El futuro que no llegará

28 enero, 2015 • Asuntos globales, Entrevistas, Europa, Latinoamérica, Norteamérica, Portada, Regiones • Vistas: 4811

La visión histórica de los sucesos actuales

Entrevista FAL a Lorenzo Meyer, historiador y analista político.

avatarDefault Elías Camhaji y Gerardo R. Valenzuela

Enero 2015

El inicio de 2015 ha mantenido la inercia turbulenta de los últimos meses. En escenarios de tal incertidumbre y de mensajes tan difusos, es necesario echar un vistazo al camino recorrido y buscar respuestas en el estudio del pasado. Para entender el presente y tratar de descifrar el futuro, a través del análisis del contexto histórico, el equipo editorial de Foreign Affairs Latinoamérica se reunió con Lorenzo Meyer, historiador, analista político y profesor emérito de El Colegio de México, para conversar acerca de los sucesos más relevantes de las últimas semanas en la escena internacional. Sígalo en Twitter en @DrLorenzoMeyer.

Foreign Affairs Latinoamérica – Hace poco el presidente Enrique Peña Nieto visitó Washington, pero los medios de comunicación poco lograron destacar de ese encuentro con el presidente Barack Obama. Usted, como especialista en la relación bilateral México-Estados Unidos, ¿qué rescataría de esa reunión y en qué circunstancias se dio? ¿Para qué fue el presidente Peña Nieto a Estados Unidos?

Lorenzo Meyer – Creo que fue porque era inevitable. No hay nada sustantivo y, al final, solo tenemos algunas noticias procedentes de Washington donde nos dicen que hubo un cierto rapport por lo que se refiere a los temas económicos. Pero cuando Obama sacó otros temas complicados para México, como los derechos humanos, entonces Peña Nieto -según estos reportes informales-, simplemente se limitó a escuchar, a mover la cabeza y no hubo diálogo. En esos momentos hubo más bien una situación de un solo lado y el otro se quedó «amorcillado», para usar un término de los toros. Entonces, supongo que para Peña Nieto esta visita fue más bien un sufrimiento que una ocasión de júbilo y de lucimiento. Tuvo que pasar por ello. De cierto modo, fue un viacrucis y lo hizo quedándose callado.

La visita es un pequeño suceso en la relación con Estados Unidos que quedará como pie de página, nada particularmente importante, pero es muy reveladora de otro tema interesante: todos los problemas sustantivos de la política interna se pueden convertir en elementos de la política exterior. Cuando hay problemas serios, como esta crisis política, eso nos pone en una situación defensiva y débil frente al mundo externo, en particular con Estados Unidos.

En el fondo, para los estadounidenses la situación mexicana es preocupante. Lo que les ha importado desde hace mucho tiempo no es tanto que México sea un mercado, que sea un proveedor, que consuma o que exporte bienes y servicios, sino la estabilidad interna. Es el hecho de que a veces parecería ser un Estado fallido y ese es un problema mayúsculo para Estados Unidos. Es una perogrullada, pero sigue siendo cierto: la mejor política externa de México es una política interna exitosa. Debe ser exitosa de acuerdo con el momento y ahora el momento dice que los derechos humanos importan. El gobierno de México ya no puede llevar a cabo una guerra sucia como durante la década de 1970 en Guerrero, precisamente de donde ahora sale el tema de Ayotzinapa, de Iguala y de Cocula.

FAL – Otra de las noticias que llegó desde Washington hace unas semanas fue la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, aunque con algunos «asegunes» bastante importantes. Tradicionalmente, México triangulaba entre los dos países y esta vez parece como si hubiera quedado excluido.

LM – Bueno, la política mexicana hacia Cuba siempre ha sido, a final de cuentas, una manera indirecta de tener una política hacia Estados Unidos. Es extraño que México tenga una política hacia Cuba. México ha tenido en Cuba un problema, no tanto por Cuba sino porque puede ser una base de operaciones de otras potencias. En este sentido, la triangulación ha sido una política con Estados Unidos.

