Aumentan las probabilidades de un conflicto nuclear

8 abril, 2019 • Artículos, Asuntos globales, Portada • Vistas: 5832

El fin del Tratado INF y la modernización de los arsenales nucleares

República

Jorge Alberto López Lechuga

Abril 2019

El 2 de febrero de 2019, Moscú y Washington anunciaron la suspensión de sus obligaciones derivadas del Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Intermedio y de Alcance Menor (Tratado INF). Ambos países justifican su retiro del Tratado acusando al otro de incumplir sus obligaciones. De mantenerse esta decisión, el 2 de agosto de 2019 dejaría de existir un instrumento jurídico que garantizó la eliminación de 2692 misiles nucleares en menos de 5 años y que contribuyó a terminar con la carrera armamentista de la Guerra Fría, al menos en términos cuantitativos.

Algunos especialistas afirman que la cesación del Tratado INF iniciará una nueva carrera armamentista nuclear. Yo no concuerdo con eso. La suspensión del INF es la confirmación de una nueva etapa de la carrera armamentista caracterizada hoy, no por el aumento cuantitativo de los arsenales nucleares sino por su constante mejora cualitativa. El programa de modernización de arsenales de Estados Unidos y la nueva doctrina nuclear del gobierno de Donald Trump, hecha pública en su Nuclear Posture Review (NPR) en febrero de 2018, aumentan la probabilidad del uso de estas armas de destrucción en masa. Aunado a ello, Estados Unidos y Rusia no son los únicos actores con potencial nuclear relevante, China también es un protagonista en el desarrollo de nuevas tecnologías relacionadas con las armas nucleares.

El Tratado INF

Mediante el Tratado INF, firmado en 1987, las «superpotencias» se comprometieron jurídicamente a destruir y a renunciar de forma permanente a todos sus misiles, nucleares y no nucleares, fabricados para ser lanzados desde tierra con un alcance de entre 500 y 5500 kilómetros. La iniciativa de negociar el Tratado INF se remonta a una crisis sucedida en Europa. A mediados de la década de 1970, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) emplazó misiles SS-20 en Europa del Este. El SS-20 era capaz de contener múltiples ojivas nucleares y tenía el rango necesario para alcanzar a cualquier país de Europa Occidental. La Organización del Tratado del Atlántico Norte respondió con una estrategia que contenía dos elementos: negociaciones para el control de armamentos con la URSS y el emplazamiento en Europa de misiles Pershing II de Estados Unidos.

Los misiles nucleares emplazados en Europa, tanto de la URSS como de Estados Unidos, representaban una alerta de guerra nuclear debido a su tiempo corto de vuelo de aproximadamente 10 minutos. Mientras el tiempo de lanzamiento y de vuelo era tan bajo, existía muy poco margen de maniobra para evitar un intercambio nuclear. Además, igual que hoy, la omnipresencia del error humano y técnico en los centros de lanzamiento y monitoreo de misiles mantenía latente la posibilidad de iniciar ataques nucleares de forma accidental.

En 1985, las negociaciones para terminar la crisis comenzaron a mostrar un progreso. La URSS presentó un plan para equilibrar el número de ojivas SS-20 y de misiles Pershing II en Europa. Washington expresó interés en la propuesta soviética y las negociaciones se ampliaron en 1986 para incluir todos los misiles de alcance intermedio de Estados Unidos y de la URSS en el mundo. El 11 y 12 de octubre de 1986, el Presidente estadounidense, Ronald Reagan, y el Secretario General de la URSS, Mijail Gorbachov, se reunieron en Reikiavik, Islandia, en donde se avanzó sustancialmente en los términos del Tratado INF. Finalmente, el Tratado fue firmado el 8 de diciembre de 1987 por ambos mandatarios y el instrumento entró en vigor el 1 de junio de 1988. En 1991, la membresía del Tratado se amplió para incluir a los Estados sucesores de la antigua URSS. Hoy, Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania, que tenían instalaciones nucleares de la URSS en sus territorios, son también partes en el Tratado.

La cesación del INF significaría el fin de un valioso marco de referencia para concertar futuras reducciones de arsenales nucleares.

