¿El desarrollo de México en Latinoamérica? 

1 febrero, 2014 • Entrevistas, Latinoamérica, Portada, Sin categoría • Vistas: 4921

Entrevista a Luis de la Calle, director general de la consultoría De la Calle

avatarDefault Juan Ernesto Trejo

Febrero 2014

La Alianza del Pacífico se consolida cumbre a cumbre como el proyecto comercial más ambicioso de Latinoamérica. Actualmente, los cuatro miembros (Chile, Colombia, México y Perú) evalúan la posible admisión de otros dos países entre sus 25 observadores -Costa Rica y Panamá- que cumplen con los principios básicos para su anexión.

Ante esta plataforma comercial, ¿cómo se posiciona México? ¿Qué sectores de la economía se beneficiarán? ¿Qué pasará con el comercio con Estados Unidos? Y en términos regionales, ¿las economías de esta alianza son equiparables? ¿La Alianza es un contrapeso político para los países latinoamericanos del Atlántico?

Para dialogar acerca de estas preguntas, Foreign Affairs Latinoamérica presenta la #EntrevistaFAL con Luis de la Calle, quien es director general y socio de la consultoría De la Calle, Madrazo, Mancera. Fue subsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales en la Secretaría de Economía, ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Estados Unidos y coautor de Clasemediero: pobre no más, desarrollado aún no. Siga en Twitter a Luis de la Calle en @eledece y a Juan Ernesto Trejo, entrevistador, en @juanernestotg.

Foreign Affairs Latinoamérica – ¿Pueden las reformas mexicanas que se llevaron a cabo en 2013 mejorar el acercamiento con los países de la Alianza del Pacífico?

Luis de la Calle – No directamente. Las reformas del año pasado no necesariamente están inclinadas al comercio internacional, aunque sí tienen componentes relacionados a este. En ese sentido, hay una relación indirecta en donde quizá hacen a México más atractivo por el incremento de su competitividad.

FAL – Se espera que esta alianza logre promover los acuerdos de inversión, no solo entre sus miembros, sino intra-región, ¿Es posible que lleguemos a ver algún día acuerdos comerciales y de inversión entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, por ejemplo?

LC – Son dos modelos distintos. En Latinoamérica hay una competencia de visiones y formas de integración. Mercosur, por ejemplo, dice que es una unión aduanera -y no lo es estrictamente-, la Alianza del Pacífico, en cambio, no lo es. Mercosur ha resultado menos eficaz que la Alianza del Pacífico. Aquí, la gran pregunta sería si Uruguay, por ejemplo, podría ser algún día parte de la Alianza. Otra pregunta pertinente que tendríamos que hacernos sería ¿Cómo la Alianza del Pacífico va a influir en la política de Brasil?

FAL – Para la libre circulación de bienes y flujos comerciales, se están revisando los capítulos en materia de acceso a mercados y reglas de origen, cooperación aduanera, etcétera. Esto para liberalizar, de inicio, el 90% de los aranceles. ¿Qué país es más proteccionista en este sentido? Si pudiéramos escalonarlos del más al menos proteccionista, ¿cómo queda el orden de países?

LC – De los que menor protección tienen son Chile y Perú, y del otro lado curiosamente está Colombia y México. A pesar de que los cuatro son economías abiertas, podríamos escalonarlos como Colombia, México, Perú y Chile, en donde Colombia sería el más cerrado de los cuatro y Chile el más abierto de todos. Por ejemplo, Perú y Chile ya tienen acuerdo de libre comercio incluso con China.

A pesar de esto, no son directamente comparables, pues son economías distintas que están basadas en recursos naturales, mientras que México lo está en manufacturas. El punto de la Alianza del Pacífico es que hay una visión común de tener economías abiertas que fomenten el crecimiento. Regresando al tema de Mercosur, eso es algo en lo que se diferenciarían, pues ellos ven al comercio como una herramienta estratégica para negociar, en cambio, en la Alianza, el comercio es una estrategia para crecer gracias a las economías abiertas, no como el otro grupo que mantiene cerradas sus economías con el objetivo de negociar concesiones.

FAL – ¿Cómo puede la Alianza del Pacífico romper con la barrera geográfica? En específico si hablamos de la distancia que conserva México del resto. 

LC – Sin una apertura ambiciosa en materia de transporte, será difícil integrarse con países que están tan lejos. En la medida en la que la Alianza sea ambiciosa en materia de transporte, habrá más comercio entre los cuatro países actuales. Si no hay apertura en el transporte, entonces será un diálogo de sordos. En Latinoamérica hemos tenido iniciativas de apertura comercial que han fracasado porque varias no generaron una apertura comercial verdadera y porque carecían de una estrategia de transporte. En la Alianza la apertura comercial es de verdad, aunque ahora para que sea eficaz, tendrá que serlo también el transporte.

