Los 75 años de la ONU y la pandemia

19 octubre, 2020 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Latinoamérica, Norteamérica, Portada • Vistas: 4819

Nuevo Número de Foreing Affairs Latinaomérica

Jordi Bacaria Colom

Octubre 2020

FAL

En 2020, la pandemia de covid-19 cambió drásticamente la manera de vivir y de trabajar, y habrá que adaptarse a la nueva situación. Además, debemos recordar a quienes nos han dejado, así como a quienes han perdido el empleo y el ingreso. En este año, los cimientos del orden internacional se han tambaleado, el multilateralismo está en crisis y todavía no tenemos suficientes elementos para anticipar un resultado. Aunque la crisis del multilateralismo empezó mucho antes que la pandemia, ahora, cuando se cumple el 75° aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la situación dista mucho de ser una celebración.

En este número de Foreign Affairs Latinoamérica, Olga Pellicer, Martha Delgado, Francisco Rojas y Athanasios Hristoulas analizan desde distintos ángulos los hitos de estos 75 años, con una visión crítica y constructiva, enfocados en el futuro –a causa de la pandemia– y en un multilateralismo que debería reforzarse para hacerle frente al embate del coronavirus. La realidad se impone. Como dice Rojas, el soberanismo y el nativismo han aumentado su peso en detrimento de la acción asociativa del multilateralismo. Pellicer coincide con Rojas y con las declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, en cuanto a la necesidad de una coordinación internacional y un liderazgo amplio para hacerle frente a la pandemia. Delgado presenta las coincidencias entre la política exterior de México y las propuestas de reforma de la ONU, y señala las metas de reducción de las desigualdades, equidad de género y acceso a las nuevas tecnologías. Hristoulas presenta su artículo desde la perspectiva crítica de las sucesivas intervenciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Reuters-Eduardo Muñoz

Un capítulo aparte merece que México, en el bienio 2021-2022, será miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Encabeza la sección el artículo de Eduardo Jaramillo y Juan Ramón de la Fuente, Representante Permanente de México ante la ONU, en el que repasan las seis prioridades de la agenda de México en el Consejo de Seguridad: apego al Derecho Internacional; protección al personal para garantizar la asistencia humanitaria; enfoque de género; prevención y solución pacífica de conflictos; un mundo sin armas de destrucción en masa y control más estricto del flujo de armas pequeñas y ligeras, y fortalecimiento de la transparencia, la rendición de cuentas y la participación equitativa en los trabajos del Consejo de Seguridad.

Claude Heller expone la composición y la evolución del Consejo de Seguridad y el controvertido derecho a veto de sus miembros permanentes, sin el cual no se hubiese creado la ONU. Destaca las veces en que México ha participado como miembro no permanente y que, en esta quinta ocasión, podrá coordinarse con otros países de nivel medio para influir en los asuntos más importantes de la agenda latinoamericana y caribeña. Marta Tawil analiza el Consejo de Seguridad en el escenario internacional actual y los riesgos geopolíticos que pueden estar en la agenda durante la participación de México: la inseguridad regional en el Medio Oriente, la tensión en Irán, la competencia por los recursos naturales en el Mediterráneo oriental y conflictos como el de Venezuela. Natalia Saltalamacchia se ocupa de la participación de México en el Consejo de Seguridad, consecuencia del cambio de paradigma de la acción exterior mexicana en el siglo XXI, con una generación de diplomáticos más proclives a asumir responsabilidades internacionales. México ha entrado en el Consejo con el apoyo a su candidatura del Grupo Regional para América Latina y el Caribe, y la ratificación convencida de la postulación por parte de su Presidente, así como del canciller Marcelo Ebrard y del embajador De la Fuente.

Roberto de León se adentra en la nueva agenda y la participación de México en el Consejo de Seguridad, y presenta una lista de temas relevantes, como el terrorismo internacional (en el que México debe prestar atención para que no se generalicen las relaciones entre el terrorismo y la delincuencia organizada), el cambio climático y la ciberseguridad. La rendición de cuentas y la eficacia del Consejo es analizada por Pablo Arrocha y Enrique Ochoa, quienes ofrecen algunas propuestas de mejora, como reducir el desequilibrio entre los cinco países permanentes y los diez electos, con una asignación más equitativa de las presidencias de los órganos subsidiarios, y perfeccionar los mecanismos de rendición de cuentas, iniciativas en las que México puede desempeñar un papel relevante.

