Latinoamérica en el radar de los drones

1 mayo, 2014 • Artículos, Latinoamérica, Portada, Sin categoría • Vistas: 4822

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Mayo 2014

Existe un marcado tabú sobre los drones y la tecnología militar. Hay una imperante preocupación por su uso e implicaciones estratégico-militares y de opinión pública que convocan un mayor grado de análisis. No obstante, Latinoamérica se encuentra en el radar de los drones y es en dicha región donde la especulación junto a la incertidumbre forman una amalgama que genera incomprensión y en algunos casos terror.

20 Minutos

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No son tan nuevos como parecen

Los desarrollos tecnológicos en materia militar responden a necesidades estructurales de la guerra, la estrategia y la disuasión. Logran reconfigurar la correlación de fuerzas y balancear en determinados momentos el equilibrio de poder bajo dinámicas específicas.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, ante las necesidades en materia de artillería en el entrenamiento de operadores de cañones antiaéreos, se empezaron a usar pequeños elementos propulsados manualmente que lograban mantenerse en el aire mientras los operarios afinaban puntería y destreza en la localización de elementos enemigos.

En ese sentido, una de las principales empresas estadounidenses, General Motors, elaboró en 1917 un torpedo aéreo capaz de ser dirigido desde mandos remotos y caer en zonas específicas activando su capacidad destructiva. No obstante, según los registros militares, o fue usado en ninguna confrontación militar.

Plane a Day

Plane a Day

El periodo de entreguerras (1918-1939) fue un escenario plausible para los bandos en el desarrollo, evolución y generación de capacidades en materia bélica. En 1933, se realizó uno de los experimentos más revolucionarios en esta materia y es el punto de inflexión para los futuros desarrollos. La Armada británica empleó un prototipo llamado «la abeja reina» controlado remotamente desde las fragatas y que también fue usado como blanco para prácticas de tiro. Posteriormente, en 1940, el Radioplane OQ-2 de diseño y tecnología estadounidense fue usado por primera vez para el entrenamiento de los pilotos de la fuerza aérea. Este elemento fue producido a escala justo después del bombardeo nazi a Róterdam en mayo de ese año.

Hasta ese momento, la tecnología primitiva en elementos dirigidos remotamente no se empleaba como instrumento disuasivo en el campo de batalla. Su uso era netamente instructivo. Sin embargo, durante la guerra, sí fueron empleados para fines destructivos. La Alemania nazi desarrolló armas dirigidas por radio que fueron utilizadas con éxito contra buques de guerra especialmente en el Mediterráneo. Evidentemente los Aliados no iban a quedarse atrás en la brecha estratégica que traía consigo el uso de esos elementos. Estados Unidos, por ejemplo, fabricó el Interstate TDR, uno de los primeros aviones no tripulados que iba a operar en el teatro del Pacífico para tener vigilado a los japoneses.

De ahí en adelante, en el contexto de Guerra Fría, los niveles de comparación en términos de simetría armamentista y el dilema de seguridad por la investigación y el desarrollo de armas de precisión conformarían el marco del pulso estratégico entre los dos bloques.

Código Espagueti

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Latinoamérica, drones y seguridad regional

Los drones están asociados a la lucha contra el terrorismo. Son instrumentos viables teniendo en cuenta que poseen la naturaleza de estar en zonas de difícil acceso o de alto riesgo. También, al no requerir el manejo de un piloto a bordo, eliminan el peligro de ser abatidos en zona de combate y reducen el margen de imprecisión en la consecución de objetivos militares. No obstante, ante la opinión pública internacional, el uso de estas herramientas ha tenido mayor alcance y controversia gracias al abatimiento de algunos líderes terroristas de Al Qaeda, tales como Said al Sheri en Yemen, Abu Yahya al Libi en Pakistán, Fahd al Quso en el golfo de Adén, Badar Mansoor en Miranshah, Anwar al Aulaqi en Yemen y el reconocimiento de la ubicación de Osama bin Laden en Pakistán que arrojó como resultado su neutralización por fuerzas especiales estadounidenses.

