Plumas por la libertad

14 enero, 2015 • Entrevistas, Latinoamérica, Portada, Regiones • Vistas: 13662

Entrevista FAL a Ángel Boligán, caricaturista y dibujante cubano.

avatarDefault Elías Camhaji y Gerardo R. Valenzuela

Enero 2015

El atentado que cobró las vidas de doce colaboradores del semanario parisino Charlie Hebdo ha transgredido al medio periodístico y humorístico mundial, y ha reinaugurado el debate internacional sobre el terrorismo y la intolerancia religiosa, una batalla que parecía librarse a miles de kilómetros de las metrópolis occidentales. Sin embargo, más allá del simplismo huntingtoniano que supone el choque de civilizaciones, emerge una amenaza más peligrosa que se expande entre democracias y regímenes autoritarios, y que pretende silenciar las voces de miles de periodistas, fotógrafos, caricaturistas y -a final de cuentas- ciudadanos resueltos a expresar lo que piensan. El equipo editorial de Foreign Affairs Latinoamérica se reunió con Ángel Boligán, colaborador de esta publicación y uno de los editorialistas gráficos más reconocidos a nivel internacional, para conversar sobre el crimen que se cometió contra sus colegas franceses. Sígalo en Twitter en @AngelBoligan.

Foreign Affairs Latinoamérica – El atentado contra los colaboradores de Charlie Hebdo fue un hecho lamentable. Como caricaturista, ¿cuál fue tu reacción al respecto?

Boligán

Boligán

Ángel Boligán – Mira, recibí la noticia cuando aún estaba en La Habana, un colega me llamó al celular y me contó. A mí me parecía increíble, tenía que estar equivocado. Cuando venía a México, venía en el avión sin tener otra referencia o noticia y tuve una reacción de tristeza y de enojo al mismo tiempo, y de impotencia, porque conocía a los cuatro caricaturistas asesinados. Sabía que eran muy fuertes sus caricaturas, la revista es muy fuerte, pero están en un país laico. Los franceses tradicionalmente han sido muy libres y muy atrevidos en cuanto a las religiones, la opinión y demás.

Creo que puede haber siempre una contraparte, que alguien no esté de acuerdo con un dibujo puede hacer manifestaciones, quema de periódicos, lo que tú quieras. De hecho, hubo un intento en una ocasión de quemar las oficinas de esta revista, pero nunca pensé que los asesinaran. Esto si no tiene justificación alguna, quitarle la vida a otra persona, sobre todo a un artista, por expresar su opinión gráficamente. Eso es reprobable y además no creo que deba quedar así.

Lo que ha hecho es provocar una reacción internacional de todos los caricaturistas en apoyo y ahora más que nunca todo mundo va a estar muy atento y dibujando sobre el mismo tema. Hay que quitar ese muro de la intolerancia de una vez. Ya no son solo un grupo de muchachos caricaturistas en París, ya somos millones de caricaturistas en el mundo que estamos haciendo eso.

FAL – Hace poco vimos tus reacciones por «escrito», en redes sociales. Nos llamó la atención la consigna de «los lápices caídos se multiplicarán». También publicaste ayer una ilustración en El Universal. ¿Qué mensaje hay detrás de todo esto? ¿Qué quiere expresar Boligán al respecto?

AB – He hecho varios dibujos. Cuando suceden cosas muy fuertes como esta, uno se sienta en su mesa de dibujo y empiezan a venir muchas cosas a la cabeza. Primero viene enojo, pero no se debe dibujar con ese enojo.

Hay que centrarse y tratar de hacer dibujos que lleguen, que sean más profundos y que reúnan el sentimiento de muchos.

Confabulario, Boligán

Confabulario, Boligán

Hasta ahora he hecho cuatro dibujos sobre el tema. El primero que hice llegando es un caricaturista que está en su mesa, que lo han fusilado, que tiene un tiro en la cabeza que le dieron por la espalda, a traición, pero su lápiz se multiplicó, es como una rama de lápices y crecieron más lápices: se han multiplicado esos lápices que quisieron acallar, pero ahora son muchos más. También hice otro dibujo que salió en El Universal este domingo. Otro es la paloma de la paz triste, su ramita de hojas son plumillas con las que dibujamos que se están cayendo. En sí, es un atentado a la paz. En otro que he realizado se ve esta imagen de la Revolución francesa, que se ve a la mujer que va con la bandera, es un símbolo francés y la bandera se ha convertido en una plumilla roja, grande, manchada de sangre por lo que ha sucedido.

