México, ¿el “loser” de Norteamérica?

20 abril, 2020 • Artículos, FEG Anáhuac, Norteamérica, Portada • Vistas: 13025

Especial

 Jessica L. De Alba Ulloa

Abril 2020

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

De acuerdo con Andrey Alexander  Chávez Campirano, con 124 millones de habitantes, 2 millones de kilómetros cuadrados y 3169 kilómetros de frontera con Estados Unidos, México es el undécimo país más poblado del mundo y el decimotercero en extensión territorial. Es la decimoquinta economía del mundo, el decimotercer país exportador y el noveno importador a nivel mundial. Es una potencia regional al ser la cuarta economía del continente y la segunda en la región latinoamericana. Tiene once tratados de libre comercio con 46 países y acceso a un mercado de consumo de 1500 millones de personas.

Es socio de Canadá y Estados Unidos desde hace más de 20 años con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, recientemente remplazado por el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), región que, de acuerdo con el Instituto George W. Bush, supera a las otras regiones importantes del mundo en competitividad. Como lo menciona Dianzú Patiño, el acuerdo de libre comercio cambió la forma de producir e intercambiar bienes de consumo a nivel mundial. Sin embargo, México tiene como resultado un crecimiento económico en poca sintonía con las economías de sus socios.

¿Por qué México es el eterno “país emergente”? Las respuestas: la falta de una política industrial, la no integración de empresas nacionales a las cadenas de valor, el poco valor agregado de las exportaciones y la falta de nuevas tecnologías e inversión. Detrás de todo esto hay una razón perversa: la propia percepción de los mexicanos de que somos un puñado de perdedores.

Constellation Brands y los demonios trasnacionales

Constellation Brands, empresa estadounidense productora y comercializadora de vinos, cervezas y licores, anunció la construcción de una planta en Mexicali en 2016. Algunos colectivos se opusieron al proyecto por la utilización del agua. La empresa apuntó que de los 2950 millones de metros cúbicos del acuífero, utilizarían el 0.16%. El 4 de marzo de 2020, la Comisión de Participación Ciudadana y Educación Cívica del Instituto Estatal Electoral de Baja California determinó “improcedente” la solicitud de plebiscito en contra de la instalación de la planta cervecera. Por instrucciones del Presidente de la República, la Secretaría de Gobernación organizó una consulta pública, sin tener facultades para ello. Votó el 3.51% del padrón electoral de Mexicali para detener una inversión de 1500 millones de dólares.

Este ejemplo ilustra la idiosincrasia mexicana. “Las empresas trasnacionales son poderosas; se quiere aprovechar de nosotros; nos van a quitar el agua”. La directora general de la Comisión Nacional del Agua comentó que el Valle de Mexicali enfrentaba retos para la utilización del agua y que se requería invertir en infraestructura hidroagrícola para disminuir la sobreexplotación del acuífero y hacer un uso más eficiente. En lugar de invertir y modernizar a la región, la respuesta populista fue frenar la inversión, atentar contra la capacidad de México para atraer inversiones e incrementar el riesgo económico actual dado el decrecimiento general de la economía mexicana durante 2019 y las previsiones catastróficas para 2020.

Detrás de todo esto hay una razón perversa: la propia percepción de los mexicanos de que somos un puñado de perdedores.

Un pueblo que se percibe capaz y emprendedor, busca cómo darle la vuelta y cómo detonar inversión y empleos bajo el fortalecimiento del Estado de derecho. Pero, en el imaginario de la mayoría, los extranjeros y sus empleos son otra manera más de explotar a los mexicanos. Los políticos se aprovechan de estas coyunturas y perpetúan el mensaje: “Venían y veían a México como tierra de conquista, sobre todo las empresas españolas. ‘Vamos, porque ahí sí estamos bien parados; tenemos buenas influencias, hacemos y deshacemos […] ahí está el negocio lucrativo’”. No es así.

Desde sus inicios, los gobiernos han estado obsesionados con la cleptocracia, sistema de gobierno que, en lugar de buscar el bien común, se centra en el enriquecimiento de sus dirigentes con recursos públicos. Así funcionó el sistema antes, y así sigue. Esto no significa que no se hayan tomado buenas decisiones, sino que surgen para perpetuar y proteger los intereses de un grupo. La cleptocracia no es un distintivo del sexenio de Enrique Peña Nieto. Simplemente como buenos tecnócratas, tenían que enderezar el barco para seguir saqueándolo. Las reformas eran necesarias para mover a un país anquilosado y reavivar el flujo de recursos. Pero hoy las formas son diferentes. Como lo menciona Denise Dresser, antes era el “pase de charola” y se convirtió en desvío de recursos vía obras públicas concesionadas o contratos por trabajos que no se llevaron a cabo; antes era el fraude abierto que se transformó en “estafa maestra” encubierta. Antes era el relleno de urnas que se transformó en la compra del voto.

