fuerte, hay culturas distintas de las del centro y norte de la República, y hay una frontera imposible de controlar. Si no pudieron controlar la (frontera) del desierto, menos los 920 kilómetros de jungla tropical.

 

FAL / Andrea Ochoa

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FAL – ¿Y se están asumiendo las responsabilidades correspondientes?

FMR: Hasta Calderón, claramente (se asumieron responsabilidades). Al comienzo de este nuevo gobierno también los encuentros fueron al mismo nivel, abiertos, tratando de dar respuestas. Pero, lo que estoy viendo es que no se está dando continuidad de nada. Al contrario, me parece casi un camuflaje que se está tratando de dar.

En cuanto a Centroamérica, la verdad es que no se está moviendo en la dirección correcta. México, tengo que reconocerlo, está dando el primer paso. Con Guatemala acordaron otorgar permisos para trabajar en los cinco estados del sur. Yo sé de muchos migrantes que van a trabajar a Cancún, a los empleos que desechan los locales. Se decía en una reunión con el Presidente de El Salvador que probablemente en febrero se establezca un tipo de cédula (permiso de trabajo) para los salvadoreños. También para México la frontera sur ya es considerada un puerto de entrada, porque muchos ya ni piensan ni planean llegar a Estados Unidos, sino que ahora México es su destino. Y es lógico: comparten un mismo idioma y no hay una persecución, una cacería como en Estados Unidos.

Lo que me está interrogando en estos días es que el flujo migratorio, aún no se ha calculado en enero, pero en comparación con otros años estamos muy por debajo del promedio de niños no acompañados. En 2014 tuvimos un aumento del 25%, recibimos 5880 niños. Este año (prevemos) que caeremos un 40%, pero estamos apenas en el comienzo.

 

FAL – En México, con el caso de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, ha resurgido el tema de los derechos humanos. Sin embargo, en ese sentido, la sociedad y el gobierno han tenido una deuda con los migrantes. ¿Cómo percibe la situación de los derechos humanos en México? 

FMR – Tenemos luces y sombras. Puedo decirte que en muchos casos (las autoridades) han intervenido. Por ejemplo, en mi experiencia de 16 años en Tapachula, a los centroamericanos, sobre todo guatemaltecos, que trabajan en las fincas o en cualquier trabajo, cundo van a la Comisión de Conciliación y Arbitraje siempre les han dado razón y han exigido que se les pague. Tengo muchos otros ejemplos.

El principal problema es que en la mayor parte de los casos no se hace nada porque (las víctimas) no quieren denunciar. Entonces, tú sabes que a nivel legal habias corpus. Últimamente, también la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y las comisiones estatales han perdido mucho, y no tanto por la fuerza. Yo creo que han perdido también el rumbo. Y hago una observación muy fuerte: yo desde afuera, te digo, no existe en México un sistema judicial confiable, porque la gente no tiene absolutamente la confianza para denunciar. La falta de un sistema judicial confiable a nivel territorial es una de las causas que se exponen en la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados.

 

FAL – En diciembre de 2014, Barack Obama firmó una acción ejecutiva sobre migración. ¿Esto despertó un poco la esperanza de los migrantes? ¿Cómo percibieron esta decisión del Presidente de Estados Unidos?

FMR Desde el punto de vista del fútbol te diría que fue como mandar el balón a tiro de esquina. Cuando no podía más aventó el balón a donde fuera. Al final, fue una movida inteligente que no resuelve la problemática. Es como si me dieras, como buen italiano que soy, una copa de vino a la mitad. Oye ¿a la mitad? Pues bueno, déjame tomármela a la mitad, porque no te la voy a dejar solo porque no me la das llena. Sin duda causó cierta tristeza porque no fue como la gran amnistía de 1987 y también por el momento que se vivía.

 

FAL / Andrea Ochoa

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FAL – Por otra parte, en el Reporte Anual 2014: El riesgo de ser sacerdote en México, realizado por el Centro Católico Multimedial, señala que México se ha convertido en uno de los países más peligrosos en Latinoamérica para ejercer el sacerdocio. ¿Qué opina al respecto? 

FMR – Tal vez (es peligroso) en algunas partes de Latinoamérica. Por ejemplo, en Colombia es muy difícil, pero no hay comparación con los riesgos que se corren en otros lugares del mundo, como en el Medio Oriente, en Camboya, o en Nigeria. Algunas veces son exageraciones mediales y en otros casos tenemos que ver el momento (el contexto), como en el caso de Guerrero.

Al final, el riesgo depende de cómo tú ataques, de cómo tú dialogues. Muchas veces en nuestra defensa de los derechos humanos, cuando estás enojado y te sientes a una mesa de convenio, de negociación, con la espada desenvainada, evidentemente el otro saca la bazuca.

 

FAL – ¿Pero existen riesgos de ejercer el sacerdocio de esta manera tan activa en una sociedad como la mexicana? 

FMR – Si quieres ser fiel al Evangelio tienes que ser, en un momento u otro, profeta. Y el profeta nace y muere solo y fuera de su casa.

 

FAL – Actualmente vemos a un mundo que parece estar de cabeza: con guerras, pandemias, ataques terroristas, etcétera. ¿Cómo en un mundo convulso y desesperanzado, y lo cito, «inventar día tras día los motivos de nuestra esperanza»?

FMR En un mundo de cabeza -muy bonita imagen- si tú te pones de cabeza lo ves derecho. Tienes que partir de ahí. Socavar. Ves el mundo de cabeza porque te pones afuera, pero si te pones de cabeza con él vas a poder ver por donde está la salida. Mao Tse-Tung decía que necesitamos de los pájaros que vuelan alto, que no entran a la batalla, pero que nos dicen de dónde viene el enemigo, en dónde están las salidas o las fugas. Debemos tener gente que mira más allá. Y cito un proverbio árabe: «hace más ruido un solo árbol que cae, que toda una floresta que crece».

 

Gerardo R. Valenzuela es Productor Editorial de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @ForeignAffairsL.

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