Permanecer en la Casa Blanca

22 junio, 2020 • Artículos, Norteamérica, Portada • Vistas: 3401

El reto electoral de Donald Trump

BBC

Carlos Galina

Junio 2020

A pocos meses de la elección más importante en la historia política contemporánea de Estados Unidos, el pronóstico de su desenlace todavía es incierto. A diferencia de otras elecciones, donde por estas fechas se podía entrever cómo serían las campañas presidenciales, hoy los manuales de operación política son poco útiles. La carrera por la Casa Blanca apenas empieza y para los republicanos lo que está en juego es el papel de su partido en la escena política de la siguiente década. Si Donald Trump asegura su reelección, Estados Unidos experimentará una continuación del endurecimiento en políticas migratorias y de la erosión de los derechos civiles, una desregulación en temas ambientales, y una transformación de algunas instituciones, como la Suprema Corte. Por su parte, el movimiento conservador estará en uno de sus puntos más altos desde la presidencia de Ronald Reagan. Pero, ¿cuál es el panorama electoral para el Presidente y su partido en los siguientes meses?

Cuatro años de poder republicano

Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2017. En 3 años, el Presidente 45 ha transformado la realidad política de su país. Durante su mandato, hemos presenciado a un dirigente dispuesto a todo con tal de garantizar su permanencia en el poder. Desde la Casa Blanca, Trump se lanzó abiertamente contra los pesos y contrapesos del sistema político, cuestionando las decisiones de las cortes y atacando a legisladores y gobernadores por negarse a apoyarlo. De la misma forma, ha llenado a la burocracia de aliados políticos, operando bajo la máxima “estás conmigo o contra mí”.

Hasta antes de la pandemia, Trump era un candidato sólido para la elección presidencial por tres motivos principales. En primer lugar, el titular del ejecutivo contaba con el beneficio de buscar su reelección. Diferentes estudios han demostrado que los presidentes que buscan un segundo término reciben un 3% de votos adicionales en la elección general. Este incremento es el resultado de la exposición mediática constante y de un mayor acceso a financiamiento y recursos gubernamentales que los presidentes utilizan indirectamente para su campaña. En segundo lugar, las probabilidades de ser reelecto aumentan cuando el presidente gobierna durante una época de crecimiento económico y una tasa de desempleo baja. Trump dirigía un país con estas condiciones y se encontraba encauzado a recolectar un porcentaje de votos por esta bonanza económica. Finalmente, a pesar de sus críticos, el Presidente había logrado acumular resultados para su electorado. En el ámbito nacional, logró la confirmación de dos jueces conservadores para la Suprema Corte y 194 para distintas cortes federales. De igual manera, endureció las políticas migratorias, comenzó la construcción de un muro fronterizo con México y eliminó regulaciones ambientales y financieras, entre otras cosas. A nivel internacional, el mandatario inició el retiro de Estados Unidos de distintos acuerdos, entabló pláticas con Corea del Norte y avanzó los intereses comerciales de Estados Unidos mediante la confrontación y la amenaza. Sumado a todo esto, el ejecutivo sobrevivió un juicio político. Trump estaba encaminado a participar en una elección cerrada con ciertas tendencias a su favor, pero el covid-19 frenó su momentum.

Donald Trump: ¿2016-2024?

La llegada de la actual epidemia a Norteamérica transformó el panorama nacional súbitamente. La primera reacción de la Casa Blanca fue negar la gravedad de la situación, lo que desembocó en una confrontación pública con los gobernadores. Frente al incremento masivo de contagios en ciudades como Los Ángeles y Nueva York, el Presidente no tuvo otra opción más que intentar resolver la crisis sanitaria. Sin embargo, la contención de la pandemia abrumó al gobierno federal. El gobierno republicano tardó en reaccionar eficientemente a la coyuntura por miedo a las repercusiones económicas que se podrían generar. Frente a las críticas de los gobernadores y los medios de comunicación, Trump optó por utilizar su podio para atacar a sus detractores, minimizar la situación y cuestionar las recomendaciones de los expertos. Esta situación desembocó en una respuesta nacional hasta ahora caracterizada por la poca coordinación entre los estados y el gobierno federal, la falta de insumos para realizar pruebas y un total, de 2 millones de contagios al 10 de junio de 2020.

Trump estaba encaminado a participar en una elección cerrada con ciertas tendencias a su favor, pero el covid-19 frenó su momentum.