Latinoamérica no es ajena a este tipo de acontecimientos. No obstante, ha estado alejada de las preocupaciones mundiales, aunque ha empezado a construir e importar estas herramientas en aras de la seguridad nacional y regional. Todo parece indicar que la multiplicidad de las amenazas le ha dado una nueva dimensión a las cuestiones de seguridad en América Latina. Al no existir un régimen internacional que regule universalmente el uso de los drones, genera cierta incertidumbre sobre su uso legítimo y legal, teniendo en cuenta la diversidad de implicaciones éticas en la responsabilidad del control de este tipo de naves. En cuestiones de poder y seguridad, si no hay marcos normativos todo es permitido. Los vacíos legales pueden activar y generar una escalada en el dilema de seguridad latinoamericano.

Los del Vaso Rojo

Los del Vaso Rojo

Por otro lado, la región comprende diversas manifestaciones de amenazas que son desbordadas más allá de las fronteras de los Estados. Desde cuestiones terroristas, manifestaciones violentas y vigilancia militar de otros Estados, hasta cuestiones de seguridad ciudadana y reconocimiento de áreas de difícil acceso, los países de la región han empezado a montar planes, investigaciones e implementaciones de aeronaves no tripuladas para esos fines. La tecnología y las nociones estratégicas de este tipo dejaron de ser un asunto exclusivo de Estados Unidos y las demás potencias.

Por ejemplo, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal de México comenzó a poner en vuelo drones para vigilar las protestas de 2013. También, adquirió el Hermes 450 con tecnología israelí para monitorear su frontera norte y mitigar las cuestiones del narcotráfico. A su vez, Brasil desarrolló y compró casi una veintena de estos artefactos, pues su política de seguridad ciudadana está encaminada a prever y actuar sobre cuestiones que desestabilicen el orden público, así como el monitoreo constante de la región del Amazonas. De hecho, la Copa Mundial de la FIFA y los Juegos Olímpicos serán un desafío para comprobar la eficacia de los drones.

EFE

EFE

Ecuador es otro actor clave en estos asuntos. Cuenta con seis IAI Heron para operaciones de interdicción en el Pacífico. Su diseño de seguridad nacional con el empleo de los drones tiene que ver con las dinámicas del narcotráfico y del crimen organizado. Uno de los casos que se resaltan en esta materia es el de Colombia. Este país ha dejado de importar esas aeronaves para empezar a construir los propios. Su lógica atraviesa por un momento crucial en la transformación de sus fuerzas militares y en la renovación estratégica, táctica y operativa.

Colombia, Brasil y Perú entienden que poseen amenazas comunes y compartidas. Han logrado entablar diálogos estratégicos entre la armada y la fuerza aérea de cada uno para monitoreos fluviales y la vigilancia de la región del Amazonas. Aunque, si bien no existe un código de conducta universal para esta dimensión de la seguridad, los patrones de comportamiento sobre el uso de esos elementos aluden a simples asuntos de control y vigilancia para alertar a los tomadores de decisiones sobre amenazas latentes. Tampoco existe una política de seguridad mancomunada entre los países de la región, pero es claro que las amenazas marchan más aprisa que las estrategias de los operadores de seguridad de los Estados.

Latinoamérica debe buscar una independencia estratégica en cuestiones de seguridad regional. Eso quiere decir que debe invertir en investigación para el desarrollo de sus propias tecnologías en dinámicas «intermésticas». No depender de la tecnología foránea es una oportunidad para ampliar el margen de maniobra en la instrucción, la capacitación y el diseño geoestratégico de los elementos cruciales de la seguridad.

CÉSAR AUGUSTO NIÑO GONZÁLEZ es maestro en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra de Colombia e investigador y asesor del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales de la misma escuela. Es estudiante de doctorado en Derecho Internacional en la Universidad Alfonso X el Sabio de España. Es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Sergio Arboleda y en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

 

 

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