Mujeres: la nueva política exterior mexicana

20 mayo, 2021 • Artículos, Asuntos globales, FEG Anáhuac, Latinoamérica, Portada • Vistas: 4476

Otro País Noticias

L. Paulina Axotla Flores

Mayo 2021

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

A principios de 2020, en el marco de la XXXI Reunión Anual de Embajadores y Cónsules, el canciller Marcelo Ebrard anunció que México adoptaría una política exterior feminista. Con este anuncio, nuestro país se convertiría en el primero en Latinoamérica en adoptar esta visión y se les unirían Estados como Canadá, Francia, Noruega y Suecia. Con este anuncio, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Servicio Exterior Mexicano (SEM) establecieron que impulsarían acciones gubernamentales que permitan reducir y eliminar las diferentes estructuras, brechas y desigualdades por razones de género para lograr una sociedad más justa. Para poder lograr este propósito, los tres pilares que guiarían a nuestra política exterior serían los derechos humanos, la perspectiva de género y la interseccionalidad. Sin duda, este anuncio fue un paso que permitirá la mayor participación de las mujeres y la eliminación de la discriminación por razones de género. Sin embargo, después de las turbulencias que ha vivido nuestro país, tanto en la arena diplomática como en el plano nacional, la pregunta que surge es si realmente México vive una política exterior feminista.

Es profundamente alarmante la situación de las mujeres en nuestro país, sin embargo, el objetivo de este análisis es comprender el panorama en que se desempeñan en la diplomacia mexicana y las medidas implementadas que han dado pie para que se promueva su participación a partir del anuncio de la Cancillería de adoptar una política exterior feminista. Si bien es claro que la violencia y la discriminación por razones de género en el ámbito laboral también han afectado a este sector, nuestro enfoque de análisis será fundamentalmente jurídico, institucional y buscando resaltar los logros que han tenido las mujeres que nos han representado en el exterior. Por lo anterior, comenzaremos reflexionando sobre cómo es que las mujeres empezaron a participar en la política exterior de México.

La mujer diplomática contemporánea

La primera mujer a la que se le asignó un puesto en el servicio exterior fue la profesora Palma Guillén de Nicolau. Ella se desempeño como enviada extraordinaria y ministra plenipotenciaria ante el gobierno de Colombia, en 1935, por designio del presidente Lázaro Cardenas. Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial, participo en la delegación que representaba a nuestro país en la Liga de las Naciones. Posterior a ella, la primera embajadora mexicana fue la maestra Amalia Caballero de Castillo Ledón, quien se encargó de la representación mexicana en Suiza y Austria en la década de 1960. Estos dos nombramientos son fundamentales para comprender como las mujeres se abrieron paso en la diplomacia en nuestro país, ya que están profundamente relacionados con la apertura que tuvo la administración pública a partir de que se promulgó el voto de la mujer en 1953.

No solo se trata de tener una política exterior feminista, sino que vivamos en un país en el que se respete la igualdad jurídica entre hombre y mujeres de manera tangible.

Gracias a que la mujer podía gozar de sus derechos civiles, se podía involucra en la política exterior. Sin embargo, las barreras para que ello sucediera no se terminaron. Jurídicamente, el reglamento del SEM seguía teniendo disposiciones que dificultaba el acceso al concurso de ingreso, y es hasta la reforma del mismo en la década de 1960 que se dio un cambio real para promover su participación. Debido a estas modificaciones, la doctora Paula Alegría logro ser la primera embajadora de carrera, en 1962, mientras que la licenciada Emilia Téllez la primera mujer en ocupar uno de los puestos más altos dentro de la administración de la SRE.

A pesar de que la situación para las mujeres ha evolucionado paulatinamente, y siempre de la mano de las luchas por la igualdad, los cambios en la legislación se han hecho patentes en los últimos 40 años. Es hasta 1982, con la reforma de la Ley Orgánica del Servicio Exterior, en donde se reconoce de manera explícita la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, permitiendo así la participación sin distinción de género. Por lo tanto, la concepción legal de la participación de las mujeres es relativamente reciente, a pesar de los años de trabajo que las diplomáticas habían hecho con anterioridad.

La realidad actual de las diplomáticas

Para finales de 2020, de las 1117 personas que trabajaban en el SEM, solo 31% eran mujeres. La mayoría de ellas está adscrita a la rama técnico-administrativa. A pesar de la gran disparidad en la participación, México cuenta con 21 embajadoras y 21 mujeres lidereando los consulados que representan los intereses nacionales ante Estados y organismos internacionales. Aunado a lo anterior, el puesto de Canciller solo en tres ocasiones ha sido ocupado por mujeres (Rosario Green de 1998 a 2000, Patricia Espinosa de 2003 a 2006 y Claudia Ruiz Massieu de 2012 a 2015). Sin embargo, contamos con el nombramiento de la embajadora María del Socorro Flores Liera como jueza de la Corte Penal Internacional o el liderazgo de Alicia Bárcena como Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Frente a este panorama y con la adopción de una política exterior feminista, los retos son más que los logros. A pesar de la gran trayectoria de las diplomáticas mexicanas aún hay brechas que se deben analizar y trabajar para que se eliminen. La adopción de una política exterior feminista, de acuerdo con los principios y los ejes de trabajo que estableció el canciller Ebrard, pone al frente problemáticas que se habían ignorado por años. Aunque se representan los intereses de nuestro país en el exterior en temas de sostenibilidad y de derechos humanos, también se debe tener en cuenta que aún no hay una representatividad justa de las mujeres en el campo diplomático y, por lo tanto, una contribución real en nuestro proyecto de nación.

En el mundo en el que la perspectiva de género se ha puesto al frente de la agenda internacional, tanto como problemática principal y como eje interseccional, la participación de las mujeres no solo es una cuestión de paridad, sino que es una necesidad para resolver los conflictos actuales con una visión más completa. México se enfrenta a un sisma en el que sus acciones, tanto en el interior como en el exterior, suman o restan a las vidas de todas las mujeres mexicanas. Por lo tanto, no solo se trata de tener una política exterior feminista, sino que vivamos en un país en el que se respete la igualdad jurídica entre hombre y mujeres de manera tangible.

LAURA PAULINA AXOTLA FLORES es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Anáhuac México Sur y maestrante en Asuntos Internacionales por la Universidad Anáhuac México. Es especialista en temas de Seguridad Internacional, Organismos Intergubernamentales e Igualdad de Género en la Esfera Internacional. Actualmente trabaja como Asistente Académica en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Sígala en Twitter en @PauAxotla.

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