Con el advenimiento del gobierno de Vicente Fox, con Jorge Castañeda Gutman como canciller, se dio un cambio: ya no vamos a hacer lo que hacía el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que usaba a Cuba un poco como en un juego de ajedrez para llegar a Estados Unidos. Entonces, no me extraña que en esta ocasión ya no haya sido necesaria nuestra relación con Cuba, pues se diluyó hasta casi desaparecer. Para usar un dicho muy clásico mexicano, Estados Unidos «no necesita vejigas para nadar» en el caso de Cuba. Si tomó la decisión, ¿para qué necesitaba a México? Al final, que ya no tengamos nada que ver con eso, es solo la culminación de las decisiones mexicanas.

FAL – Ahora, queda claro lo que representa Cuba para México, pero ¿cuáles son las implicaciones de este acercamiento diplomático para el resto de la región?

LM – Yo diría que es un aggiornamento. Se pone al día una cosa ridícula. Después de la crisis de la década de 1960, Cuba ya no representó nada sustantivo para Estados Unidos. En esa época pudo haber sido el principio de una guerra nuclear. Desarmado eso, Cuba quedó como parte de la política interna estadounidense, porque los cubanos que están en Miami no quieren la relación. Obama en un acto de sentido común dice: vamos a poner en orden varias cosas -como quien ve el cuarto todo desordenado-, porque esto está mal desde hace rato. En términos generales, salvo la derecha latinoamericana -que vaya si nosotros en México sabemos el peso que tiene la derecha-, en Latinoamérica pensamos que es bueno, que ya era hora y que este es un absurdo que se corrige con mucho retraso.

FAL/Diego-Marroquín

FAL/Diego-Marroquín

Otro asunto cubano al que no le hemos dado el papel que se requiere es cerrar la prisión de Guantánamo, porque no es solamente la prisión, es Guantánamo. ¿Qué hace ahí Estados Unidos con ese remanente del colonialismo? Si la mala relación con Cuba era un remanente de la Guerra Fría, Guantánamo es un remanente de mucho más atrás. El expresidente James Carter devolvió la zona del canal de Panamá a los panameños, era lo lógico. Entonces, lo lógico sería que Estados Unidos se fuera de Guantánamo, no solamente soltar a los presos o ponerlos en Uruguay o donde se pueda, sino dejar además ese pedazo de Cuba, porque es cubano. Y eso todavía no se ha discutido.

FAL – ¿Qué tanto es esto un logro de Obama?

LM – Yo creo que mucho. Algunos van a considerarlo como una derrota, sobre todo la parte más conservadora y reaccionaria de Estados Unidos y del mundo va a decir que es una derrota. Otros lo vemos como un triunfo muy personal y esto nos lleva a discutir el papel del individuo en la historia. ¿Qué es lo más importante, la personalidad o las circunstancias? En este caso, fue la personalidad, porque Obama hubiera podido «hacerse tonto» igual que sus antecesores. ¿Y qué le hubiera costado eso? Nada.

En cambio, decidió gastar un poco de su capital político y ganar en términos políticos. Vio la ecuación y tomó la decisión, pese a las críticas de algunos pero no todos en Miami. Estados Unidos no gana nada en mantener esto, pero ha de ser difícil tener a Fidel Castro que ha podido lidiar con (Dwight) Eisenhower, con (John F.) Kennedy, con (Richard) Nixon, con (Ronald) Reagan, con (James) Carter, con (William) Clinton, con los Bush…

FAL – Un tema recurrente en sus escritos es el petróleo, sobre todo como un símbolo de la identidad nacional. Hoy vemos una crisis con la caída del precio del petróleo, pero ¿qué consecuencias va a traer al país en lo económico y en lo político?

LM – Vamos a ponerlo desde este ángulo: cuando el petróleo se expropió y se nacionalizó -porque fueron las dos cosas-, se amarró esto como el momento cumbre del nacionalismo mexicano y se defendió por mucho tiempo como tal. Luego, en un momento muy desafortunado, José López Portillo decidió hacer de México un exportador de petróleo de nueva cuenta, como había sido antes de la nacionalización. Con Lázaro Cárdenas, no se trataba solamente de nacionalizar, expropiar o crear Petróleos Mexicanos, sino cambiar de política y dejar de exportar. Se pensaba que si el mercado mundial necesitaba petróleo, era mejor que lo buscaran en otra parte.