La Comisión Especial de Verificación del Tratado INF certificó reducciones de arsenales nucleares por medio de la observación satelital. Además, Estados Unidos y la URSS podían realizar inspecciones en las instalaciones del otro y en bases específicas en Alemania Occidental, Bélgica, Checoslovaquia, Italia, los Países Bajos y el Reino Unido.

El Tratado INF ha sido un hito en materia de reducción de arsenales pues proscribió y eliminó, para sus partes, toda una categoría de armas nucleares bajo mecanismos exhaustivos de verificación. Posteriormente, Estados Unidos y Rusia disminuyeron todos sus arsenales en más del 80% desde su punto más alto (68 317 armas nucleares en 1986). La cesación del INF significaría el fin de un valioso marco de referencia para concertar futuras reducciones de arsenales nucleares.

Las acusaciones de incumplimiento del Tratado INF

Rusia ha acusado a Estados Unidos de colocar un sistema de defensa antimisiles en Europa que también se puede usar para lanzar misiles con características similares a los prohibidos por el Tratado INF. Por su parte, Estados Unidos ha afirmado repetidamente que Rusia viola el instrumento al desarrollar un misil crucero lanzado desde tierra con un rango prohibido por el Tratado. El 2 de febrero de 2019, el gobierno de Trump formalizó la suspensión de las obligaciones de Estados Unidos con el Tratado. Poco después, el Presidente ruso, Vladimir Putin, también anunció que Rusia suspenderá sus obligaciones del Tratado.

No es necesario entrar en la discusión de si uno u otro país efectivamente ha violado el Tratado INF. Es probable que ambos lo hayan hecho. Lo que más interesa considerar es que, si Estados Unidos y Rusia están preocupados de que la otra parte no está cumpliendo con sus obligaciones, ¿por qué no recurren a las medidas de verificación contempladas en el Tratado INF para resolver la controversia? De tal manera podrían salvarlo. Al negarse a esa opción, mandan el mensaje de que no les interesa continuar con el INF.

Los programas de modernización de armas nucleares

En febrero de 2018, el gobierno de Estados Unidos publicó su NPR que detalla su plan de aumentar el papel de las armas nucleares en su seguridad nacional. La NPR llama a duplicar el gasto militar de 3% a 6.4% para modernizar su arsenal nuclear (una inversión de mil millones de dólares para los siguientes 30 años).

La NPR 2018 menciona la intención de priorizar el despliegue de armas nucleares de menor poder explosivo para incrementar la capacidad de respuesta de Estados Unidos ante un posible ataque, incluso un ataque con armas convencionales o por medios cibernéticos, y así lograr que la disuasión nuclear del país sea más creíble para sus adversarios. El problema es que mientras se desplieguen más armas nucleares con menor poder explosivo su impacto será percibido como más tolerable y la probabilidad de usarlas aumentará. Por supuesto que esto no significa que el emplazamiento de armas nucleares con alto poder sea preferible. La mera existencia de estos arsenales es un peligro en sí mismo. Si bien desde 1945 no se han utilizado armas nucleares en un conflicto, ahora es menos probable que esta situación de no uso se mantenga por mucho tiempo.

Estados Unidos justifica su nueva posición nuclear con la existencia de amenazas como armas de destrucción en masa, ataques cibernéticos y terrorismo. Si durante la Guerra Fría se contemplaba el uso de armas nucleares en caso de que la supervivencia del país estuviera en riesgo, generalmente ante un ataque nuclear, la NPR agregó nuevos escenarios que justifican el uso de armas nucleares. No menos preocupante aún, el hecho de que la NPR 2018 catalogue expresamente a China y Rusia como adversarios provocará que estos países no quieran quedarse atrás en la carrera por modernizar sus arsenales.

China y Rusia están mejorando sus armas nucleares y han producido, ensayado y desplegado más sistemas nuevos de lanzamiento que Estados Unidos en la última década. Putin anunció recientemente que Rusia está desarrollando nuevos misiles hipersónicos «invencibles» que viajarán cinco veces más rápido que la velocidad del sonido. Además, el Kremlin se encuentra adaptando su misil crucero Kalibr naval para ser capaz de ser lanzado también desde tierra y que se estima aumentará su rango de 2350 a 4500 kilómetros.

Las acusaciones de incumplimiento no son razón suficiente para terminar con el Tratado INF.

