¿Réquiem por Kiev?

16 febrero, 2022 • Artículos, Asia/Pacífico, Europa, Guerra Rusia-Ucrania, Latinoamérica, Portada • Vistas: 2502

Amenazas, concesiones implícitas y afectaciones para Latinoamérica

El Confidencial

Vicente Torrijos

Febrero 2022

Según el diario alemán Der Spiegel, Rusia podría invadir a Ucrania en pocos días y, aun así, el presidente Joseph R. Biden sostiene lo que ha expresado desde el inicio de la crisis: que no enviará tropas ni siquiera para evacuar a sus connacionales, porque con ello “podría iniciar una guerra mundial”. En cualquier caso, habría que preguntarse cuál es la dimensión estratégica de ese planteamiento y cuáles pueden ser sus efectos sobre el sistema internacional de seguridad.

Y es oportuno hacerlo por cuánto un adversario que recibe una señal como esa, es decir, el anuncio explícito de que no encontrará resistencia física aliada en caso de que decida emprender una invasión, podría verse estimulado a ejecutarla, con lo cual, en vez de evitarse, tal vez esa guerra podría precipitarse. Y podría precipitarse porque, al negarse a disuadir a un adversario esencial, podría romperse el principio fundamental de la “destrucción mutua asegurada”, aquel que sirve para que un país que posee armas nucleares se refrene y no ataque a otro que también las tiene, por el temor a que, al enfrentarse, ambos terminen eliminándose mutuamente.

En cambio, es probable que si los aliados occidentales hubieran decidido disuadir al Kremlin desde hace tiempo, o incluso si se decidieran a hacerlo ahora ⸺cuando aún gozan de cierto margen de maniobra⸺, enviando tropas a Ucrania, se estaría conteniendo exitosamente a los rusos y, por ende, la guerra podría ser evitada. Para ponerlo en otros términos, si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) activara su fuerza de despliegue rápido y emplazara tropas en territorio ucraniano, esa mera presencia simbólica sería suficiente para bloquear cualquier tentación expansionista de Moscú, del mismo modo en que, desde hace más de 60 años, lo hacen aquellos 30 000 soldados que Estados Unidos mantiene estacionados en Corea del Sur.

Ciertamente, esta contención podría ser exitosa porque les dejaría claro a los antagonistas que, si invadieran, lo único que conseguirían sería su propia aniquilación, es decir, la mencionada destrucción mutua asegurada, antítesis de la racionalidad pero, al mismo tiempo, la mejor póliza de supervivencia que han logrado los humanos en su historia. Comoquiera que sea, es inevitable retrotraer la situación a mediados de 2021, cuando, tras 20 años de guerra mundial contra el terrorismo, el gobierno estadounidense decidió retirar sus tropas de Afganistán, devolviendo el poder a los talibanes.

En un sistema internacional tan convulso e indefinido, esa conducta estratégica pudo haber sido interpretada por los oponentes de Washington como una muestra de inconsistencia estructural, o disuasión invertida, pues, en vez de inhibir las conductas hostiles, las exacerba, y, en vez de limitar el expansionismo ruso, podría avivarlo. De hecho, Moscú ha venido siguiendo un modelo reconstructivo de su sistema imperial que dista mucho de los principios y valores contenidos en la Declaración de Camp David firmada por los presidentes George H.W. Bush y Boris Yeltsin, el 1 de Febrero de 1992, y a la que bien puede considerarse como el punto final de la Guerra Fría.

En consecuencia, Moscú ha ido recobrando parte de su ámbito de influencia natural pero, como es apenas comprensible, creando tensiones y afectando la integridad territorial ucraniana, para poner un ejemplo.

Apaciguar los desafíos

Rusia ha logrado apropiarse progresivamente de centros neurálgicos de poder, como Crimea en 2014, y luego Donetsk y Lugansk, sin que Occidente se haya empeñado en impedirlo frontalmente, tal vez bajo la misma lógica esencial de la década de 1960 cuando la pregunta clave era si debía ponerse en riesgo a Washington, o Nueva York, tan solo por salir a defender a Berlín. Entonces, lo más plausible es que cuando Vladimir Putin se anexó Crimea, tanto Barack Obama como su vicepresidente Biden pensaran que, haciendo una concesión de tales proporciones, conseguirían apaciguar al Kremlin, alcanzando así un equilibrio de poder que garantizara la estabilidad internacional.

Moscú ha ido recobrando parte de su ámbito de influencia natural pero, como es apenas comprensible, creando tensiones y afectando la integridad territorial ucraniana, para poner un ejemplo.

