La estrategia anticovid-19 debe ser mundial o no funcionará

11 febrero, 2021 • AMEI, Artículos, Latinoamérica, Norteamérica, Portada • Vistas: 2481

Cambios y dudas en el plan de Biden

Clout News

Abelardo Rodríguez Sumano

Febrero 2021

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

En el momento más crítico de la pandemia, la variante británica, brasileña y sudafricana del covid-19 están encendiendo las alertas de una propagación más rápida en contagios e infecciones que se espera lleguen como un “huracán” en la primavera en Estados Unidos y, por lo tanto, a toda América. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) no “debería” provocar enfermedades nuevas y variantes de muerte a la cepa original. No obstante, recomienda fortalecer las medidas preventivas para reducir la transmisión a la par de reconocer a un patógeno en mutación permanente.

El covid-19 ha significado un cambio de era y de liderazgo en la política mundial. Al 31 de enero de 2021, el covid-19 ha precipitado la muerte a 2 209 195 personas y los contagios suman 102 083 344 en el mundo, de acuerdo con datos de la OMS, una verdadera tragedia humana. La lista de defunciones la encabeza Estados Unidos con 433 173 pérdidas, seguida por Brasil con 222 666, continuada por México con 156 579 y la India —el segundo país más poblado— con 154 274 fenecidos.

Es alarmante que Estados Unidos encabece la lista de defunciones y contagios en el mundo con una población de 333 millones de habitantes, y China —donde empezó la pandemia y que es el país más poblado de la tierra— se encuentra en el lugar 47. Por otra parte, estruja que los países gobernados por tres líderes populistas —Donald Trump de salida, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador— encabecen la lista de los países con el mayor número de muertos en el mundo.

El sentido de urgencia y el gobierno de Biden

A partir del 20 de enero de 2021, Joseph R. Biden proclamó, en su mismo acto inaugural, el día nacional de la unidad de la mano del valor de la democracia, la ciencia y el servicio público, tras 4 años de caos, odio y mentiras que se eclipsaron el 6 de enero de 2021 con un golpe de Estado fallido impulsado por Trump. En este marco, las prioridades de Biden comprenden liderear la respuesta nacional y mundial contra el covid-19, la ayuda económica, atender el cambio climático, mejorar la equidad racial y los derechos civiles, la reforma migratoria y el liderazgo de Estados Unidos en el mundo.

El gobierno Biden-Harris recupera los trabajos de la gestión de Barack Obama que tuvieron un contrapunto con dos episodios: la epidemia de H1N1 en México en 2009 y la del ébola en África en 2013. Fue esta última crisis la que estableció las bases de la Agenda Global de Seguridad Sanitaria, en febrero de 2014, que buscaba elaborar la respuesta al virus como la unidad dentro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. La evolución de la amenaza escaló al más alto nivel en el gobierno de Obama y, al final de su gestión, impulsó la orden ejecutiva “Avanzando en la Agenda Global de Seguridad Sanitaria” el 4 de noviembre de 2016, sin realmente poder hacer mucho porque la política pública llegó en el ocaso de su gobierno y la posterior llegada de Trump al poder.

El covid-19 ha significado un cambio de era y de liderazgo en la política mundial.

Una revisión rápida de esa agenda resulta en estos momentos visionaria: el Estado tenía en el radar de su estrategia que “por sí solo ningún país puede estar preparada si otros países se mantienen sin preparación para contener las amenazas biológicas”. Una agenda que abogaba por una convergencia mundial multifacética y multipaíses para acelerar la cooperación y las capacidades para detectar y responder a las enfermedades infecciosas. Unos meses más tarde, se publicó el potente texto Global Health Security in an Era of Explosive Pandemic Potential, en el que se sostiene que la sobrepoblación, la urbanización, la globalización y el cambio climático son el caldo explosivo para lo que estamos viviendo.

Sin embargo, el gobierno de Trump, una vez en el poder, le restó relevancia, al igual que a los llamados de la comunidad científica. La agenda de salud mundial fue subordinada a la prioridad de su gobierno: la carrera nuclear y desde ahí a la estrategia de control y proliferación de armas de destrucción masiva, biodefensa y después a la salud mundial. En realidad, la unidad fue desmembrada de acuerdo con varios de sus integrantes. Ciertamente, el gobierno de Trump politizó este peligro, y su conducción ha significado una tragedia para su país.

La pandemia y la seguridad

De esta manera, el 20 de enero de 2021, el presidente Biden reorganiza el gobierno y marca su prioridad: acciones anticovid y recuperar los avances del gobierno de Obama, Trump y la comunidad científica. Por ejemplo, la “Orden Ejecutiva sobre la Organización y Movilización del Gobierno de Estados Unidos” la pone en marcha el mismo día que toma el poder, una muestra clara de su preminencia en el corto, mediano y largo plazo para identificar, monitorear, preparar y, si es necesario, responder a amenazas accidentales, creadas o naturales, que asechan a ese país y al mundo.

