Vanishing Frontiers: The Forces Driving Mexico and the United States Together

2 octubre, 2018 • Reseñas • Vistas: 4691

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Vanishing Frontiers: The Forces Driving Mexico and the United States Together, Andrew Selee, Nueva York, Public Affairs, 2018, 336 pp., US$27.00.

En plena renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y durante una de las etapas más difíciles de la relación bilateral entre Estados Unidos y México, la publicación de Vanishing Frontiers: The Forces Driving Mexico and the United States Together, de Andrew Selee, demuestra de forma contundente que la integración entre ambos países es profunda, extensa, dinámica y productiva en los dos lados de la frontera. El autor no ignora las voces conservadoras que dominan por ahora el discurso de la política estadounidense, pero describe y analiza con pruebas sólidas la creciente integración, que no se detiene con los tuits de Donald Trump, las propuestas de legislación antinmigrante ni los programas sensacionalistas de Fox News: las fuerzas que mueven los procesos de integración entre Estados Unidos y México son incontenibles e irresistibles, por los grandes beneficios económicos que reportan, por la profunda vinculación cultural que representan y, sobre todo, por la multiplicidad de historias binacionales que unen a personas, familias, comunidades, regiones, empresas, gobiernos y culturas.

En Vanishing Frontiers, el Director del Instituto de Políticas Migratorias presenta datos duros sobre la integración económica y comercial, acompañados por una serie de crónicas inéditas que empiezan en el ámbito individual y terminan con alcances regionales o mundiales. Por ejemplo, la decisión de Demetrio Juárez de migrar a Estados Unidos y abrir un restaurante mexicano en Hazleton, Pensilvania, trajo consecuencias y beneficios tangibles en ambos países. 

Lo anterior no implica que migrar sea fácil o siquiera deseable; de hecho, Hazleton fue la primera ciudad en aprobar una legislación local para prohibir la renta de inmuebles y la contratación de «migrantes no autorizados». Sin embargo, al leer a Selee queda claro que la integración es racional y provechosa: precisamente en Hazleton, Bimbo, la empresa mexicana de alcance mundial y la mayor productora de pan
en Estados Unidos, tiene uno de sus bastiones más productivos.

La obra está llena de aportaciones empíricas, derivadas del intenso trabajo de campo en las numerosas entrevistas realizadas y de una investigación exhaustiva de los intercambios comerciales y económicos entre Estados Unidos y México. Analíticamente, su mayor contribución es que arroja luces sobre la relación dinámica entre agencia y estructura, sobre las condiciones más permanentes y definitivas que explican la migración y el intercambio económico entre los dos países, y sobre el conjunto de decisiones, coyunturas y racionalidades individuales que dictan las trayectorias de los actores que desde ambos lados de la frontera han transformado la región y la relación bilateral. 

El trabajo de Selee es optimista, dado el contexto, pero es sobre todo un recuento equilibrado y riguroso de una relación difícil y estrecha entre dos países que más que «vecinos distantes», como escribió Alan Riding, son «íntimos extraños» (en palabras del autor) todavía en busca de mejores herramientas de cooperación y entendimiento para aprovechar las infinitas posibilidades que les ofrece un destino común. 

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