Con López Portillo cambió esto y se dijo «no, este es el momento; vamos a administrar la abundancia». Más tardó en decirlo que en pasar lo que está pasando ahora, es decir, la caída de los precios. Pero México ya se había comprometido a exportar. El petróleo se fue en eso, Fox lo usó también, por ejemplo, de una manera estúpida como muchas de las otras políticas. Y Peña Nieto volvió a retomar lo mismo. Aunque esta vez ya no es nada más exportar, sino que ahora vamos a pedirle al mundo externo y a los grandes inversores que vengan aquí, que exploren, que vean en el mar, que vean en el golfo de México, que saquen lo que puedan y que nos den un pedazo. Se dijo: «el petróleo es nuestro, pero vamos a dejar que los demás lo hagan». Justo después de que se dijo todo esto, se vino otra vez abajo: es tropezarnos dos veces con la misma piedra.

Sin embargo, el petróleo es un recurso natural no renovable y lo que ya echamos fuera, ya lo echamos. Lo que fue una política «política» y una política económica se supeditó a la visión neoliberal de que el mercado manda y de que no tenemos estadistas, sino políticos. El estadista piensa en el largo plazo, el político en lo de «ahorita». Entonces, el mismo gobierno que tiene unas relaciones «raras» con el Grupo Higa es el que también cambia el artículo 27 de una manera sustantiva, en un paso histórico para que vengan contratistas. Se pensó que los contratistas inyectarían dinero por un tiempo, pero quién sabe por cuánto. Si uno es político y no estadista es suficiente. Además, puede ser interesante porque las grandes empresas son actores políticos y si yo les abro las puertas, serán actores políticos míos. En este nuevo entorno, en el que existe cierta competencia y a veces las elecciones tienen algún sentido, tendría de mi lado a poderes fácticos muy importantes, quizá más importantes incluso que (Carlos) Slim o que (Emilio) Azcárraga. La historia del petróleo mexicano tiene su mejor momento en el cardenismo y su peor momento a partir de López Portillo y este.

FAL – Hablando en retrospectiva, si nosotros pensamos cómo se veía a México en 2014, se hablaba del Mexican Moment. Ahora, con todo este episodio complicado de Ayotzinapa, ¿cuánto ha afectado la punta de este iceberg en la imagen internacional de México?

LM – Claro que la ha afectado y negativamente, pero era casi esperado. Si no fue en septiembre de 2014, podía haber sido en mayo de 2015 o en julio de 2016. Aquí hay un punto que ahora se hace más evidente y que no se quiso ver. Puede haber una transición por la vía electoral en México y en muchos otros países, pero para que esto tenga realmente efecto, debe de estar acompañado de un cambio en las instituciones y eso es lo que no se hizo. Esa es la herencia maldita de Fox, pensar que con sacar al PRI de Los Pinos era suficiente. Cualquiera con un sentido de la historia y de la política sabía que ese era apenas el principio, que el punto verdaderamente duro venía en cambiar las instituciones. Las instituciones son un montón de intereses creados -no nada más del PRI- para mantenerse en el poder. Ahí están los millones y millones de pesos, de privilegios, de dólares, de lo que sea y no se hizo nada.

Entonces, el Mexican Moment estaba basado en un espejismo. Estaba basado en una campaña bien orquestada por Televisa y aceptada por el mundo externo, que buscaba hacerse del petróleo y acariciarle el lomo al nuevo gobierno: «lo vamos a poner en la revista Time y le vamos a poner ‘Saving Mexico'». Pero todos lo sabían y lo debimos de haber sabido nosotros los mexicanos. Creo que algunos sí lo sabíamos y lo dijimos, pero nos pasaron la aplanadora. Las instituciones siguen siendo las mismas. Sigue siendo el mismo ejército, la misma policía, los mismos jueces, la misma Secretaría de Hacienda, el mismo Banco de México, todo es lo mismo, no cambió. Lo que pasó el año pasado pudo no haber pasado sino hasta dentro de 1 año o 2 años, pero era inevitable o pudo haber pasado antes.

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FAL – Ahora, si se piensa en el capital político del país hacia el exterior, ¿qué tanto tiene que ver esto con que, por ejemplo, el gobierno de México haya tenido una participación tan poco activa en temas de pronunciamiento sobre derechos humanos o en específico sobre lo que pasó en Francia con el ataque a la revista Charlie Hebdo?

