Karla D. González Esquinca
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Los flujos migratorios de México a Estados Unidos siempre han sido un tema relevante en la relación bilateral entre ambos países. Aunque la tendencia de la emigración de mexicanos a Estados Unidos ha disminuido en los últimos años, en 2017 vivían ahí alrededor de 11.3 millones de connacionales. Además, México es el primer país de origen de los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia en Estados Unidos. En este escenario, la diplomacia mexicana ha tenido que replantear su estrategia de atención a la comunidad trasterrada, pues ya no se reduce a dotarla de documentación y protección básica, sino que también realiza la labor de apoyar la integración de los mexicanos en sus lugares de residencia. Actualmente, la red de cincuenta consulados de México en Estados Unidos es la más extensa del mundo.
La campaña y el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos encendieron alertas en la Cancillería mexicana, debido a sus discursos discriminatorios y amenazantes en contra de los mexicanos y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. La diplomacia consular adquirió preponderancia al emprender actividades de cabildeo con actores políticos, económicos y sociales para proteger a los mexicanos y destacar sus contribuciones al bienestar de la sociedad estadounidense -actividades semejantes a las de una embajada regional-. La estrategia actual consiste primordialmente en consolidar lazos de cooperación y entendimiento a nivel federal, estatal y local, así como con entidades privadas.
El libro La diplomacia consular mexicana en tiempos de Trump es resultado de un nutrido diálogo entre funcionarios de la Cancillería mexicana y académicos que se llevó a cabo durante la campaña electoral de Estados Unidos en 2016. Los cónsules y académicos que participaron fueron invitados a escribir ensayos sobre la respuesta de los consulados a los ataques de Trump. El libro está estructurado en dos secciones. La primera comprende interesantes ensayos sobre la actualidad estadounidense: el movimiento del nacionalpopulismo, el fenómeno de las noticias falsas y el estado actual de la frontera entre Estados Unidos y México. La segunda sección está compuesta por diez ensayos que se ocupan de diferentes actividades y visiones de la diplomacia consular, lo mismo perspectivas históricas que recomendaciones y experiencias de primera mano.
Destaca el ensayo de Jorge Schiavon y Guillermo Ordorica, quienes explican el caso de Tricamex, una iniciativa de colaboración consular entre los países del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) y México para compartir jurisdicción en Estados Unidos y potenciar su influencia. Los autores subrayan la necesidad de tener un marco normativo para articular eficazmente iniciativas reguladas de mediano y largo plazo, y no solo en respuesta a situaciones coyunturales.
También atrae el ensayo de Vanessa Calva sobre el acercamiento a socios estratégicos, como las organizaciones de minorías que tienen experiencia en cabildeo y presión política. La autora examina los contactos con organizaciones estadounidenses de diversidad sexual para tender vínculos de respeto y entendimiento con una comunidad que enfrenta grandes retos.
Ante el vacío en la bibliografía de los temas de la diplomacia consular, la lectura de este innovador libro es esencial para estudiosos de las Relaciones Internacionales y especialmente para los diplomáticos, que pueden sacar provecho de reflexiones y experiencias de primera mano para hacer frente a los retos que representa la oposición de Trump a los inmigrantes. Este libro es valioso para que
los formuladores de política exterior tracen estrategias de largo plazo a favor de los derechos, el bienestar y la integración de los mexicanos en Estados Unidos.