Estos dibujos le han dado la vuelta al mundo, junto con otros miles de dibujos que me han llegado y he retuiteado. Se ha hecho una cadena increíble de solidaridad y de apoyo a estos dibujantes. Es algo inédito, sí han sucedido cosas en las que hemos sentido apoyo, pero como esto, creo que nunca.

FAL – ¿Y qué se puede hacer desde esta trinchera para que no vuelva a suceder?

AB –  Es muy difícil. Los extremistas son muy impredecibles. Lo que sí es que no podemos dejarnos derrotar, no vamos a dejar de hacer esas caricaturas porque es como decir «ganaron» y ya sabrían cómo acallarnos. Yo creo que es todo lo contrario, creo que más que nada con la inteligencia hay que ir empujando ese muro de la intolerancia cada vez más allá. Quizá poco a poco, quizá no de golpe, pero la sociedad y, sobre todo, las religiones tienen que ir entendiendo que vivimos en países laicos y que tratar esos temas no puede ser un tabú, que hay que tener tolerancia y hay que ser tolerante.

El Universal, Boligán

El Universal, Boligán

Hoy, en el mismo México en el que vivimos hemos logrado algunas trincheras de libertad de expresión, muy poquitas, pero continuamos rodeados de la misma intolerancia. No han matado a un caricaturista, pero han desaparecido a periodistas o desaparecen jóvenes que protestan o hay exposiciones donde algún extremista católico ha desmontado y roto alguna caricatura sobre la Virgen de Guadalupe. Es decir, es la misma violencia llevada a nuestro contexto. Esto de los periodistas desaparecidos es lo mismo: a alguien no le ha gustado lo que otro está escribiendo.

En Latinoamérica pasa lo mismo. Por ejemplo, en Ecuador un caricaturista que firma como Bonil, un gran amigo y un gran dibujante, ha sido demandado en dos ocasiones por el gobierno, por sus caricaturas críticas al gobierno. Eso es intolerancia. Rayma (Suprani), una caricaturista venezolana, ha sido despedida de su diario El Universal de Caracas, donde llevaba más de 19 años trabajando, por lo mismo, por caricaturas críticas al sistema. La intolerancia está en todas partes. Claro, llegar al asesinato de un artista por estas causas es un extremismo.

FAL – Desafortunadamente, no tenemos que irnos muy lejos para ver los abusos que se cometen siempre contra los periodistas y también contra sus compañeros de trabajo… ¿Qué papel desempeña el caricaturista en medio de este México convulso, pero en general, en la libertad de expresión? ¿Qué tan importante es la labor del caricaturista?

AB – Yo creo que es mucho más importante de lo que pensamos. La caricatura es lo más visto en los diarios, en la prensa. No todo mundo lee todo el diario, pero la caricatura sí la ven todos, entonces eso implica un compromiso muy grande para nosotros. Además, tenemos el arma del humor y de jugar con la ironía, con el sarcasmo. Tenemos, digamos, una licencia y también somos el reflejo de una especie de vox populi que reúne el sentir de la sociedad como tal. En alguna ocasión, decía que también somos como los vengadores del pueblo, a través del humor y de la burla nos vengamos de lo que nos hacen los poderosos.

Yo creo que a través de la caricatura se puede ir llevando más a la tolerancia, se puede ir enseñando. Yo contaba que en 1992, cuando yo llegué a México, un colega me decía «oye no puedes hacer dibujos sobre el Presidente ni sobre el ejército ni con la Virgen de Guadalupe, no te puedes meter con ellos». Entonces, era como un reto para un dibujante de prensa, editorialista, ver qué cosas no se deben tocar. Es una tontería ¿por qué no podemos hacer eso? Entonces, comenzamos a hacer dibujos, no solo yo, también Naranjo, Helio Flores, Rius.

Muchos grandes dibujantes mexicanos siempre han hecho caricaturas críticas sobre el Presidente o sobre la Virgen y en su momento han tenido problemas, pero ya hoy se ha avanzado en ese sentido, a pesar de que siempre hay intolerancia. Aunque sigamos rodeados de esa intolerancia, no podemos flaquear en ese camino a la hora de dar nuestros mensajes. Es un terreno que hemos ganado a pulso, a punta de lápiz, y no es una concesión del gobierno ni mucho menos.

El Universal, Boligán

El Universal, Boligán

Luego de esto en Francia, donde también se ha ganado ese terreno a pulso, ahora han salido a la calle esos millones de lápices. Es un ejemplo de que «no ganaron»: habrán matado a estos caricaturistas, pero no nos vamos a dejar, no se deben sentir que han ganado. La caricatura, el humor, siempre es noble y fuerte al mismo tiempo, para que todos entiendan y puedan ser más tolerantes.

