Resurgimiento de las protestas sociales en Latinoamérica en un escenario de pospandemia

23 junio, 2021 • Artículos, Latinoamérica, PJ Comexi, Portada • Vistas: 1971

Ecuavisa

Andrea Navarro de la Rosa

Junio 2021

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

Poco antes de que el SARS-CoV-2 llegara a Latinoamérica, múltiples protestas sociales masivas aparecieron en la región, cada vez con más fuerza. Desde 2019, Venezuela (enero a mayo), Honduras (abril) o Perú (septiembre), entre otros más recientes, como Colombia y Brasil, han sido muestra del hartazgo generalizado de los ciudadanos hacia el gobierno en turno derivado, entre otras cosas de los efectos impositivos del sistema estructural económico y político presente desde la década de 1980: el neoliberalismo.

En ese sentido, el descontento social y la oposición política han sido los protagonistas de un fenómeno al que diversos analistas han denominado la “primavera latinoamericana”, pues el efecto contagio (observado y comprobado), así como las similitudes con la Primavera Árabe ⸺en cuestión del auge de denuncias y poder de convocatoria por medio de las redes sociales, del abuso de poder de las fuerzas policiales y de las crisis democráticas⸺, justifican el hecho de que sea ahora en Latinoamérica donde tenga lugar un cambio histórico en todas dimensiones.

Empero, a partir de la pandemia de covid-19, distintos gobiernos y sociedades (como en Hong Kong, Rusia, Alemania, Grecia, Sudáfrica, por mencionar algunos) también han tenido que enfrentar los graves efectos sanitarios, económicos y políticos que acentúan más sus diferencias históricas, causando un clima de polarización al interior y al exterior de sus Estados. Sin embargo, en Latinoamérica, el gran descontento social, las constantes crisis económicas y las causales más graves ⸺derivadas⸺ como la desigualdad, la violencia, la corrupción, el abuso de poder de las fuerzas policiales y armadas, la falta de infraestructura, y la polarización política, son los principales factores para que las protestas masivas se hayan exponenciado incluso durante los confinamientos sanitarios durante la pandemia.

Histórico y causales de las protestas sociales en la región

Sin duda, 2019 fue representativo en distintas formas, pues para muchos era el preludio a una nueva década marcada de innovaciones tanto en lo digital como en lo económico. Incluso, además de la Organización de las Naciones Unidas, otros organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y el Foro Económico Mundial, anticipaban que la década entrante sería el parteaguas para el crecimiento y el desarrollo sostenible y sustentable en el mundo. Sin embargo, la conclusión de una “segunda década perdida” en Latinoamérica distaría mucho de caracterizarse con premoniciones positivas, pues dicho cierre estaría marcado por un efecto contagio de protestas sociales, cuya raíz estaría en los estragos económicos y políticos que se venían arrastrando desde años atrás.

Así, el 23 de enero de 2019, Venezuela fue el primer país en presenciar un gran movimiento social derivado de una crisis política y parlamentaria por las elecciones presidenciales, en las que el Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se proclamaría como Presidente encargado, y diversas facciones de la oposición al reelecto presidente Nicolás Maduro saldrían a las calles para exigir un cambio en su sistema democrático, al tiempo de un levantamiento militar en abril de ese mismo año.

Más adelante, el 30 de mayo de 2019, en Honduras ⸺casi por las mismas causas que en Venezuela⸺ los levantamientos sociales fueron el resultado de la inconformidad de la población hacia la reelección de Juan Orlando Hernández, Presidente electo en abril de ese año, además de la aprobación de una serie de decretos con miras a una posible privatización del sector de la salud y la educación. No obstante, las protestas han continuado incluso después del inicio de la pandemia en la región, y el abuso de poder de las fuerzas militares y policiales del país no se han hecho esperar.

La conclusión de una “segunda década perdida” en Latinoamérica distaría mucho de caracterizarse con premoniciones positivas, pues dicho cierre estaría marcado por un efecto contagio de protestas sociales, cuya raíz estaría en los estragos económicos y políticos que se venían arrastrando desde años atrás.

Un tercer momento se registró en Perú, ya que el 30 de septiembre de 2019 una crisis parlamentaria se hizo presente luego de que el aún presidente Martín Vizcarra anunciara la disolución del Congreso, por lo que la población catalogó dichas acciones como un intento de establecer una dictadura.

En octubre de 2019, Ecuador tuvo una gran crisis social derivada del anuncio del “paquetazo”, un paquete de medidas del presidente Lenín Moreno para eliminar los subsidios a los combustibles. Las confrontaciones entre los ciudadanos y la policía se incrementaron durante casi un mes, y la presión fue tal que dicho “paquete” de reformas fue cancelado por el Presidente en turno.