Todo lo permitimos porque, en el fondo, nos despreciamos. Y ese desprecio es internalizado, plasmado en frases como la atribuida a Emilio Azcárraga Milmo, convencido de que el pueblo mexicano no se merecía más: “Yo hago televisión de mierda para un pueblo de mierda”.

Mexicanos: identidad nacional de víctimas

México inicia su vida como país independiente en 1821. Sin embargo, antes de la Revolución es difícil hablar de la construcción del país. En la época de la Conquista, la población –una variedad de pueblos y culturas– de alrededor de 25 millones de habitantes, descendió a 1.5 millones a mediados del siglo XVII. La población disminuyó debido a la Conquista, los trastornos económicos y sociales y las nuevas enfermedades (viruela, sarampión y cocoliztli o salmonella entérica), como lo relatan Romero Sotelo y Jáuregui en un estudio de la población y crecimiento económico de México. La despoblación afectó a la mayoría indígena, sustituida por una nueva población mestiza y europeizada. La población indígena se recuperó hasta el siglo XVIII con 2.5 millones. El censo de Revillagigedo de 1793 calculó que la población en la Nueva España, en 1803, era de 5.8 millones de habitantes.

Mientras en México una serie de gobiernos posteriores a la Independencia intentaba dar rumbo y orden a un país extenso y poco poblado, el Destino Manifiesto estaba en marcha para la expansión de Estados Unidos en Norteamérica. A diferencia de los mexicanos, los estadounidenses sí se creyeron la historia del pueblo elegido y trabajaron para ello. Después de la Independencia, la guerra entre Estados Unidos y México, y los eventos posteriores, “en México no [había] ni ha podido haber eso que se llama espíritu nacional, porque no hay nación”, como lo declaró Mariano Otero. Con la mitad del territorio, moralmente derrotados y sin identidad nacional, llegó la Revolución.

Es entonces que se genera un control de la población y un intento de “identidad nacional” con el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Sus dos características esenciales son la generación de la ideología de víctimas y la instauración de la idea de una necesidad de protección absoluta y permanente, que no existía del todo.

El doble eje de la victimización es profundamente perverso.

El doble eje de la victimización es profundamente perverso. El primero deriva de la Conquista. A doña Marina (Malintzin) la vuelve “la violada”, le quita agencia y la convierte en traidora. Al padre de la nación (Hernán Cortés) lo convierte en “el violador” y a los descendientes, como lo mencionara Octavio Paz, en “hijos de la chingada”. El mexicano no se asume hijo de los dos: del hombre de fe que vino al Nuevo Mundo para llevar al Dios en el que él creía y que con ese coraje subyugó imperios; y de la mujer capaz, políglota y puente entre sociedades. Esto resulta en un México mestizo, aunque la narrativa del PNR y posteriormente del Partido Revolucionario Institucional perpetúa a la víctima fundamental con el desprecio a Martín Cortés. La nueva raza aparece como una raza bastarda, sin pertenencia, sin identidad propia, como lo expresara Carlos Fuentes.

El segundo eje de control es el “dominio” de los yanquis. La “invasión” de Estados Unidos se usa como parapeto para crecer a la sombra del gigante del norte. Todo lo que de ahí viene está destinado a la trampa, al abuso, a tomar ventaja. Ambos ejes resultan en el segundo elemento que permite un control absoluto. Abonan a la falsa necesidad de protección absoluta y permanente. Quitan toda voluntad de desarrollo personal y progreso.

Incredulidad de ser dueños de nuestro destino

La centralización del poder resulta en una narrativa que, lejos de buscar el desarrollo, perpetúa la dependencia. Como lo menciona Francisco Martín Moreno, la intención de la clase política es ejercer el poder hasta anular a la sociedad. Controla el pasado para controlar el futuro y no permite definir el rumbo y la meta para una vida mejor. Esta manipulación nos hace un país de reprobados, de millones de mexicanos sumidos en la miseria.

Al final, el mayor problema no es la falta de educación, sino que no se considere importante, porque no se valora el futuro. La educación en México no es buena porque se desprecia, porque el mexicano no se cree agente de su propia vida. Por eso se le regresó a los sindicatos, casi sin oposición.

Al contrario, países desarrollados, como Estados Unidos, aprovechan la herencia de los ingleses, la educación clásica. Se conciben como los herederos del Imperio romano, valoran una educación liberal. En México, no hay interés de una continuidad de grandeza. La raza cósmica de José Vasconcelos se perdió y fue subyugada a un indigenismo barato, a la insistencia de los criollos de reivindicar a los indígenas como algo que se tiene que proteger, sin hacerlo partícipe. La lástima no es compasión, sino ver para abajo, con desprecio, lo que se observa en analogías desafortunadas de los políticos actuales, en las que se compara al pueblo con “animalitos” a los que hay que alimentar y cuidar porque no lo pueden hacer solos. Se perpetúa la figura del perdedor.

