La conexión México-La Habana-Washington, una controvertida relación trilateral

1 octubre, 2014 • Latinoamérica, Norteamérica, Reseñas • Vistas: 8800

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La conexión México-La Habana-Washington, una controvertida relación trilateral, Homero Campa, México, Planeta, 2014, 240 pp., MX$248.00.

Comprender cómo operan las relaciones entre los Estados es el principal objetivo de las Relaciones Internacionales. Sin embargo, en el análisis se suele suponer que el Estado es un ente monolítico con intereses unívocos y racionales. De este modo se olvida que todas las relaciones entre Estados son operadas por seres humanos. Homero Campa, al analizar la compleja relación trilateral que enlazó a Cuba, Estados Unidos y México después de la caída del Muro de Berlín, muestra que la complejidad que adquieren las relaciones interestatales se debe, más que a problemas de índole geopolítica, a complicaciones personales entre los líderes de los países. Por eso, el libro inicia con una advertencia: «no espere el lector en adelante tesis académicas sobre geopolítica».

Antes de la década de 1990, las relaciones que mantenían estos países habían llegado a un punto de equilibrio indiscutible. México dependía económicamente de su vecino del norte pero su gobierno se legitimaba mediante el discurso revolucionario del Partido Revolucionario Institucional, que brindaba su apoyo al régimen de Fidel Castro. Cuba y Estados Unidos, por otro lado, aprovechaban la cercanía que el gobierno mexicano mantenía con ambos para utilizarlo como un mediador que facilitara el diálogo entre ellos. La caída de la Unión Soviética, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la democratización del Estado mexicano rompieron el frágil equilibrio de las relaciones diplomáticas de estos tres Estados. Campa ilustra esta época de desajustes con tres episodios críticos: la crisis de los balseros, el «comes y te vas» y la crisis migratoria que enfrentó el gobierno de Felipe Calderón en 2007.

Llenan las páginas de este libro nombres de políticos del más alto nivel de responsabilidad: Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Fidel Castro, William Clinton, George W. Bush y otros. La aparición de célebres personalidades, sin embargo, no se limita al ámbito político. Gabriel García Márquez, por ejemplo, es clave para comprender la crisis de los balseros. Campa logra darle un rostro humano a las relaciones interestatales. Por ejemplo, la torpeza diplomática que exhibió el gobierno federal mexicano en el penoso episodio del «comes y te vas» resulta sumamente difícil de comprender sin conocer la historia de la animadversión que permeaba la relación entre Jorge Castañeda, el entonces canciller mexicano y el gobierno revolucionario de la isla.

Mediante la recopilación de historias contradictorias y entrecruzadas, Campa recuerda una gran verdad: las relaciones interestatales son, al mismo tiempo, relaciones interpersonales. Es cierto, conocer los contextos políticos y económicos resulta crucial para comprender las relaciones internacionales. Por ejemplo, la dimensión del problema de seguridad nacional que implicaba para el gobierno mexicano el flujo migratorio cubano en 2007 es inasible si no se sabe que grupos de delincuencia organizada que amenazaban la seguridad nacional comenzaban a controlar las rutas del tráfico de personas. Sin embargo, sostiene Campa, el resultado final de las negociaciones trasnacionales depende en buena medida de relaciones interpersonales. Olvidar que la política exterior de un país es conducida por individuos y, por lo tanto, que depende de estos, es negarse a entenderla.

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