FAL – Hablas de este cambio de la década de 1990 a la fecha, de poder tener más libertad, de poder utilizar esa arma del humor de la mejor manera para poder seguir enviando ese mensaje a la gente, pero ¿cuáles son los riesgos en un país como México, donde se hablan de periodistas y jóvenes que protestan desaparecidos? ¿Qué es lo más difícil que enfrentan los caricaturistas a la hora de sentarse a dibujar?

AB – A lo más difícil que nos enfrentamos es a lo mismo que ha sucedido en Francia: a una desaparición, a un secuestro, a la muerte. No ha sucedido en México y no porque sea un país que se encuentra muy avanzado en ese sentido, pero en los estados, donde la narcopolítica y el narcogobierno tienen el poder, es más riesgoso para los periodistas. En Veracruz, en ciertos lugares de Oaxaca, en Guerrero, en Michoacán son lugares donde sí ha habido estos problemas con periodistas. Aunque no ha habido caricaturistas en estos casos, el riesgo es el mismo. Estamos expuestos a cualquier cosa, a un disparo o a un atentado, pero no creo que debamos tener el miedo. Quizá, sí tener el cuidado, pero no el miedo a dejar de hacer las cosas. Hay que enfrentarlo y asumir esos riesgos.

FAL – ¿Hay límites para la sátira política?

AB – No debería haber límites para la sátira política, no debería haber ningún límite. De hecho yo tengo una teoría, cuento que hay una línea imaginaria de la credibilidad. Yo puedo hacer un dibujo de un político que me cae mal por su actuación o demás, puedo ser muy crítico con él y puedo ser muy duro en esa línea. Pero cuando paso de esa línea y empiezo a burlarme tal vez del físico o a hacer caricaturas burdas donde ya no pase el sentido de lo que quiero decir y hago una burla como tal, empiezo a perder credibilidad. Yo digo que hay que llegar a esa línea, ser muy crítico e ir empujando esa línea cada vez más, más allá, poco a poco, para no perder la credibilidad. Eso lo tengo en cuenta para que la gente realmente, cuando hago mis dibujos, los sientan sinceros y no los sientan con saña o con odio, sino que al contrario vean que están hechos con el corazón y que están siendo críticos pero sinceramente, no por ningún interés personal o por odio hacia los personajes.

Por su parte, los personajes deben entender que la caricatura es parte del periodismo, que es arte. Es la fusión entre el periodismo y las artes plásticas, y deben tolerarla y aceptarla. Además, en México históricamente ha habido una tradición de caricaturistas valiosos como artistas y que son periodistas increíbles, entonces no tendría por qué haber censuras y manifestaciones en contra de este género.

FAL – Hablando de la respuesta de la gente, ¿cómo la sientes ante una caricatura?  ¿Qué es lo que te han manifestado o qué es lo que has percibido de la gente al ver tu trabajo?

AB – Cuando uno es profesional, trabaja a conciencia y no hace las caricaturas para burlarse o simplemente para hacer reír, la gente recibe muy bien a la caricatura. En mi caso, yo hago mis caricaturas también para que hagan pensar, busco que detrás de una sonrisa haya una reflexión. Cuando hago un dibujo no es tan a la ligera, siempre hay un estudio.

Antes cuando había una noticia importante, los caricaturistas siempre tratábamos de salir con el titular del periódico. Hoy, eso no es importante, porque una noticia se conoce al instante por todas las redes sociales, por todos lados. A veces las noticias son cortinas de humo y uno cae en ese juego que vino del gobierno o de algún lugar. Hay que leer, hay que buscar otras noticias, otros diarios, otras agencias y no verla solo desde el ángulo que un medio te presenta de la noticia, tratar de ver la otra parte.

FAL/Gerardo R. Valenzuela

FAL/Gerardo R. Valenzuela

Somos tantos dibujantes conectados a las redes que muchas veces coincidimos en las mismas ideas, los mismos íconos o los mismos símbolos. Sin embargo, a veces con la idea, si la miras desde otro ángulo, logras hacer la diferencia y estás diciendo algo que realmente es real, pero que no es igual a los demás, estás haciendo la diferencia. El público agradece cuando tú le enseñas otra parte que antes no se había concebido.

Yo hago muchos dibujos sobre fin de año y la Navidad. Todo mundo se va con la finta de la Navidad, Santa Claus, qué lindo. De algún modo, yo digo «bueno, vamos a ver la Navidad desde la otra perspectiva, desde el consumismo», que es una manipulación burda de la sociedad a través de esos personajes creados. Ni Cristo conoció a Santa Claus ni tuvo un árbol de Navidad ni las bolitas de colores. Si veo la Navidad desde ese ángulo, hago reflexionar a la gente y la gente como que va a despertar, es mi intención muchas veces decir «despierten, no se dejen manipular por estas cosas».