No obstante, y si de analogías se trata, Rusia no pareció mostrar la moderación que se esperaba de ella y, antes bien, su conducta podría asemejarse a la del Tercer Reich cuando a Adolf Hitler le quedó absolutamente claro que sus oponentes europeos, Francia y el Reino Unido, ni siquiera contaban con los medios militares para defenderse a sí mismas y fortaleció sus pretensiones exhibiendo ambiciones desmesuradas pero al fin y al cabo incontenibles. En la práctica, la conducta de la Casa Blanca pasó a identificarse entonces con la del primer ministro Neville Chamberlain frente al nazismo, sobre todo en lo referente a la crisis de los Sudetes, cuando Checoslovaquia fue abandonada a su suerte en torno a la Conferencia de Múnich.

En consecuencia, las actitudes de Putin pueden asimilarse a las de todo imperio deseoso de recobrar la majestad perdida, con lo cual, no podía resultar extraño que tratara de llenar los vacíos de poder que fuera detectando a su paso. Primero fue Transnistria, en Moldavia, y luego Osetia y Abjasia, pasando por la férrea unidad con Bielorrusia y el liderazgo incuestionable sobre la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, es decir, todo un repertorio orientado a reeditar la Doctrina Breznev.

Amenazas… ¿y concesiones?

En tal sentido, también resulta entendible que, consciente de tales habilidades y capacidades, Putin absorba con toda serenidad y aplomo el hecho de que Der Spiegel señale que haber revelado lo de la supuesta invasión en pocos días haya sido una táctica estadounidense para frustrar sus planes “haciéndolos públicos, incluida la fecha exacta” de la operación. Así que cuando Rusia condiciona una desescalada en Ucrania a que la OTAN le asegure que ese país nunca será incorporado a la Alianza, y tales aliados le responden que esa es una condición inaceptable, pero no parecen muy dispuestos a ejecutar un despliegue preventivo de tropas que detenga al Kremlin, la conclusión obvia a la que puede llegar Moscú es que, expresamente, se le está permitiendo la invasión.

Es más, cuando Biden le advierte a Rusia que si invade a Ucrania la sancionará económicamente, pero que nadie acudirá físicamente en defensa de Kiev, no solo está recordando la conducta de los espartanos cuando se negaron a asistir a sus parientes, los melianos, frente al vertiginoso avance de los atenienses. También está casi que obligando al Kremlin a dar inicio a la invasión porque si no aceptara ese trato de favor y no invadiera, estaría socavando su prestigio, renunciando a su propia identidad histórica y negándose a sí mismo la oportunidad de expandirse, razón de ser de todo imperio.

Es por tales motivos que en el razonamiento estratégico de los sitiados, es decir, los ucranianos, tienen que surgir muchas incógnitas e intrigas que les lleven a recordar los compromisos adquiridos por las partes cuando se disolvió el Imperio soviético y ellos confiaron a ciegas en que el paraguas estratégico estadounidense sería suficiente para impedir una guerra irredentista preparada por Moscú. Y no solo eso, sino que sus limitados recursos convencionales serían respaldados por una OTAN flexible y no literalmente apegada al artículo 5 del tratado, ese que, en principio, restringe la asistencia recíproca solo a los Estados miembros.

Latinoamérica ¿salpicada?

En conclusión, es difícil encontrar una situación histórica en la que se pongan a prueba, al mismo tiempo, todos los conceptos estratégicos y se puedan repetir con pasmosa nitidez experiencias catastróficas que parecían plenamente digeridas. Y, en el fondo, este escenario de tan alta sensibilidad y complejidad, hace inevitable una reflexión de fondo que toca a Latinoamérica: ¿cuál será, en lo sucesivo, la conducta de Estados Unidos frente a la presencia rusa en Cuba, Nicaragua y, principalmente, en Venezuela?

Guardadas las proporciones, ¿qué tanto se asemejan las circunstancias de Ucrania a las que vive Colombia, a sabiendas de que al otro lado de la frontera prolifera el armamento y la asesoría rusa ofrecida a un régimen como el de Nicolás Maduro, que alberga en su territorio a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional?

Y en su condición de socio global de la OTAN, ¿qué tanta ayuda podría esperar Colombia de la Alianza en caso de que Moscú eleve sustancialmente las tensiones híbridas en el área, hasta un punto en que la retórica llegue a agotarse en sí misma?

VICENTE TORRIJOS es profesor titular de la Escuela Superior de Guerra, de Colombia, y profesor adjunto del W.J. Perry Center for Hemispheric Defense Studies, Washington DC.

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2 Responses to ¿Réquiem por Kiev?

  1. Jorge E Macías Jaramillo dice:

    CARTA ABIERTA
    “CONSTRUYAMOS LA PAZ MUNDIAL”
    A LAS POTENCIAS MUNDIALES
    A TODOS LOS PAISES
    Y A LA HUMANIDAD ENTERA.

