Spelacchio y las posibles malaventuras en 2018

18 enero, 2018 • Artículos, Asuntos globales, FEG Anáhuac, Opinión, Portada • Vistas: 7039

EFE

Jessica De Alba Ulloa

Enero 2018

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México.

En diciembre de 2017 el ayuntamiento de Roma colocó en la plaza Venecia el tradicional abeto gigante para celebrar las fiestas de Navidad. El árbol, que costó 48 000 euros (alrededor de un millón de pesos) llegó despoblado de hojas y ramas, lo que le ganó el mundialmente famoso sobrenombre de Spelacchio, despelucado en español. De acuerdo con El País, el 19 de diciembre de 2017 el árbol fue declarado muerto poniéndose en marcha una investigación, una especie de CSI botánico. El tema sería además de chusco, banal, si no fuera por los paralelismos que de este se pueden hacer. Por ejemplo, del mal estado de la política, no solo en Italia, sino en el mundo.

El caso de este país detalla cómo el partido populista de derecha, Movimiento 5 Estrellas (M5S), ha logrado consolidarse como alternativa de gobierno y denotando, además, desafección por la política y por los partidos tradicionales, fenómeno que se repite en varios países. Un análisis de Bloomberg sobre décadas de resultados en elecciones a lo largo de veintidós países europeos reveló que el apoyo a partidos populistas radicales de derecha ha sido el más alto en los últimos 30 años. Basten los ejemplos del brexit, el avance de la extrema derecha en Alemania y Francia, la elección del Primer Ministro más joven de Europa en Austria, las elecciones en Finlandia, Países Bajos, los gobiernos de Hungría y Polonia. Sin embargo, Europa no es la única fuente de populismos, también lo vemos en otras latitudes con Rodrigo Duterte en Filipinas y en la izquierda en Latinoamérica con la continuación del pésimo gobierno de Nicolás Maduro, los anacrónicos bolivarianos y enfrascados en ideologías de Guerra Fría, como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Honduras y Nicaragua, aunque con problemáticas muy diferentes. Sin embargo, de todos, fue Estados Unidos el país que se consagró como el ícono del tema populista en la pasada elección presidencial, cuando se eligió a Donald Trump, un outsider.

Las razones son diversas, pero el común denominador es el hartazgo de una élite política que no escucha a su insatisfecho electorado. Hasta el momento, fuera de que Estados Unidos se retiró del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) -cuyos otros miembros intentan revivir, con un Canadá reticente- del Acuerdo de París sobre cambio climático, del controversial anuncio del traslado de su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén (movimiento poco claro en el alcance y los tiempos) y de su insistencia en tomar posiciones inaceptables en lo concerniente al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), no ha habido cataclismos (ojalá así siga).

Mucho se ha hablado de la pérdida del poder suave de Estados Unidos y de que ha echado por la borda el andamiaje liberal construido por este país . Lo cierto es que el poder suave no funciona sin el poder duro.

Mucho se ha hablado de la pérdida del poder suave de Estados Unidos y de que se ha echado por la borda el andamiaje liberal construido por este país desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que el poder suave no funciona sin el poder duro. La hegemonía sigue sin competencia y no será durante el periodo de Trump que se extinga. El país ha conocido épocas de mayor o menor actividad de política exterior; la fuerza utilizada de manera contundente con George W. Bush y tímidamente con Barack Obama, está siendo utilizada con Trump. Como lo mencionaran el asesor de seguridad nacional H.R. McMaster y Gary Cohn, director del National Economic Council en un artículo de The Wall Street Journal, la idea de una «comunidad global» es inexistente. El mundo es un lugar en el que los países, los actores no estatales y las empresas se comprometen y compiten para obtener ventajas. Esta es y ha sido la naturaleza de las relaciones internacionales.

China y sus acciones de política exterior

Así, mientras que la política interna divide a la sociedad civil en los diferentes países, incluyendo a Estados Unidos, concentrados en sus asuntos nacionales, en 2018 verá a una China mucho más activa siguiendo con su estrategia de tejer relaciones en el mundo entero en búsqueda de beneficios propios. ¿A alguien le extraña? Como lo mencionan Ian Bremmer y Cliff Kupchan de Eurasia Group en Los riesgos principales 2018, el 19° Congreso del Partido Comunista de China marcó un punto de no retorno en la historia contemporánea de ese país, pues el presidente chino Xi Jinping que en el pasado había evitado cualquier mención sobre un liderazgo mundial, anunció un cambio en la estrategia oficial en la que el país pretende redefinir su papel en el mundo e implantar un conjunto de reglas que definitivamente cambiarán la manera de operar en las diferentes regiones, competidoras o aliadas. Cuando hay un vacío de poder, el enemigo siempre estará listo para ocuparlo, como lo muestra el caso de China en una coyuntura de incertidumbre sobre el compromiso estadounidense con el multilateralismo, aunque por el momento solo sea poder económico, pues las capacidades militares de poder duro de China son aún muy limitadas.

Esto no va sin consecuencias. La competencia en Asia se define por varias aristas que podrían tener un impacto mundial. Los aliados de Estados Unidos temen al incremento de poder chino y cada vez se hace más evidente que, pese a Trump, hay un equilibrio que se juega entre Estados Unidos y sus aliados de Occidente vs. China y Rusia (aun cuando las capacidades reales de Rusia son restringidas), que merma la estabilidad regional e internacional.

China y Rusia en Venezuela

China va por el mundo haciendo cheques millonarios y alianzas con todo tipo de gobierno, que se cobrará en su momento, mientras que Rusia también sigue apoyando a los impresentables. Así, bajo este escenario, el inaceptable caso de Venezuela parece que durante 2018 no tendrá muchos cambios: la población seguirá sin trabajo, sin alimento, sin libertad y sin oportunidades en una crisis humanitaria en la que nadie, salvo en el discurso, está dispuesto a intervenir.