Siento que hay mucha gente que se puede disgustar, pero como se dice la intención de la caricatura es provocar también una reacción, una reflexión, una sonrisa. Pero si reflexionas, mejor todavía. La mayoría de las caricaturas no están hechas «a ver qué», muchas veces son situaciones que uno mismo ha vivido. A fin de año, todos vemos el bombardeo de la televisión y los comerciales, vas a un supermercado y ves toda la locura de compras y la gente gastando su poquito aguinaldo que le dieron.

Entonces, hay que tratar todos esos temas. Creo que no solo los espacios editoriales de un periódico tienen que ser de política o de políticos, también el humor sobre lo que nos acontece, lo que nos rodea -no precisamente (lo que hacen o dicen) los políticos- son editoriales. Por ejemplo, las nuevas tecnologías nos permiten tener más comunicación, pero van enfriando más las relaciones humanas: son temas que hay que estar analizando a través del humor. A veces, por supuesto que exageramos y hacemos cosas que van más allá de la realidad, pero tenemos esa licencia.

FAL – Nos contaste hace poco que estuviste en Cuba. ¿Cómo viste al país después de este anuncio a bombo y platillo de la normalización de las relaciones con Estados Unidos?

AB – Mira, son más de 50 años de la Revolución cubana y realmente el pueblo cubano ha sufrido mucho este embargo, este bloqueo económico de parte de Estados Unidos. Han pasado etapas muy duras, como a principios de la década de 1990, cuando cayó Europa del Este, que en Cuba pasamos un período especial -así fue llamado- por la caída de la economía drásticamente y casi por poco regresamos hasta llegar a la edad de piedra de nuevo, a sobrevivir. Así años atrás igual, la crisis de los misiles en 1962. Ha pasado momentos muy duros el país, pero sobre todo la población.

El Universal, Boligán

El Universal, Boligán

Ahora que estuve allá, sentí a la población con esperanzas y con ilusiones, pero también sentí cierta desconfianza. Parece que es tanto tiempo… porque no es la primera ocasión. Cuando (James) Carter hubo cierto acercamiento, se abrieron las Oficinas de Intereses en La Habana, pero después sucedió lo de Mariel que abrieron las puertas de Mariel y se fueron muchos cubanos a Miami, se creó un conflicto entre Cuba y Estados Unidos y se paró el acercamiento. Cuando (William) Clinton hubo también un intento -siempre con los demócratas hay cierto acercamiento- y se derribaron los aviones de Hermanos al Rescate en aguas internacionales y ocurrió otro conflicto.

Ahora (Barack) Obama ha llegado más allá. Ha sido una sorpresa para todos programar así que se normalicen ya las relaciones diplomáticas. Ahora, las que están afectando más a Cuba son las relaciones económicas y esas están en manos del Congreso, de mayoría republicana. Entonces, hay ilusiones, pero también hay desconfianza. Me atrevo a decirte desconfianza -no estuve en La Habana, estuve en mi pueblo San Antonio de los Baños- sobre todo entre las personas mayores de 40, 50 años. Ellos no confían en ninguna de las dos partes, piensan que el Congreso de Estados Unidos no abrirá las relaciones económicas o piensan que puede pasar algo en Cuba que haga que se vuelvan a enojar en Estados Unidos y que continúe el bloqueo, porque no es la primera vez que ha pasado.

Yo veo que ya es momento de cerrar el capítulo de la Guerra Fría, de llegar a una relación política y económica con dignidad y con respeto mutuo, donde no tenga que -como mucha gente piensa- Cuba entregarle o abrirle los brazos totalmente a Estados Unidos. Yo creo que se puede lograr algo interesante. Además, nos urge a nosotros y a Estados Unidos puede hacerle mucho bien también esa relación con Cuba.

FAL – ¿Y tú qué sientes?

AB – Yo estoy muy entusiasmado. Me motiva mucho que el pueblo de Cuba se vuelva a unir. A mí lo primero que se me vino a la mente cuando vi las noticias, y lo que más me ha dolido durante muchísimo tiempo, es la separación familiar. Hay millones de cubanos en el exilio, yo creo que no hay ninguna familia cubana que no tenga un familiar en el exilio.