Las crisis nacionales son oportunidades únicas para que los líderes políticos tomen control de la situación, protejan al país y demuestren a los ciudadanos las capacidades del Estado. Si los gobernantes demuestran estas aptitudes, su popularidad se eleva significativamente. La respuesta de George W. Bush después del 11-S y de Barack Obama después del huracán Sandy son ejemplos de respuestas que generaron cambios positivos en la opinión pública. Trump no ha logrado capitalizar este momento a su beneficio y en estas semanas no ha conseguido superar el 50% de aprobación. Este descolorido resultado se explica por la insatisfacción de los ciudadanos con la respuesta del gobierno frente a la crisis y la falta de popularidad del Presidente entre la mayor parte de la población. Adicionalmente, en cuestión de semanas, la economía pasó de estar en crecimiento a tener 40 millones de desempleados y una contracción del PIB de 5% en los primeros meses de 2020.

Sumado a la situación económica, frente a cientos de protestas en Estados Unidos por la detención y homicidio del afroestadounidense George Floyd en Minnesota, el líder del ejecutivo no ha logrado dar una respuesta efectiva a las tensiones raciales en todo el país. La agresión de los policías a los manifestantes y a la prensa, aunado al enojo de la comunidad afroestadounidense, es un reflejo más del costo que la retórica divisoria de Trump, entre otras cosas, ha tenido en la escena nacional, y la campaña presidencial deberá tener cuidado en el mensaje que utiliza en los siguientes meses. De acuerdo con una investigación de John Sides, Lynn Vavrek y Michael Tesler, en 2016, el uso constante de mensajes racistas y xenófobos convirtió la contienda presidencial en un debate sobre el verdadero significado de ser estadunidense. Apelando a temas raciales y migratorios, Trump logró alinear las preferencias partidistas con las identidades de los votantes. Así, los ciudadanos blancos con puntos de vista adversos a las minorías votaron en mayor proporción por el Partido Republicano. Ni el estado de la economía ni el desencanto con Obama motivaron tanto a los votantes republicanos como la animosidad racial y el nacionalismo. Hoy no es claro si el candidato republicano utilizará la misma línea discursiva en esta campaña.

A unos meses de la elección, queda en duda si Trump recuperará su empuje electoral. Frente a la pandemia de covid-19 y la escalada de las protestas, en menos de 2 meses Trump ha demostrado que no tiene la capacidad para gobernar al país y la población lo está notando. A diferencia de la elección anterior, hoy el Presidente no tiene a nadie a quien culpar por la situación del país. A través de los años la ciencia política estadunidense ha estudiado cómo los ciudadanos castigan al partido del ejecutivo por las condiciones locales y nacionales. Entre los hallazgos más relevantes se ha encontrado que los votantes castigan al partido en el poder por situaciones adversas, que van desde un aumento en los ataques de tiburones en las playas hasta las crisis económicas. Si bien los votantes saben que ciertos eventos no son culpa de los presidentes, ejecutan un castigo electoral. De igual manera, a diferencia de 2016, hoy la opinión pública en torno a Trump está cristalizada y es poco probable que la imagen del mandatario cambie en la mente de los votantes en los siguientes meses.

La candidatura y presidencia de Trump son solo un síntoma más de un sistema político con urgencia de renovación.

Por su parte, el Partido Republicano se encuentra en una encrucijada más complicada. La debilidad estructural del partido desde 2016 permitió que Trump tomará sus riendas, definiendo su línea discursiva y sus objetivos. Sin embargo, alinear la agenda del partido con la del Presidente ha dado resultados mixtos. Por un lado, apoyar al presidente Trump les ha dado a los republicanos la fortaleza y cohesión legislativa para avanzar temas prioritarios. Por otro lado, en las elecciones de 2018, los candidatos que apoyaron la agenda presidencial perdieron la elección. Así, el partido se encuentra con el reto de sostener una plataforma conjunta con el ejecutivo, pero desvinculada de su retórica y su futuro electoral. Definir la cercanía del actual residente de la Casa Blanca con el partido terminará definiendo el futuro de la plataforma republicana en Estados Unidos.

En un giro del destino, podría ser que el Presidente republicano logre su reelección. A pesar de su baja popularidad, por la estructura del Colegio Electoral, Trump solo necesita mantener el mismo número de votos en los estados que le otorgaron el triunfo en la elección de 2016. Si el Presidente consolida una victoria, el partido consolidará su transformación hacía el trumpismo acompañado de una reconfiguración partidista e institucional en la escena nacional. A 145 días de la elección, derrotar a Donald Trump es visto por muchos como la solución a los problemas democráticos de Estados Unidos; sin embargo, el resultado electoral poco hará para superar los retos actuales. La candidatura y presidencia de Trump son solo un síntoma más de un sistema político con urgencia de renovación.

CARLOS GALINA es maestro en Ciencia Política por The George Washington University, becario Fulbright-García Robles y licenciado en Relaciones Internacionales por el ITAM. Su área de especialidad es la política de Estados Unidos, donde se ha concentrado en el estudio de los partidos políticos, la opinión pública y el movimiento conservador en el Partido Republicano. Sígalo en Twitter en @CharlieGalina.

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