    Pacifista Dr. Jorge Macías Jaramillo. Ciudadano Panameño y del Mundo.
    Como Ciudadano Panameño, de Abya Yala y del Mundo Hago un llamado para que construyamos la muy necesaria Paz Mundial Duradera.
    Es injusto que con tantos problemas por resolver se gasten billones de Euros, dólares cada año en armas defensa las guerras los que no aseguran la paz, porque las guerras con su secuela de destrucción, muertes y millones de dólares gastados en agresiones-defensa solo favorecen al lobby de armas mundial.
    En aras de la Paz Mundial cada país tiene que respetar a todos los demás países.
    Las potencias bélicas tienen que dejar de intervenir en política la economía y en la vida cotidiana de los demás países.
    Fuera lejos de las fronteras de Ucrania todos los despliegues militares de Rusia, Estados Unidos la OTAN. Ucrania no es la cereza del pastel que ambicionan o quieren acaparar o repartiese las potencias del planeta.
    Vasta del intervencionismo y bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba.
    Vasta del Intervencionismo y falsas noticias de Estados Unidos contra el régimen de Nicolás maduro en Venezuela.
    Los Gobiernos de cada País respetarán y cumplirán los postulados de la Democracia.
    Fomentar y lograr el Respeto sin imposición de alguna de las religiones el politeísmo ni el ateísmo. Tolerancia Religiosa total.
    Cultivar la Libertad y respeto Religioso en el que trabajo Hans Kung.
    Vasta del intento de intervencionismo de Rusia, Los Estados Unidos la OTAN en Ucrania
    Vasta del apartheid que impone Israel a los Palestinos.
    Vasta del apartheid contra el pueblo Saharaui.
    Vasta de todos los apartheid en todos los puntos del planeta donde se impone.
    Las potencias mundiales tienen que Respetar la Autodeterminación de los países.
    Tienen que respetar y cumplir las Normas de la ONU, tienen que acatar respetar los Derechos Humanos de todos los pueblos y países.
    Tienen que respetar el sistema Económico Político Filosófico de cada País.
    Todos tendrán mucho cuidado de respetar la Religión, Las tradiciones, costumbres la autodeterminación de todos los pueblos y países.
    Que toda diferencia inconformidad y malestar sea resuelto con justicia y a la luz de las normas del Derecho Internacional Público en la mesa de negociaciones en la ONU.
    Que se abandone la guerra como estrategia con la que complican los conflictos para el control. sometimiento y explotación de los países aunque piensen diferente o en casos extremos sean adversarios.
    Es urgente el desarme nuclear de todos los países que tienen armas nucleares-
    Es muy urgente el desarme bacteriológico y químico para evitar la guerra bacteriológica y química.
    Vasta de que los países son llevados a las guerras “que tiene fines lucrativos y de negocio” para que compren: armamentos equipos, naves municiones para la guerra lo que conviene a la industria armamentista mundial TRAFICANTES DE LA MUERTE.
    Exigir a todos los países políticas públicas con cero tolerancia a la corrupción e Impunidad para asegurar la equidad, justicia social, disminuir la brecha entre pobres y ricos y fomentar el veredero desarrollo humano.
    La guerra dejará de ser recurso o alternativa para dirimir conflictos.
    Las políticas económicas cuidarán de la salud del medioambiente y sus ecosistemas
    Todos los ecosistemas serás declarados Territorios protegidos de toda destrucción y contaminación.
    Con toda seguridad si todos los gobiernos en este planeta y todos los ciudadanos del mundo le apostamos de una vez por todas y trabajamos para construir a la Paz Verdadera, Duradera, por supuesto que la lograremos y disfrutaremos de Paz, armonía Respeto Tolerancia Solidaridad y Amor Humano Sin miedos ni odios.
    Hermanos Humanos Gracias por participar trabajar en el logro de la Paz Mundial y por compartir este documento.
    Jorge E. Macías Jaramillo.
    15 de Febrero de 2022
    Ciudadano Pacifista Panameño y del mundo.

  2. […] Semejante actitud político-militar produjo tres inquietantes interpretaciones entre socios y adversarios. Primero, los aliados no daban crédito a lo que presenciaban: si Washington era capaz de abandonar Kabul, también podría hacerlo con ellos en cualquier momento. Segundo, China asumió que si la Casa Blanca dejaba a su suerte al gobierno afgano, jamás acudiría en ayuda de Taipéi si Beijing decidiera ocupar Taiwán. Y, tercero, Moscú entendió que si invadía y recobraba de inmediato a Ucrania, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Estados Unidos, no movería un solo dedo para defender a Volodimir Zelenski. […]

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