Chile, uno de los países más icónicos y líder en movilizaciones sociales en la región, fue escenario de crudas protestas que iniciaron en octubre de 2019 debido al aumento del precio del transporte público de su capital. Sin embargo, este hecho anunciado por el presidente Sebastián Piñera sería el pretexto para que el hartazgo generalizado de la ciudadanía chilena se hiciera presente, pues las manifestaciones se amplificaron y las nuevas peticiones se expusieron tanto en los medios de comunicación como en las calles. Así, el caso chileno se convirtió en el claro ejemplo de activismo en redes sociales y del abuso de poder por parte de las autoridades, pues lo que inició como un movimiento hasta cierto punto pacífico, terminó en una trágica situación donde hubo cientos de heridos y varios desaparecidos a consecuencia del mal manejo de las manifestaciones. No obstante, el resultado de las protestas masivas fue positivo, pues el 15 de noviembre de ese año se logró convenir (entre el gobierno y activistas) la redacción de una nueva Constitución, proceso que continúa a la fecha.

También en octubre de 2019, tras una serie de irregularidades en las elecciones presidenciales de Bolivia y en las que resultó victorioso Evo Morales ⸺quien había sido Jefe de Estado por casi 14 años⸺, la inconformidad de la ciudadanía protagonizó los enfrentamientos entre la oposición en el Congreso y el ejecutivo, de tal manera que la crisis democrática concluyó con el nombramiento de la senadora Jeanine Áñez como Presidenta interina, y ella misma se encargaría de convocar a nuevas elecciones. Sin embargo, prolongó lo más posible su presencia en el poder y los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales se encrudecieron.

Finalmente, Colombia fue el último escenario de aquél 2019 caótico, pues en noviembre diversos contingentes sociales realizaron bloqueos y manifestaciones en contra del gobierno de Iván Duque, quien se enfrentaba al resurgimiento de las fuerzas paramilitares y grupos reaccionarios, debido a que no cumplió con el Acuerdo de Paz logrado en 2015-2016, además de que parecía olvidarse de las necesidades de sus ciudadanos.

Preludio de las nuevas manifestaciones

El inicio de 2020 marcó un hecho histórico en la humanidad, pues en regiones como Latinoamérica la crisis sanitaria fue el principal detonador de una crisis económica generalizada y, por lo tanto, del resurgimiento de anteriores factores de desigualdad y pobreza extrema en múltiples países. El mal manejo de la pandemia de covid-19 sirvió para acentuar la inconformidad, el hartazgo y la polarización ya no solo entre ricos y pobres, sino entre todos los sectores y los niveles socioeconómicos que se vieron afectados.

Mientras regiones como Europa y Norteamérica han sabido contener los efectos de la crisis sanitaria mundial, y ya se habla de estrategias para la recuperación económica sostenible y tecnológica, para regiones como Latinoamérica este escenario parece estar cada vez más lejos.

Si volvemos a analizar las causas y las consecuencias de las manifestaciones más icónicas en la región, podremos ver que, más allá de los efectos de la pandemia, las lecciones aún no han sido aprendidas.

Además de las significativas pérdidas humanas, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la región se encuentra sumergida en una crisis económica sin precedentes, en la que el desempleo y la informalidad han sido las principales consecuencias de la pandemia.

Empero, si volvemos a analizar las causas y las consecuencias de las manifestaciones más icónicas en la región, podremos ver que, más allá de los efectos de la pandemia, las lecciones aún no han sido aprendidas, especialmente por los gobiernos en cuestión. Recientemente, en Colombia se convocó a un nuevo paro nacional (similar al pausado en 2019) que lleva más de 50 días derivado de una serie de medidas de austeridad propuestas nuevamente por el presidente Duque, las cuales incluían una reforma fiscal injusta para los ciudadanos en la que se pretendía un aumento de impuestos en los servicios más básicos para la población, así como un decrecimiento en el salario mínimo. Afortunadamente, y pese a los riesgos por el virus mortal, las manifestaciones se hicieron presentes y lograron contener la aprobación de dichas reformas, pero la situación crítica continúa.

En conclusión, el preludio más significativo para Latinoamérica es que, tanto el mal manejo de la crisis sanitaria por diversos gobiernos en la región, como las grandes diferencias en el entendimiento de las necesidades reales de la sociedad latinoamericana y las de sus gobernantes, continuarán siendo la causa más grande para que la nueva década esté marcada por cada vez más descontento social y, por lo tanto, por un efecto de contagio que continuará en el resto de los países de la región, como ocurre ahora en Brasil.

ANDREA NAVARRO DE LA ROSA es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y maestranda en Marketing Digital y E-Commerce por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) México. Ha colaborado con el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, y actualmente es Asesora Legislativa en el Senado de la República. Además, es miembro del programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi). Sígala en Twitter en @andie_nr.

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One Response to Resurgimiento de las protestas sociales en Latinoamérica en un escenario de pospandemia

  1. Alcides Chavarry dice:

    La autora está sumamente equivocada. Incluye a Perú por protestas que hubieron al Vizcarra cerrar el Congreso. Si bien pudo haber alguna protesta (la verdad no recuerdo ninguna) estas no fueron trascendentes, como si lo fueron cuando el Congreso sacó a Vizcarra.
    Además comparar las protestas del Perú, con las de Chile o Colombia implica un desconocimiento total de la realidad. Es mas, hablar d e una primavera latinoamericana, sin sustentar su afirmación me parece poco swrio

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