Carta del Director

Un nuevo reto amenaza la gobernabilidad y la construccioón democrática de América Latina: el crimen organizado.

De Sao Paulo al Distrito Federal, de San Pedro Sula a San Salvador, los gobiernos están luchando con grandes dificultades por implantar la ley y hacer valer el estado de derecho, como relata desde Costa Rica Francisco Rojas Aravena, secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En México el presidente Felipe Calderón inicia un mandato constitucional después de unas elecciones que polarizaron al país, sacando al ejército de sus cuarteles para enfrentar redes de narcotraficantes que se encuentran profundamente arraigadas en varios estados de la República Mexicana. Calderón ha reconocido que tomó la decisión porque más que un tema de seguridad pública el asunto amenazaba con convertirse en uno de seguridad nacional.

Algunos expertos en esos temas, como John Bailey, advierten sobre la indeseable encrucijada a la que se enfrenta la delegación de poderes a la institución militar para resolver conflictos de seguridad pública o incrementar la inversión con escasos recursos en la institución policial, no sólo en México, sino también en otros países.

Raúl Benítez, estudioso de las Fuerzas Armadas Mexicanas plantea la necesidad de reconstruir los sistemas de justicia, pero sin los militares; propone más bien que en América Latina en general, donde históricamente no ha habido un imperio de la ley, se proceda a las transformaciones por la vía del combate a la corrupción que está por encima de las ideologías, pero no sólo a la corrupción de los grupos delincuenciales sino también de políticos y empresarios que cada vez monopolizan más el poder, excluyendo a los ciudadanos y haciendo que los sistemas de representación popular sean menos respetados y las leyes de ellos emanadas sean menos legítimas.

El fenómeno de la criminalidad no es de ninguna manera un asunto exclusivamente local. No es nuevo porque como dice James Zackrison, investigador del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa del Departamento de Defensa estadounidense, desde la época de la colonia española se tiene registro de contrabandos varios y de sobornos. Para sostener que no se trata de un fenómeno local, basta con botón de muestra respecto al elemento transfronterizo del fenómeno: las pandillas, o maras, de las que empezamos a hablar en 2006 (FAE, vol. 6, núm 1, enero-marzo).

En toda América Latina, según Dirk Kruijt y Kees Koonings de la Universidad de Utrecht, hay una erosión del orden social que se hace sentir de manera muy evidente en la pobreza y la informalidad que aqueja a las ciudades y que hace que la región, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, pierda aproximadamente 15% de su PIB anual como resultado de los robos, los secuestros, el narcotráfico, la piratería y, sobre todo, la impunidad que va de la mano de todos estos ilícitos. En ese sentido compañías de América Latina que se proyectan a nivel global, según exponen Andrea Goldstein y Zenaida Hernández, son cada vez más conscientes del riesgo al que están expuestas. Jorge Tello Peón, habla de un entorno en el que no sólo se evalúa el «riesgo país», con el consecuente impacto en los costos de financia- miento y operación de las empresas, sino las afectaciones indirectas que inciden claramente en los modelos de negocios.

Estamos seguros de que los procesos de globalización han tenido como una consecuencia no intencional elevar la movilidad de los elementos delincuenciales de un país a otro. Incluso aquellos que han mantenido sus fronteras relativamente cerradas, como ha sido el caso de Cuba en las últimas cinco décadas, han enfrentado el desafío de la infiltración del narcotráfico en instituciones tan importantes como su propio ejército. Con la suave transferencia del poder de Fidel Castro a sus sucesores habrá que ver cuál es su respuesta para evitar la entrada o el paso de los delincuentes por su país.

Cuba es, sin duda, la gran interrogante en este momento. Nos acercamos a ella a través de dos mujeres que han hecho de entender su realidad una pasión: Julia Sweig y Marifeli Pérez-Stable, quienes difieren sobre el futuro de la Isla pero coinciden en que Fidel demostró ser capaz de sobrevivir a 10 presidentes de Estados Unidos y al que sólo la enfermedad ha podido postrar.

En cuanto a otros temas que interesan en la región, seguimos el mandato de nuestro consejo editorial para ofrecer a los lectores reflexiones sobre las empresas latinoamericanas que se han globalizado y los temas energéticos que tanto preocupan al mundo. El mismo mundo donde el terrorismo sigue siendo tema de análisis constante por parte de personajes como el joven dirigente laborista británico Tony Blair, quien asegura que Afganistán e Irak son sólo el inicio de una batalla por valores, así como del histórico líder de Singapur, Lee Kuan Yew, quien recomienda a Estados Unidos tener siempre presente que, como en la Guerra Fría, habrá que armarse de paciencia para alcanzar final- mente la victoria. Una victoria que pasa sin lugar a dudas por garantizar en el largo plazo el suministro estable y a un costo del hidrocarburo económicamente aceptable no sólo desde Medio Oriente, sino también en cualquier región del planeta.

En ese sentido el próximo número de la revista estará dedicado a lo que aquí ya nos adelantan Lourdes Melgar y Enrique Velasco Ibarra: la seguridad energética, en especial en el espacio que nos corresponde estudiar, el continente americano.

Rafael Fernández de Castro