Yo de niño, cuando se iba… porque de niño no entiendes todo, pero cuando decía alguien que se iba fulano a Miami, yo vivía en el campo y decía «¡Miami ha de quedar lejísimos!». Era como si se fuera a la luna, como si nunca más lo iba a volver a ver, para mí era como una desgracia. Se despedía como en un funeral cuando se iba alguien, porque sabías que nunca más lo ibas a ver. Crecí con esa sensación cuando alguien se iba… y se fueron muchos vecinos, amigos de la infancia y de la juventud, se fueron exiliados a Estados Unidos y siempre tenía la sensación de que nunca los vería.

El Universal, Boligán

El Universal, Boligán

Después fui creciendo, empecé a entender el mapa y vi que Miami estaba ahí, a 90 millas, ¡a la vuelta! Pero eso era cuando era joven, adolescente. Eso ahora es un absurdo. Yo he estado en Miami muchas veces, en Cayo Hueso, donde hay exactamente 90 millas a La Habana y es un absurdo esa separación familiar.

Creo que se puede crear un vínculo, un puente económico-familiar, porque hay tantos cubanos exitosos en Miami y hay tantos cubanos talentosos en la isla capaces de hacer muchas cosas: creativos en la biotecnología, en la ciencia, en el arte, pero que de algún u otro modo han estado tapados por el dedo del bloqueo.

Yo creo que es un gran momento, siempre con el cuidado de que esas relaciones sean de respeto mutuo y que ambas partes estén dispuestos a ceder, sobre todo Cuba debe tener el cuidado de abrir las comunicaciones. A mí me molesta mucho… ahora estuve 14 días en Cuba sin Internet ni señal de teléfono, y aunque me viene bien desconectarme un poco de las redes sociales, del trabajo y de todo, quisiera que fuera algo voluntario y no obligatorio.

Esas cosas quisiera que pudieran abrirse en Cuba y que se confiara en los cubanos. Cuba es un pueblo educado y no hay porque tener desconfianza de que tengan noticias e información de otras partes. Ya sabrá el pueblo cubano decir por ellos mismos quién tiene la razón y quién no. Ya es tiempo de abrirle inclusive a la oposición moderada un espacio y debatir con ella. Pueden tener opiniones en las que puedan tener razón. Es saludable siempre escuchar a todas las partes y no a la fuerza tratar de tapar a quien piense diferente.

En Estados Unidos también van a ser más libres. La población norteamericana no puede viajar a la isla por más de 50 años, no son libres totalmente. El pueblo norteamericano podría viajar a la isla y se espera que viajen unos 5 millones anuales, según estadísticas. Ahora Cuba está recibiendo unos 3 millones de turistas de Europa, de Canadá y de Sudamérica y más los 5 millones que se espera, sumarían como 8 millones: a la economía cubana le iría muy bien. Claro, la infraestructura cubana tampoco tiene la capacidad para tanto. Ahora que estuve allá, me di cuenta que la isla no está preparada para recibir a tantos turistas, por eso hay que empezar a abrir un poco y dejarnos ya de estos años de Guerra Fría y de intolerancia de ambas partes.

FAL – Si Boligán hiciera una caricatura de 2015, ¿qué pintaría?

AB – Por lo que va del 2015 ha sido espantoso. Quizá, una pluma ensangrentada, yo no sé, algo así, porque empezamos mal el año con esto de Charlie Hebdo. Esto ha sido fatal, creo que nos va a marcar para toda la vida y para toda la historia del humor gráfico en el mundo. Y es la noticia de hoy en día. Creo que hay una pluma manchada de sangre y que debemos aprovechar esa misma tinta roja que tiene, dibujar y quitarnos esa espinita clavada. Hay que saber también pasar el capítulo y aceptar las realidades sin dejar de luchar, pero el arte continúa.

ELÍAS CAMHAJI y GERARDO R. VALENZUELA son Productores Editoriales de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalos en Twitter en @eliascamhaji y @ForeignAffairsL.

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4 Responses to Plumas por la libertad

  1. Luis Plácido Ortega dice:

    Una gran persona de mi terruño, siempre comprometido y siempre con los pies en la tierra

  2. Ivan dice:

    Excelente!!!!

  3. Maria Ayub dice:

    Pienso que la prensa y su arte es una manera óptima de civilizar a los países. Aquellos que se aprovechen, por cualquier razón, para mancharla con intolerancia y criminalidad, tendrán por consecuencia el grito de la libertad abrumadora como respuesta resonante y clara.

  4. […] Elías Camhaji y Gerardo Valenzuela, “Plumas por la libertad: Entrevista a Ángel Boligán, caricaturista y dibujante cubano”, Foreign Affairs Latinoamérica (edición web), 14 de enero de 2015, disponible en: https://revistafal.com/plumas-por-la-libertad/ […]

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