La perspectiva del proceso de paz en Colombia y el papel del Consejo de Seguridad como un factor de éxito la aporta Carlos Ruiz Massieu, quien afirma que la voz de aliento del máximo órgano de la paz y la seguridad internacionales fue un factor importante de legitimidad y apoyo al proceso de paz. El mecanismo tripartito funcionó de manera ejemplar y fue clave para cimentar la confianza entre la fuerza pública y los exguerrilleros, pues todas las partes aceptaron la decisión tomada por Naciones Unidas. Ifigenia Argueta aboga por la participación de México en las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz, una de las principales herramientas con las que cuenta el Consejo de Seguridad para cumplir con la función de preservar la paz y la seguridad internacionales. La inclusión de México en estas operaciones es congruente con el respaldo histórico que ha dado a las funciones de Naciones Unidas y a las operaciones en que ha participado desde 2015, las cuales, aunque modestas, han traído beneficios a la política exterior.

FAL-Darío Castillejos

En Diálogo Ñ se analiza la salida del Reino Unido de la Unión Europea, sus efectos en Latinoamérica y la modernización del acuerdo con México. Matthias Matthijs sugiere aprovechar la debacle del brexit para que la Unión Europea se renueve, anteponiendo la realidad política a la lógica económica. Ello exige un nuevo consenso en que los Estados miembros tengan más control sobre su política fiscal, con más flexibilidad para ganar estabilidad política, y, al mismo tiempo, que establezcan más mecanismos supranacionales para compartir los riesgos económicos, aun cuando esto implique ir en contra de la ortodoxia económica. Diego Gómez Pickering ve en el brexit una oportunidad para repensar la relación entre Latinoamérica y las islas británicas. A pesar de que actualmente los intercambios del Reino Unido con la región no alcanzan el 2% del total del comercio británico con el resto del mundo, hay potencial y referentes históricos que habrá que desarrollar. Por otro lado, la modernización del acuerdo entre México y la Unión Europea significa, según Beata Wojna, una revisión profunda en el ámbito económico, por la eliminación de aranceles al 90% de los productos agrícolas y pesqueros, la inclusión del comercio de servicios, los indicadores geográficos que protegen las denominaciones de productos como el tequila y la promoción y protección de inversiones que permite sustituir los acuerdos bilaterales con algunos países y abrirse a todos los países miembros de la Unión Europea. Una vez que se ponga en marcha el acuerdo, y a pesar de la incertidumbre actual, se prevén beneficios mutuos.

Thibault Camus

En la sección Mundo, Lilian Bobea, Rut Diamint, Cristina Eguizábal y Arlene B. Tickner analizan las elecciones para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la maniobra de Donald Trump para postular a un político estadounidense en lugar de respetar la regla no escrita de que sea un latinoamericano. Esta propuesta introduce un elemento disonante en la agenda de cooperación regional y en el propio BID, cuya organización tiene como objetivo reducir la pobreza y fomentar el desarrollo económico, social e institucional de los países de América Latina y el Caribe. Además, la elección llega en un momento lleno de incertidumbres, cuando en la mayoría de los países de la región se prevé un crecimiento negativo.

Gonzalo Hatch Kuri explica el problema de la gestión del agua en los acuíferos transfronterizos de las aguas subterráneas entre Estados Unidos y México, lo que requiere un tratamiento y soluciones específicas del ámbito internacional. La Unesco y la Organización de los Estados Americanos dictaminaron la existencia en México de dieciocho acuíferos transfronterizos: once compartidos con Estados Unidos, y siete con Guatemala y Belice. Hasta hoy no hay un consenso en Naciones Unidas sobre lo que es un acuífero transfronterizo y el tipo de soberanía que debe reconocerse. Aunque el Tratado de Aguas de 1944 entre Estados Unidos y México no contempla esos acuíferos, se ha avanzado en el tema.

Por su parte, G. John Ikenberry afirma que en la era de la pandemia es necesario más internacionalismo, no menos, y denuncia que los gobiernos han perdido la fe en el valor de colaborar en temas de salud pública, comercio, derechos humanos y medio ambiente. Por esto, el orden liberal internacional se derrumba, y Washington se prepara para una prolongada lucha por el predominio con China, Rusia y otras potencias rivales. Para evitar el comportamiento oportunista de China y Rusia en el sistema liberal, Estados Unidos y las otras democracias liberales necesitan reconstituirse como una coalición más coherente y eficaz, y reformar las instituciones de gobernanza mundial. Propone transformar el G-7 en un D-10, conformado por las diez principales democracias del mundo, que guíe el regreso al multilateralismo y reconstruya el orden internacional que protege los principios liberales.