LM – Es muy difícil hacer eso, montarse en esto de «Yo soy Charlie Hebdo». También está la otra parte: ¿por qué pasó eso? Hay un buen artículo de Robert Fisk en The Independent que pide a la prensa internacional que al examinar lo que pasó en Francia, echen un vistazo a su historia. Cuando yo escuché la noticia por primera vez, lo primero que pensé fue Argelia, porque detrás de eso está Argelia y los miles de muertos argelinos.

No creo que así lo haya pensado ni el Secretario de Relaciones Exteriores ni Peña Nieto ni nadie, pero no es un asunto fácil. En realidad, México ha firmado todos los acuerdos sobre respeto a los derechos humanos, es uno de los países que está más metido formalmente en esto. Ahora, no hacemos lo que firmamos, eso es otra cosa. Pero esos momentos de exaltación en donde toda Europa Occidental se puso ahí… es más complicado que eso, porque no es un par de locos, que sí están mal de la cabeza, pero hay que ver de dónde les vino esa locura, quién la cultivó.

FAL – ¿Hay una visión dominante para hablar de Charlie Hebdo, existe una observación dominante de los hechos?

LM – Sí, la de una brutalidad ante unos periodistas desarmados que solamente usaban el humor. Pero yo me quedo con lo del Papa -que es interesante este papa Francisco-, que dijo: bueno, si a mí me mientan la madre, yo le voy a dar un trancazo al otro. No dijo que estaba bien matar a los otros, pero sí hay un problema de herencia del colonialismo, de choque de culturas y de un resentimiento de un mundo islámico que en algún tiempo fue el más adelantado sobre la Tierra y que después en el siglo XIX lo pusieron bajo la bota del imperialismo europeo. Cuando uno se burla entre iguales es una cosa, cuando alguien se burla de alguien que está más abajo es otra. Los caricaturistas en México -en especial los de La Jornada o los de Proceso– se burlan de todos, pero lo hacen desde abajo hacia arriba. No se burlan de los más jodidos, se burlan de los que están jodiendo. Yo no sé cómo lo vean los europeos.

FAL – Sin duda, la relación con el Islam y la relación de choque que ha habido con los sectores más radicales del Islam es una relación históricamente muy interesante. Ya han sido varios hechos. ¿Hay alguna lección detrás, hay espacio para una conciliación?

LM – La lección es lo difícil que es hacerle frente a lo que se hizo en el pasado, porque ya no se puede remediar el pasado. Espero que sí haya una conciliación a través del paso del tiempo, aunque es muy complicado. ¿Qué se va a hacer en Libia? ¿Qué se va a hacer en Siria? ¿Qué se hizo en Irak? A Irak se le invadió porque había armas de destrucción masiva y era falso. Se le invadió porque se les dio la gana, porque se puede, porque yo soy más fuerte que tú y te invado y listo. Ahora Irak está destruido. «Es que íbamos a quitar a un dictador». ¡No me digan, vengan a quitarlos aquí que están más cerca de casa!

FAL – Desde este punto en el tiempo, en el que ya aparecen varios de estos factores y sucesos en el panorama, ¿cómo leer lo que viene para el próximo año?

LM – Más o menos como se está haciendo ahora. El problema serio es nuestro: tenemos 4 años más con el mismo gobierno, un gobierno que ya fracasó. Entonces, el año entrante se tratará de ir administrando, de sobrevivir. No hay un gran proyecto y tenemos que seguir sin un gran proyecto. Los grandes proyectos casi nunca se cumplen, pero dan energía. Se dan en aras de un futuro que no va a llegar, pero que uno se puede imaginar. Le da a uno la capacidad de aguantar los males del presente en función de un futuro más positivo. ¿Cuál es el futuro más positivo para México en este momento? No hay. Ese es el año entrante.

ELÍAS CAMHAJI y GERARDO R. VALENZUELA son Productores Editoriales de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalos en Twitter en @elíascamhaji y @ForeignAffairsL. Esta entrevista ha sido editada y resumida para ajustarse al formato de la publicación.

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