Las inversiones chinas en Venezuela se traducen en influencia económica y política, por lo que ninguna solución será posible sin la participación de este actor. China ha invertido más de 60 000 millones de dólares, casi todo pagado en petróleo. Aunado al incremento de comercio con Latinoamérica, se espera una inversión multimillonaria en la región, diversificando las industrias tradicionales hacia las finanzas, agricultura e infraestructura. Esto incrementará la influencia china en materia económica y posiblemente política. Y si bien China no hace solicitudes de reformas (por el momento) a cambio de apoyos al gobierno de Maduro, Rusia por su parte tiene una estrategia diferente.

De acuerdo con Moisés Naim y Andrew Weiss, Venezuela se convirtió en el mejor cliente de armamentos rusos, comprando en 10 años más de 11 000 millones de dólares. Anteriormente se garantizaban los préstamos por las ganancias de las ventas del petróleo, pero a medida que se fue agravando la situación económica, Rusia comenzó a exigir bienes reales. El gobierno comenzó a otorgar acciones en empresas venezolanas y derechos para explotar campos petrolíferos. Además, exigió que se eliminara el Congreso venezolano, que entre sus funciones estaba aprobar los préstamos y pagos, cosa que Maduro hizo ipso facto.

El apoyo de China y Rusia a Venezuela hace rabiar a Estados Unidos, cuyo líder exige y con razón, al igual que los europeos, la salida del dictador. Pero no habrá acciones mayores. México lideró el intento de condena en la Organización de los Estados Americanos (OEA), boicoteado por algunos países del Caribe que se vendieron al mejor postor y por los «bolivarianos». Este 2018, Maduro podrá presentarse a elecciones, con una oposición debilitada y seguro del apoyo de Rusia.

De acuerdo con  Naim y Weiss, Venezuela se convirtió en el mejor cliente de armamentos rusos, comprando en 10 años más de 11 000 millones de dólares.

Corea del Norte

Otro de los conflictos a observar es el existente entre Corea del Norte y Estados Unidos y sus aliados en la zona. La continua escalada de capacidades militares del régimen de Pyongyang y el posible logro de capacidades nucleares son un riesgo latente. Han avanzado de manera más acelerada que lo anticipado por los servicios de inteligencia estadounidenses, acercando al mundo a un problema que puede tener una salida armada. Bremmer y Kupchan consideran que los norcoreanos no tienen impulsos suicidas y que sería inconcebible que lanzaran un misil directamente a algún adversario. Así, se espera que se mantenga el statu quo. Con un poco más de suerte, que se logre una negociación. De nuevo China es un actor crucial, pues para evitar una intervención por parte de Estados Unidos deberá controlar de manera eficiente a su aliado norcoreano, lo que no ha querido hacer hasta ahora.

Viejos y nuevos terrorismos

El Estado Islámico, grupo terrorista que se apropió de parte del territorio de Irak y Siria fue, en palabras de Ross Douthat en un artículo de The New York Times, la calamidad definitoria de la política exterior del segundo mandato de Obama. Las ejecuciones de estadounidenses dieron la percepción de impotencia de Estados Unidos (y de desinterés, cuando el mandatario, después de una de éstas, continuó jugando golf). Una larga campaña de Estados Unidos, junto con las fuerzas iraquíes, los kurdos y otros aliados, acabó finalmente con las ambiciones de ese experimento utópico, que atrajo a inadaptados sociales, muchos de ellos con nacionalidad europea, por lo que es muy posible que regresen a sus países de origen desde donde continúen una la campaña de terror, como en Francia.

Norteamérica

Finalmente, el tema estrella para México: la negociación del TLCAN reinicia a finales de enero, esperando que el socio estadounidense no denuncie el convenio o que sea tan inaceptable que Canadá y México sean los que no puedan firmar. Esto afectará la economía y puede ser factor crucial en la elección presidencial. El candidato populista Andrés Manuel López Obrador, con su retórica incendiaria, anacrónica y nacionalista, quien ya tiene posibilidades de ganar, podría capitalizar un sentimiento anti Estados Unidos que no es nuevo en la sociedad mexicana. Eso, sí sería de terror para México. Así, con Spelacchio despidiendo el año se inician las posibles malaventuras en 2018. Suerte.

JESSICA DE ALBA ULLOA es investigadora de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Es Fullbright Alumna y O’Gorman Fellow-Columbia University. Es Directora de Vinculación de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales. Es coordinadora de Libia: el final de la primavera. El conflicto libio analizado por las teorías de Relaciones Internacionales. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de las Américas, maestra en Diplomacia y Organizaciones Internacionales y doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de París XI. Sígala en Twitter en @JessicaDeAlbaU.

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3 Responses to Spelacchio y las posibles malaventuras en 2018

  1. Manuel Giavedoni dice:

    El termino «populista», inventado por la «caffe gauche» no solo es impreciso sino tambien engañoso. Los terminos correctos son izquierda y derecha. El gobierno de Austria, como el de Polonia, Hungria y Chekia, es de derecha. Trump es de derecha. Los gobiernos de Venezuela y Cuba son.de extrema izquierda, comunistas.

    • Jessica De Alba dice:

      Estimado Sr. Giavedoni, entiendo la diferencia de términos y coincido en la descripción derecha-izquierda. Sin embargo, el populismo tiene características muy definidas y puede presentarse en ambos espectros ideológicos. No conozco la «caffe gauche», ¿será parecida a la «gauche caviar»? Gracias por comentar. Saludos

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