El impacto internacional es devastador. México no puede competir en estas circunstancias que lo dejan como el débil en Norteamérica. No todo está perdido. Conocer la historia, apostar al futuro, cambiar la mentalidad es fundamental. Afortunadamente muchos mexicanos pensamos así. Muchos sumamos en lugar de restar. Muchos, con trabajo, profesionalismo y dedicación, contribuimos a hacer de México un país mejor.

JESSICA L. DE ALBA ULLOA es investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, O’Gorman Fellow (Columbia University) y Fulbright allumna. Es asociada del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) y Vicepresidente de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Es coordinadora de Libia: el final de la primavera. El conflicto libio analizado por las teorías de Relaciones Internacionales. Sígala en Twitter en @JessicaDeAlbaU. La autora agradece a Agustín Barrios Gómez, Consejero del Comexi, inspirador de este artículo y proveedor de sus ideas principales.

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7 Responses to México, ¿el “loser” de Norteamérica?

  1. La lucidez de tu mente se transluce en el brillo de tus ojos …
    La verdad de tu palabra se transmite por el diáfano timbre de tu voz …
    Tus silencios de adolescente , la bella sonrisa y sueños de quinceañera …
    Fructificaron en la Bella Dama que adorna y enaltece a la Mujer Mexicana …
    Enhorabuena Jessica
    El Único te guarda …

  2. esr dice:

    en general tus opiniones son acertadas, pero en aquello de que en estados unidos creyeron en el destino manifiesto, no es de que se creyeran el pueblo elegido, era el ideal de no saquear las tierras conquistadas como en mexico y regresar a sus paises, era edificar su hogar y nueva nacion, a costa de la erradicacion de los pueblos originarios, a los que masacraron sin piedad, y no hay quien se victimice por eso, porque fueron reducidos a una minoria sin voz y aislada como fauna en reservaciones. en mexico sobrevivio buen porcentaje de los pueblos originarios por la mayor antiguedad de los hechos y que muchos españoles inciertos de volver a sus tierras emparentaron con los nativos. pero sus descendientes mestizos entre mas expongan sus raices indigenas cargan mas con el estigma de ser los hijos de la chingada y lo de la epoca de las castas no acabo solo evoluciono, nada ha cambiado en realidad, entre mas morenos esclavos, entre mas blancos descendientes de europeos amos, dueños,patrones etc… como luchas contra un sistema tan arraigado? como se puede mejorar, si los que tienen las riquezas lo que quieren es ostentar codearse con extranjeros, tener casas en estados unidos o europa y no les importa un carajo la miseria del pueblo que entre mas ignorante mejor para los que tienen el poder, como luchar contra un gobierno al servicio de empresarios depredadores, que pasan sobre el pueblo para quitarles sus bienes y recursos para darselos a extranjeros, a la sombra del gigante del norte… como puede un pueblo nacido en la servidumbre cambiar su mentalidad de perdedores y borregos, discriminandose de generacion en generacion, y creer que estan en otro estrato por decir que somos los loser en vez de los perdedores

  3. Karlos dice:

    CLARO QUE SIIIIIII, CON EL «CEROTE PARADO» QUE TENEMOS DE MIERDAPREJIDENTE

  4. En lo particular los mexicanos tenemos en primer lugar nuestra desconfianza por la corrupción mediocridad despotismo entre nosotros y demás es por eso que no avanzamos ni con un partido ni otro es la misma cosa o peor es mejor pensar en irse de mexico que aquí quedo me gustaría irme de mexico a otro país pero no de habla hispana es la misma pus

    • Droppo dice:

      La exageracion es increible, cuanto de ustedes vivieron lo politico de sexenios anteriores? Mexico avanza economicamente bastante y la gente se queda o se regresa, por algo dejamos de ser numero 1 en migrar a US desde hace mucho. Eres libre de irte a vivir a todo, toma huev hacerlo de la manera correcta o ilegal, mejor a tener gente que no esta dispuesta a estar a cambiar el pais para todos los mexicanos pero no creas que te reciben con brazos abiertos, menos con los problemas migratorios que se han desevuelto en el resto los paises occidentales.

      Por cierto a la autora, porque no revisa la crisis de agua que se tiene en el pais antes de pensar en una solucion que ni siquiere es comprobada por experto en la ciencia mas que lo contrario a la razon del porque no se contruyo la cervecera en Mexicali. Informaciona medias nomas. Vieron que la privatizacion no funciono en los 90 y quieren afuerzas privatizar todo, no todas las formulas gringas funcionan en el resto del mundo.

      Por cierto, cuantos norte americanos tenemos viviendo en Mexico desde el 2020?

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