El proceso de modernización nuclear de China ha avanzado sustancialmente. De 2006 a 2017, su arsenal aumentó de 145 a 270 ojivas. Sin embargo, lo más impresionante de China es su progreso en el desarrollo de plataformas de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales y supersónicos capaces de penetrar sistemas de defensa antimisiles, lo cual hace que sus fuerzas nucleares sean cada vez más diversificadas, móviles y rápidas para responder en caso de ataque.

Desde 2007, Moscú y Washington han propuesto abrir la membresía del Tratado INF a China. Sin embargo, China no tiene ningún interés en adherirse al INF. Unirse al Tratado INF significaría que China tendría que eliminar el 95% de su arsenal.

El peligro de contagio a otros instrumentos para la reducción de arsenales nucleares

La cesación del Tratado INF podría repercutir negativamente en la continuación de otros instrumentos relevantes para el control de armas nucleares. Uno de esos instrumentos es el Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas de 2010 o Nuevo START, el cual limita las fuerzas nucleares desplegadas de Estados Unidos y Rusia a 1550 misiles balísticos intercontinentales y misiles balísticos lanzados desde submarinos y bombarderos. Aunque ambos países han confirmado el cumplimiento de las limitaciones y reducciones previstas para el 5 de febrero de 2018, Rusia continúa expresando preocupación por la conversión de algunos submarinos y bombarderos de Estados Unidos fabricados para portar armas convencionales, diciendo que no tiene forma de verificar que no puedan usarse también para armas nucleares.

En febrero de 2017, Trump llamó al Nuevo START un «mal acuerdo». Si bien la expresividad de Trump no deja de impresionar por su simpleza e inconstancia, no queda claro si Estados Unidos aceptará, como lo ha propuesto Rusia, la extensión del Nuevo START a partir de 2021. Habrá que esperar a las elecciones de Estados Unidos en 2020 para tener una perspectiva más clara del futuro del instrumento.

Conclusiones

El Tratado INF ha sido un hito en materia de reducción de arsenales pues proscribió y eliminó, para sus partes, toda una categoría de armas nucleares bajo mecanismos efectivos de verificación. La cesación del INF limitaría las perspectivas para acordar futuras reducciones de arsenales nucleares. El Tratado INF fue un logro diplomático de suma relevancia. Como afirmó Gorbachov en un reciente artículo: «La idea principal que nos guió en el camino hacia la firma del Tratado original se expresó en una declaración conjunta con Estados Unidos, adoptada en nuestra primera reunión en Ginebra en 1981: una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse».

Las acusaciones de incumplimiento no son razón suficiente para terminar con el Tratado INF. El instrumento contiene disposiciones para resolver este tipo de controversias. Si Estados Unidos y Rusia se niegan a aclarar el supuesto incumplimiento es porque no tienen interés en que el Tratado INF siga existiendo. Esta situación confirma una nueva etapa de la carrera armamentista caracterizada por el aumento cualitativo de los arsenales nucleares.

Al priorizar el despliegue de armas nucleares de menor poder explosivo y al aumentar los escenarios para el uso de armas nucleares, la nueva doctrina nuclear de Estados Unidos provocará una reacción simétrica por parte de China y Rusia. Con esto, el umbral del uso de armas nucleares se incrementa. La situación parece más peligrosa incluso que en la Guerra Fría.

Si bien la eficacia de tratados como el INF depende directamente de la voluntad política de sus partes para cumplir con sus obligaciones, este tipo de instrumentos son de suma relevancia para el régimen internacional de desarme y no proliferación de armas nucleares en el cual la gran mayoría de los países participa. Por ello, es necesario que la comunidad internacional se exprese de manera enérgica al respecto con la intención de evitar que los avances logrados se desvanezcan.

JORGE ALBERTO LÓPEZ LECHUGA es Oficial de Investigación y Comunicación del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL). Es licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y en Derecho Internacional por la Universidad Tecnológica Latinoamericana. Las opiniones expresadas en el presente artículo son única y exclusivamente del autor. Sígalo en Twitter en @jorgefellini.  

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One Response to Aumentan las probabilidades de un conflicto nuclear

  1. Joshua dice:

    Excelente!

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