Para ello, se ha dispuesto que el Asistente Espacial para la Seguridad Nacional deba transmitir al Consejo de Seguridad Nacional los esfuerzos de coordinación del gobierno federal para enfrentar las pandemias y asesorar al Presidente en la respuesta mundial para la recuperación del covid-19, incluyendo la acción entre responsabilidades internas y mundiales, como el fortalecimiento de la salud pública y la OMS. Esta tarea demanda la prevención epidémica, la modernización de la ciencia de datos, la inteligencia celular, la inversión bioeconómica, los riesgos biotecnológicos, el desarrollo de un marco de las responsabilidades entre el gobierno federal, los gobiernos estatales, locales, tribales y todas las autoridades territoriales, así como el acceso a la salud médica y social y el impacto secundario del covid-19.

Asimismo, busca coordinar los esfuerzos del gobierno para reducir las disparidades entre agencias y departamentos, incluyendo las raciales y étnicas; coordinar los esfuerzos del gobierno federal para producir los suministros y distribuir el equipo de protección, vacunas y pruebas para la respuesta ante el covid-19; asegurar una respuesta efectiva en tiempo seguro para la distribución de la vacuna en la población, y coordinar los esfuerzos del gobierno federal para la reapertura segura de escuelas y guarderías.

La tormenta en marcha nos recuerda que la transformación de la especie humana deberá ser total, ya que nuestro porvenir está en juego.

En 180 días, el Consejo de Seguridad Nacional, el Coordinador de Respuesta al Covid-19 y el Asistente de la Política Interna —responsables de la coordinación interagencias— deberán presentar al Presidente una revisión completa de las recomendaciones sobre riesgos biológicos internos y mundiales y las políticas de respuesta nacional. Asimismo, se deberá concebir un marco para coordinar los esfuerzos de entrega de suministros, la seguridad de la clase trabajadora y de los hospitales, así como el momento en el que ciertos agentes deberán participar en acciones de largo plazo, además de la respuesta en sus fronteras.

Las acciones anteriores forman parte de una iniciativa mucho más amplia que van desde la protección de la fuerza laboral al uso riguroso obligatorio de cubrebocas en espacios públicos y privados, la protección de la seguridad pública y el restablecimiento de la ciencia en la mitigación del cambio climático, el monitoreo y la restricción de los viajes internacionales, la ampliación de los tratamientos contra el covid-19, la ciencia de datos, el uso de la Guardia Nacional, la apertura de escuelas, la protección de la infraestructura sanitaria, el cuidado de los trabajadores de la salud, entre muchos otros aspectos que deberán ser analizados en otro espacio en mayor profundidad.

En perspectiva

Sobre la base anterior, el gobierno de Biden intentará erigirse como una fuerza en América que buscará jalonar a Canadá, Centroamérica y México para enfrentar la crisis pandémica, la recesión económica y el cambio climático como el primer escudo de su propia seguridad, aunque hay dudas de poder lograrlo con un país profundamente dividido como Estados Unidos y con un vecino, como México, sumido en la crisis. En una segunda fase, buscará mitigar la crisis con la ciencia por delante y el reforzamiento de sus fronteras.

En el plano internacional, está en marcha el fortalecimiento a la OMS y la coordinación con la Organización de las Naciones Unidas. Hay dudas de la convergencia que logrará trabar con África, China, la India, el Medio Oriente y Rusia en el mar de rivalidades y divergencias ideológicas y culturales para concebir la nueva cartografía de amenazas no solo a Estados Unidos y el continente, sino a 7800 millones de habitantes en el planeta. Queda claro qué si la cooperación no es mundial, no funcionará.

Canadá ya se situó como el aliado más importante del gobierno de Biden en el continente. Incluso ha tomado cartas en el asunto y ha cancelado vuelos a México y el Caribe. Al gobierno de López Obrador le urge repensar y modificar radicalmente su estrategia, ya que se van a elevar las presiones desde Estados Unidos y la pandemia no cesa y seguirá golpeando en cascada a países y sociedades que no unan esfuerzos para mitigarla.

Recomendaciones de la OMS

En la medida que la OMS y la ciencia siguen trabajando para frenar la pandemia de covid-19, recomiendan reducir la transmisión, formular mayores pruebas, identificar a la población infectada, mantener el aislamiento y las cuarentenas, continuar con el distanciamiento social, utilizar religiosamente cubrebocas, evitar los lugares concurridos y cerrados, mantener el lavado de manos, y quedarse en casa si no se tiene que salir o se está enfermo. La tormenta en marcha nos recuerda que la transformación de la especie humana deberá ser total, ya que nuestro porvenir está en juego.

ABELARDO RODRÍGUEZ SUMANO es Vicepresidente de la Asociación Mexicana de Asuntos Internacionales (AMEI) y profesor de la Universidad Iberoamericana. Sígalo en Twitter en @AbelardoRodriz.

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