118 desarrollo-delacalle FOTO 02 (Jesús Flores)

FAL – La Alianza del Pacífico tiene un proyecto para que las PyMES de los países puedan crear una sinergia para el mejoramiento de la competitividad, intercambiar conocimiento y experiencias. Para México, ¿esto podría ser visto como una estrategia para que estas nuevas empresas comiencen a diversificarse hacia Latinoamérica, dado a que la mayoría de las grandes empresas piensa solo en Norteamérica?

LC – Creo que es una estrategia para que los pequeños y medianos empresarios se interesen en tener una estrategia en comercio internacional. No diría que los grandes están en el Norte y los chicos en el Sur. Las grandes empresas mexicanas, aunque hacen cosas en el Norte, también están en el Sur. También, con esta Alianza se generan costos de transacción, ante los cuales las empresas medianas se rehúsan a asumirlos, entonces, al promover este tipo de acercamientos entre las PyMES de los países, la posibilidad del incremento del comercio puede ser mayor al estimular su acercamiento.

FAL – El sitio oficial de la Alianza del Pacífico enumera las principales fortalezas de esta unión, tales como contar con una población joven, un PIB del 35% de todo el producto de América Latina, el 50% del comercio de Latinoamérica con el mundo, una población de 209 millones con un PIB per cápita de 10 000 dólares, o 70 000 millones de dólares en IED tan solo en 2012. Pero, siendo críticos, ¿cuáles son las debilidades de la Alianza?

LC – Lo más importante de la Alianza es su ambición. Si no es ambiciosa va a ser irrelevante. Se ha vuelto relevante porque ha sido ambiciosa, por ello su implementación también tiene que serlo. Si se logra, va a influir en la política de Latinoamérica y va a cambiar la visión que tenemos de las economías de Sudamérica. Nosotros hemos visto a esas economías como competidores y como mercados, pero no como socios. Ahora, los podríamos comenzar a ver como mercados socios. Además, si la Alianza es exitosa, podrían empezar a entrar países que no son necesariamente latinoamericanos, lo que generaría un impacto en la política comercial entre las regiones. Tal vez veremos el ingreso de Australia o Canadá, además de Panamá y Costa Rica que ya están próximos a integrarse a la Alianza. No es imposible que tengamos esta visión.

FAL – Si presenciáramos el ingreso de estos países no latinoamericanos, ¿no sería posible ver un enfrentamiento con el otro esquema comercial de la región que es el TPP?

LC – El TPP es un proyecto, la Alianza del Pacífico es un hecho. Yo creo que el TPP en 2014 tiene una probabilidad del 40%, la Alianza tiene una del 100%. Si el TPP no funciona bien, la Alianza podría convertirse en su alternativa más próxima. Otra cosa es que Colombia no está en el TPP porque no está en el APEC. Yo creo que la política de Chile, México y Perú que sí están en el APEC y el TPP debería ser lograr la incorporación de Colombia a estas dos últimas organizaciones. Esto consolidaría la visión «pacífica» de los países, en el sentido geográfico de la palabra, pero también en el sentido de la visión de la importancia del comercio para el desarrollo; para diferenciarse de los países Atlánticos del Sur, que tienen una visión más escéptica de los beneficios del comercio. El otro gran asunto es la negociación trasatlántica del Norte, en donde el único país de la Alianza que podría participar en ella es México, lo que hace una diferenciación más importante.

FAL – ¿Cómo lograr que esta Alianza se convierta en un modelo que además de crecimiento económico genere inclusión social y disminuya la brecha socioeconómica en los países que más desiguales son en estos términos?

LC – La apertura comercial tiene un impacto positivo en la igualdad, no es la solución a los problemas de desigualdad, pero ayuda. Esto porque abarata los precios de los productos que consumen las clases populares.

Por ejemplo, entre México y Estados Unidos, cuando no existía el modelo de comercio que hoy está vigente, la gente que podía viajar a Estados Unidos compraba ropa y zapatos a precios más asequibles, mientras que las otras personas que no podían viajar lo hacían en México a precios más altos. Con el comercio actual, los precios en México han disminuido, y no solo los de ese sector, sino también otros el de la carne. Esto ha tenido un impacto positivo en el nivel de ingreso por una disminución del costo de adquisición de productos de consumo necesario.

La apertura comercial también favorece a las PyMES porque pueden adquirir insumos para la producción de bienes y servicios, que de otra manera les costarían más caros. Además, la apertura comercial tiende a favorecer al insumo en el que el país es intensivo. En el caso mexicano, somos intensivos en mano de obra. Entonces, la apertura comercial favorece a la mano de obra, mas no al capital. Esas cosas, en el mediano plazo, mejoran la distribución del ingreso, aunque la gente piense que el comercio internacional agudiza la desigualdad.

118 desarrollo-delacalle FOTO 03 (Jesús Flores)

FAL – La región del Mercosur, e incluso algunos países de la Alianza, se beneficia de los precios de los commodities. Este beneficio no es eterno, por lo que podría necesitar un modelo de crecimiento basado en otras áreas. Para la Alianza del Pacífico, ¿cuáles serían estas áreas de crecimiento?

