El tiempo de Corea del Sur

23 enero, 2022 • AMEI, Artículos, Asia/Pacífico, Latinoamérica, Portada • Vistas: 3531

La articulación de diplomacias para la consolidación de su diplomacia pública en Latinoamérica

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Karla Noemí Padilla Martínez

Enero 2022

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

En los últimos años, la presencia coreana en el mundo del entretenimiento ha sorprendido a propios y extraños. El éxito de la película Parásitos (2019), que ganó varios premios internacionales, fue un parteaguas para que el mundo volteara a Corea del Sur. En 2021, el éxito de la serie El juego del calamar resultó ser igualmente sorpresivo y reafirmó el interés mundial por lo que se producía en aquel país. Se puede afirmar que es el “tiempo de Corea del Sur”. Los mencionados productos culturales no son más que el resultado de una sofisticada estrategia de diplomacia pública que, en el caso coreano, ha sido innovadora al articular distintas diplomacias, actores y niveles. Los países de Latinoamérica han sido testigos de la evolución de la diplomacia surcoreana.

Diplomacia pública de Corea del Sur

La historia contemporánea de Corea del Sur se ha caracterizado por la lucha constante por el reconocimiento internacional. Esta búsqueda inició con su independencia en 1945, después sorteando la guerra de Corea de 1950 a 1953, y, posteriormente, trabajando por su reconstrucción.

“Camarón entre ballenas” es la metáfora que utilizan los surcoreanos para clasificar su papel y sus relaciones en el noreste asiático, en su historia moderna. Esta autopercepción ha contribuido en gran medida al diseño y la implementación de una estrategia multidiplomática consolidada en la agenda surcoreana de diplomacia pública en las últimas 3 décadas.

Desde la llegada de los gobiernos dictatoriales en la década de 1960, Corea del Sur comenzó la construcción de una identidad y papel a nivel internacional. A partir de entonces y hasta la década de 1980, la prioridad en su acción exterior fue la promoción económica y cultural mediante la cooperación bilateral y multilateral. Cabe señalar que los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, fue un acontecimiento que vigorizó la imagen del país al proyectarlo como un miembro activo de la sociedad internacional. Esto fue un antecedente directo en la construcción del papel de potencia media y de la marca país que el gobierno surcoreano logró establecer.

Paralelamente, y desde el ámbito privado, a inicios de la década de 1990 se dio el nacimiento de hallyu, o la llamada ola coreana, que posteriormente se vincularía de forma estratégica a la agenda de política exterior del país. Para 1994, durante la presidencia de Kim Young-sam, se hizo énfasis en los intercambios culturales con el objetivo de introducir la cultura coreana por medio de las industrias culturales y de programas educativos sobre estudios coreanos. Otro aspecto que fortaleció los vínculos de Corea del Sur con el mundo, fueron las relaciones internacionales de los gobiernos subnacionales, que en este periodo alcanzaron 127 hermanamientos y, para 2021, se incrementaron a 450 aproximadamente.

La diplomacia pública en Corea del Sur como política de estado se remite a 2010, cuando por primera vez el gobierno de Lee Myung-bak institucionalizó dicha estrategia mediante la creación de la Oficina de Diplomacia Cultural, hoy llamada Oficina de Diplomacia Pública y Asuntos Culturales. Esta política requirió que, en 2016, se promulgara la Ley de Diplomacia Pública para garantizar la implementación de acciones de proyección internacional e imagen pública a largo plazo.

Razones del éxito surcoreano

Si bien países como China, España, Francia, Italia y Japón tienen estrategias exitosas de diplomacia pública, el caso de surcoreano amerita ser catalogado como exitoso y sui géneris por varias razones. Primero, por la vinculación con sectores y niveles de acción bajo la coordinación directa e indirecta del Estado coreano. Se observa una estrategia de cooperación multinivel donde se articula el trabajo de entidades subnacionales, regiones administrativas, ministerios, asociaciones civiles, pequeñas y medianas empresas, conglomerados, universidades, grupos de expertos y agencias gubernamentales. En segundo lugar, por la identificación de áreas temáticas definidas claramente, entre las que destacan la educación, la cooperación internacional para el desarrollo, la inversión, el comercio y las industrias culturales y de entretenimiento.

Tercero, por la cultura como prioridad. En el ámbito cultural de la diplomacia pública surcoreana se identifican dos vertientes: la cultura tradicional y la cultura moderna. Esta área temática es sumamente relevante y puede ser considera como la estrategia de diplomacia pública más contundente de Corea del Sur en el mundo. Por una parte, la cultura tradicional se gestiona y se proyecta desde ministerios y agencias gubernamentales, como la Fundación Corea. Por otro lado, la cultura pop contemporánea se gestiona principalmente desde el sector privado, donde el sector público desempeña un papel de facilitador. Así, con elementos populares tradicionales y modernos, el hallyu se integra con productos culturales diversos, como los llamados k-dramas, k-pop, k-food, k-style, k-beuty y k-tech.

