El Consejo de Derechos Humanos y las críticas a su funcionamiento

6 noviembre, 2020 • Artículos, Asuntos globales, Portada • Vistas: 3796

¿Promueve los derechos humanos o protege a los infractores?

CEPAL

Gino Pauselli

Noviembre 2020

El Consejo de Derechos Humanos (CDH) es el principal organismo intergubernamental del Sistema de Naciones Unidas encargado de fortalecer la promoción y la protección de los derechos humanos a nivel mundial, hacer frente a las situaciones de violación de derechos humanos y formular recomendaciones. Al ser una organización intergubernamental, el CDH está sujeto a pujas políticas entre sus miembros. Por eso, organizaciones de la sociedad civil y activistas se involucran regularmente en sus discusiones y hacen llamados a nuevas reformas.

A principios de octubre de 2020, el CDH votó la resolución que condena las violaciones a los derechos humanos que se cometen en Venezuela, pero la posición que tomaron algunos países ha generado polémica. También, las últimas elecciones de los miembros del Consejo resultaron controvertidas, pues entre los votados se encuentran reconocidos violadores de derechos humanos que se espera promuevan agendas antiderechos dentro del Consejo. En 2020 fueron electos China, Cuba y Rusia, y en 2019 fue electo Venezuela. Además, el Consejo ha recibido duras críticas por la politización de sus decisiones, aunado a que Estados reconocidos como infractores aún no son condenados por ello. Lo anterior, obliga a evaluar la efectividad, la conformación y la legitimidad del CDH.

Elecciones en el CDH

La reciente elección de países con dudosas credenciales de promotores de los derechos humanos debe entenderse en el marco del sistema de elección de miembros. El Consejo está conformado por 47 Estados que son elegidos por la Asamblea General por mayoría simple, mediante votación secreta. Los miembros son elegidos por un periodo de 3 años, y un tercio de sus miembros es renovado anualmente. Los 47 escaños del Consejo se distribuyen de la siguiente manera: 13 Estados de África; 13 Estados de Asia-Pacífico; 8 Estados de América Latina y el Caribe; 7 Estados de Europa Occidental y otros Estados (Canadá, Estados Unidos e Israel), y 6 Estados de Europa del Este. En 2020 se renovaron 4 escaños de África y Asia-Pacífico, 3 de América Latina y el Caribe, 2 de Europa del Este y otros 2 de Europa Occidental.

Si hay la misma cantidad de candidatos que escaños a renovar es prácticamente imposible que alguno de los candidatos no resulte electo. Un aspirante puede quedar fuera del Consejo si el número de candidatos es superior al número de escaños disponibles en un grupo regional. Sin embargo, esto rara vez sucede, ya que los Estados no buscan enfrentarse entre ellos por un lugar en el Consejo, y las veces que ha sucedido, la comunidad internacional ha procurado no premiar a los violadores de derechos humanos. En 2014, Rusia perdió frente a Croacia y Hungría en la votación para ocupar uno de los dos escaños desocupados en Europa del Este. También, varios países han abandonado su candidatura en contextos de alto rechazo internacional, como fue el caso de Siria y Sudán en 2012. Además, en aquellos casos donde resultan electos Estados con pobres credenciales, el número de votos percibidos ha sido bastante menor en comparación con otros Estados de prácticas diplomacias débiles.

Ahora que las organizaciones multilaterales reciben tantas críticas, la diplomacia latinoamericana debería respaldarlas.

Como se mencionó, Venezuela fue electa en 2019, pero también fue electo Brasil y, por ello, quedó fuera Costa Rica. Sin embargo, a pesar de que la candidatura venezolana llevaba casi 9 meses de campaña internacional, Venezuela obtuvo solamente 10 votos más que la candidatura costarricense que llevaba en campaña un mes. Asimismo, en el grupo de América Latina y el Caribe hubo la misma cantidad de candidaturas que escaños a renovar. Bolivia, Cuba y México fueron electos, aunque Cuba fue el país que menor cantidad de votos recibió. En el grupo de Asia-Pacífico hubo cinco candidaturas para cubrir cuatro escaños, y los aspirantes eran Arabia Saudita, China, Nepal, Pakistán y Uzbekistán. Después de meses de campañas fueron electos China, Nepal, Pakistán y Uzbekistán con 139, 150, 169 y 169 votos. Arabia Saudita consiguió solamente 90 votos.

Así pues, China, que está bajo un fuerte escrutinio por sus vastas violaciones de derechos humanos, consiguió formar parte del Consejo. ¿Esto significa que el multilateralismo en materia de derechos humanos está en crisis? Más bien significa que no hubo suficientes candidatos para que China quedara fuera.

Sin duda, el multilateralismo en materia de derechos humanos no es perfecto. En un mundo ideal, los miembros del Consejo serían aquellos Estados que no violan los derechos humanos, pero esos Estados no existen. No obstante, es importante tomar en cuenta la evidencia en contra de un Consejo que ignora que sus miembros son los mismos infractores que busca llevar a la justicia. Pero, al momento de juzgar el trabajo de la organización o demandar reformas, es necesario considerar el efecto que tiene la actual estructura y los costos que traería una organización ideal.

CDH y Latinoamérica

Para países como Argentina, Costa Rica y México, la promoción de los derechos humanos es una de las banderas más significativas de su quehacer diplomático y todos han procurado su reputación de arduos defensores de los derechos humanos en la arena internacional. Desde que el Consejo celebró su primera sesión en 2006, diecisiete países de Latinoamérica han formado parte del organismo. En años recientes, la mayoría de los países latinoamericanos han condenado violaciones de derechos humanos en todos los países en donde una resolución ha sido puesta en consideración, sin importarles si se trata de países alineados o no alineados, amigos o enemigos de China o Estados Unidos. Pero, el pronunciamiento de otros Estados latinoamericanos respecto a Venezuela revela que, a causa de la politización, las alianzas, los favores políticos o la ideología, un Estado que sistemáticamente violenta los derechos humanos puede evadir la justicia.

Los países latinoamericanos que están verdaderamente comprometidos con la defensa, protección y promoción de los derechos humanos deberían apoyar los espacios multilaterales, aunque no sean perfectos. El trabajo en estos organismos sí hace una diferencia en el goce de los derechos humanos y refuerza la reputación internacional de los países que la han sabido cultivar. Ahora que las organizaciones multilaterales reciben tantas críticas, la diplomacia latinoamericana debería respaldarlas.

GINO PAUSELLI es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de San Andrés y doctorando en Ciencia Política en la University of Pennsylvania. Se ha desempeñado como asistente de docencia e investigación en la Universidad de San Andrés y asistente académico en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. Sígalo en Twitter en @ginopauselli.

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