LC – Vender materias primas no es necesariamente malo. El incremento de los precios en materias primas benefician a los productores de estas. Lo que sí sucede es que genera vulnerabilidad ante las fluctuaciones de precios. Gracias a la historia sabemos que cuando hay vacas gordas se ahorra y cuando hay vacas flacas no se puede ahorrar. En una economía basada en las materias primas, cuando el precio de estas es alto, se ahorra, para que cuando esté bajo, consumas, con base en los ahorros que hiciste. Se trata de un asunto de manejo macroeconómico.

Otro tema es la justicia intergeneracional. Chile lo ha hecho bien, Noruega aún mejor, pues es un país que podría vivir sin impuestos dada la riqueza petrolera que tiene, pero, en cambio,  prefieren cobrar impuestos y tener un fondo que genere una justicia intergeneracional, para que no solo los noruegos que hoy viven se beneficien de la renta petrolera, sino también las futuras generaciones. En Chile hay una cosa similar. En México se ha intentado hacer, pero sin éxito, pues no hemos generado los superávits necesarios cuando el precio del petróleo ha estado alto, además de que, a pesar de tener petróleo, no somos realmente un país exportador de materias primas. La clave para los países que sí lo son es el ahorro cuando sus ingresos por la venta de estas materias son altos, y usar esa plataforma para desarrollarte. Se trata de utilizar ese «colchón» para comprar otros activos que permitan el desarrollo.

También el problema no es que el gasto del gobierno esté petrolizado o que dependa del cobre o la carne, sino que el gasto corriente del gobierno sea el que esté petrolizado. El punto no es dejar de exportar las materias primas, sino utilizar el ingreso que generan estas para convertirlos en activos que hagan que el desarrollo sea perdurable. Entonces, el problema no es depender de las materias primas, sino no saber utilizar el ingreso que generan cuando su precio es alto. Ahora, muy pocos países se han desarrollado con base en las materias primas. Hay países ricos que son abundantes en estas, pero se hicieron ricos desde antes. Basar el desarrollo solo en ellas es insuficiente.

FAL – Aunque se dice que es una alianza mayoritariamente económica, es inevitable ver la similitud ideológica de los países y su cercanía a Washington, con esto, ¿es posible que la creación de esta alianza sea vista como un anhelo de separación del populismo de algunos países de Sudamérica? ¿Es una alianza cien por ciento económica?

LC – Sí es una Alianza cien por ciento económica pero tiene un impacto geopolítico, porque le crea a Brasil, sobretodo, una franja alrededor con una visión totalmente distinta a la que ha tenido tradicionalmente. Brasil ha hecho dos grandes apuestas: la OMC y el Mercosur. Estas representan una apuesta que no ha rendido los frutos esperados en el sentido de que han tenido poco éxito en el avance de su apertura. En el fondo, lo que tiene que decidir Brasil es su propia integración a la economía internacional. Este país va a ser una de las grandes economías del mundo en los próximos veinte años. La pregunta será si será una de las grandes economías competitivas del planeta, y la respuesta es que no, a menos de que tenga una verdadera apertura comercial. La Alianza del Pacífico fuerza a Brasil a encarar esa pregunta. En ese sentido sí podría ser política.

FAL – ¿Diversificación hacia el sur con la Alianza del Pacífico o mayor compenetración con nuestros vecinos de Norteamérica?

LC – Ambas. México por razones geográficas, culturales, lingüísticas e históricas está en dos regiones. En lugar de ver esto como una desventaja, hay que verlo como una ventaja. No tenemos que escoger entre ser uno u otro, somos ambos, somos latinoamericanos y somos norteamericanos. México no tiene que escoger, porque no puede escoger, estamos obligados a ser ambos. Veamos esto como una gran ventaja comparativa de este país, no como una desventaja.

Incluso, si ves los perfiles demográficos para 2030 y 2040, las zonas geográficas con mayor futuro y ventaja son Norteamérica (incluido Estados Unidos) y Latinoamérica, además de la India. Hay gente que piensa que Estados Unidos tiene un problema demográfico, y no. Sí lo tiene en el corto plazo, llamado baby boomers, pero su pirámide demográfica es bastante equilibrada, porque hay inmigración y una tasa de fertilidad más alta que en Europa. México, por su lado, está en dos de las regiones. Si no nos desarrollamos es porque no queremos. Todo el resto de nuestros competidores como China, el resto de Asia, Europa y África tienen una situación demográfica con gran presión. Esta última tiene tasas de fertilidad aún altas y con una gran cantidad de niños que le hace difícil ahorrar para poder desarrollarse. México le lleva a África 20 años de ventaja, pero aún está atrás con la misma magnitud de Corea del Sur, España o Taiwán, que lograron aventajar el camino a su desarrollo por la situación demográfica. México tiene una gran oportunidad que debe aprovechar.

* Fotografías por Jesús Flores

Tags:, , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…