A propósito de las consecuencias del coronavirus, Francis Fukuyama considera que la esperanza de una recuperación económica en forma de “v” es muy optimista. Más bien, la prevé en forma de “l” o de sucesivas “w”. La economía sufrirá una devastación y, así, pueden producirse reacciones negativas por la pérdida de empleos y el endeudamiento. La pandemia podría conducir al declive de Estados Unidos, la erosión continua del orden liberal internacional y el resurgimiento del fascismo en todo el mundo. La principal variable es Estados Unidos. Es singularmente desafortunado que, al golpear la crisis, este país tenga al mando al líder más incompetente y divisivo de su historia moderna, y que su manera de gobernar no cambie bajo presión.

Robert E. Lighthizer, Representante Comercial de Estados Unidos, defiende y justifica la política comercial de Trump. Dice que no es proteccionista ni autárquica, sino que defiende los empleos estables y bien pagados de los estadounidenses. Con distintos ejemplos de acuerdos comerciales, critica la tendencia a ver al comercio a través de la lente de la diplomacia y del argumento de la eficiencia del mercado. Pone al Tratado de Libre Comercio de América del Norte como ejemplo de pérdida de empleos en Estados Unidos, y al Tratado México, Estados Unidos y Canadá como modelo de normas que corrigen la fuente principal de la distorsión del mercado laboral en Norteamérica. También defiende el bloqueo del tribunal de apelaciones de la Organización Mundial del Comercio por parte de Estados Unidos.

Laura Rosenberger plantea el problema de la competencia por la información en las democracias, ya que su enfoque no intervencionista les impide entrar en la contienda y las hace vulnerables internamente, mientras que pierden terreno en el exterior. En esta competencia, los actores autoritarios prevalecen. China y Rusia tienen ventaja, ya que tratan la ciberseguridad y la seguridad de la información como dos caras de la misma moneda, y controlan y manipulan la información en múltiples niveles. Empresas rusas, por ejemplo, exportan a México tecnologías baratas de vigilancia de internet. China y Rusia extienden sus redes mediáticas fuera de sus fronteras y alcanzan a Latinoamérica. En esta pugna, Estados Unidos no puede promover una visión democrática si sus líderes no la hacen suya.

Lee Hsien Loong, Primer Ministro de Singapur, advierte de los peligros para Asia de la confrontación entre China y Estados Unidos. Los países del Sudeste Asiático, incluido Singapur, están especialmente preocupados, dado que viven en la intersección de los intereses de varias potencias y deben evitar quedar atrapados en el medio o verse obligados a tomar partido. Hasta ahora, la pax americana ha funcionado bien; sin embargo, su fundamento estratégico ha dado un giro radical. China se ha transformado y se ve a sí misma como un poder continental y aspira a convertirse en uno marítimo. Ha modernizado su ejército y su armada, y se dispone a convertir sus efectivos militares en fuerzas de combate de nivel mundial. China quiere proteger y defender sus intereses en el extranjero y ocupar el que considera que es su lugar legítimo en los asuntos internacionales. Si Estados Unidos trata de contener el crecimiento chino, se arriesga a provocar una reacción que podría poner a los dos países en un camino de décadas de confrontación. Un siglo asiático dependerá, en gran medida, de que China y Estados Unidos superen sus diferencias, cultiven la confianza mutua y trabajen constructivamente para sostener un orden internacional pacífico y estable.

Reuters-Edgard Garrido

Con este número del último trimestre cerramos el año. La pandemia de covid-19 sigue afectando particularmente a Latinoamérica. Hay que avanzar en políticas que hagan frente al desastre humano y económico. Como recientemente recordó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la región debe profundizar la cooperación, fortalecer los acuerdos y avanzar en la integración del mercado latinoamericano, con el fin de resolver los problemas estructurales del modelo de desarrollo que la pandemia ha evidenciado: la mercantilización y la fragmentación de los sistemas de salud, la gran desigualdad que afecta a las mujeres y los pueblos indígenas, el alto grado de urbanización que ha potenciado los contagios en los barrios más vulnerables, la enorme informalidad laboral que alcanza al 54% de los trabajadores, los frágiles sistemas de protección social y un débil multilateralismo con crecientes tensiones sociales. Confiemos en que si en 2021 todavía no se han podido corregir los efectos económicos de la pandemia ni se han evitado los costos humanos, al menos se establezcan las bases para que el multilateralismo y la cooperación internacional contribuyan a la solución.

JORDI BACARIA COLOM es Director de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @bacaria_jordi.

NOTA DEL EDITOR: Adquiera la nueva edición de Foreign Affairs Latinoamérica en el (55) 5628-4000 Ext. 3945 o suscríbase aquí.

Tags:, , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…