En cuarto lugar, la incorporación de elementos nacionales a sus estrategias diplomáticas muestra claramente como sus productos, servicios y estrategias se diferencian de otros al incorporar elementos identitarios coreanos. En quinto lugar se encuentra la cooperación multiactor y multisector. Las industrias culturales se apoyan de forma importante en acciones de diplomacia cultural, corporativa, económica, comercial y deportiva, lo que exige la articulación del gobierno (ministerios de asuntos internacionales, cultura, deportes, turismo y educación) y el sector privado (corporativos y pequeñas y medianas empresas) en la proyección internacional y el éxito económico de dichas industrias.

La consolidación de resultados y estrategias de la diplomacia pública surcoreana ha sido posible gracias a la continuidad de los proyectos nacionales coordinados por el Estado y a la incorporación de actores públicos y privados, en varios niveles, sectores y ámbitos.

En sexto lugar, hay que mencionar que hay una sinergia en la consecución de objetivos políticos y económicos en la agenda pública de Corea del Sur. El objetivo de diplomacia pública es ser “el país más amado del mundo”, y se acompaña de estrategias de exportación de productos culturales que, a su vez, generan impactos económicos positivos. El ejemplo más claro es la industria del entretenimiento (la ola coreana), ya que no solo seduce audiencias con su poder blando, sino que realiza planes de negocios que han generado ganancias económicas cuantiosas que, solo en 2020, ascendieron a 50 000 millones de dólares.

En séptimo lugar destaca la creación continua de entidades responsables de la creación y el fortalecimiento de la marca país y de la imagen de Corea del sur en el mundo, por ejemplo, el caso de la Fundación Corea, en 1991, del Comité de Identidad Nacional, en 2002, y del Consejo Presidencial de Marca Nacional, en 2009.

Por último, en octavo lugar, se debe señalar la diferenciación de los objetivos de la diplomacia pública a partir de estrategias regionales o geográficas. La agenda de política exterior surcoreana da importancia relativa a cada región del mundo. En el caso de Latinoamérica, el acercamiento inició por motivaciones económicas; sin embargo, en 60 años de relaciones diplomáticas (de 1962 a 2022), el interés se ha diversificado, y ahora incluye motivaciones políticas, culturales, educativas, paradiplomáticas, de inversión y de cooperación técnica, entre otras.

La consolidación de resultados y estrategias de la diplomacia pública surcoreana, incluso en un contexto como el actual con la pandemia de covid-19, ha sido posible gracias a la continuidad de los proyectos nacionales coordinados por el Estado y a la incorporación de actores públicos y privados, en varios niveles, sectores y ámbitos. Por ejemplo, a nivel internacional, la cooperación técnica y económica contribuyen a lograr una imagen positiva de Corea del Sur; a nivel local, las políticas públicas de atención a la pandemia son modelos que la comunidad internacional le reconoce como exitosos.

La presencia de Corea del Sur en Latinoamérica

El año de 1962 marcó el inicio de la presencia surcoreana en Latinoamérica. En 2022, Corea del Sur y varios países de la región (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y República Dominicana) conmemoran el sesenta aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas.

El interés coreano en la región se incrementó de forma más clara en la década de 1990, cuando inicia su estrategia para la construcción de su papel como potencia media bajo el mandato de Roh Tae-woo, primer Presidente coreano en visitar un país latinoamericano (México). Una década después, se inició la consolidación de los intereses comerciales surcoreanos en Latinoamérica a partir del cambio de perspectiva del gobierno surcoreano hacia una política bilateral para la promoción del comercio, la cual llevó a la formalización de su primer acuerdo comercial con Chile en 2004, que representó el inicio de la diplomacia comercial surcoreana en el mundo.

En 2006, la estrategia gubernamental mostró interés en utilizar el hallyu para fortalecer su diplomacia pública y poder blando en Latinoamérica, de tal forma que el consumo de productos culturales es un pilar fundamental para la aceptación de la presencia coreana en la región. La agenda actual de la política exterior coreana en Latinoamérica incluye la ayuda al desarrollo, programas de intercambio de conocimiento, hermanamientos, cooperación educativa, infraestructura, inversión, digitalización de servicios, entre otros.

La diplomacia pública surcoreana como articuladora de acciones multidiplomáticas ha consolidado su presencia y poder blando en la región; se considera exitosa y distintiva pues establece como base la cooperación entre actores, niveles, estrategias y ámbitos de acción, que la ha posicionado como una de las de mayor alcance por sus logros políticos, económicos y culturales. La evolución de esta estrategia muestra sofisticación de sus dinámicas, lo que marcará una nueva etapa en las relaciones de Corea del Sur con Latinoamérica en el marco de su sesenta aniversario. El camarón se ha convertido en un “calamar entre ballenas” y no deja lugar a dudas de que es el tiempo de Corea del Sur.

KARLA NOEMÍ PADILLA MARTÍNEZ es doctora en Relaciones Transpacíficas por la Universidad de Colima (UCOL) y maestra en Ciencias Sociales, con especialidad en Relaciones Internaciones y Estudios del Pacífico, por la Universidad de Guadalajara (UDG). Es profesora de tiempo completo en el Departamento de Estudios Internacionales de la UDG y coordinadora del programa e-School de la Fundación Corea en la misma universidad. Además, funge como Secretaria de Vinculación de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Sígala en Twitter en @karlapamar.

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One Response to El tiempo de Corea del Sur

  1. Pedro Valdivia dice:

    Excelente análisis

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