Patrimonialismo mediático en América Latina

1 junio, 2014 • Artículos, Entrevistas, Latinoamérica, Portada, Sin categoría • Vistas: 8560

avatarDefault José Antonio Brambila

Junio 2014

«Los gobiernos populistas en Latinoamérica perpetúan una política de patrimonialismo hacia los medios de comunicación, supuestamente en función del pueblo, pero lo que terminan haciendo es potenciando la voz del poder ejecutivo», dijo Silvio Waisbord, director de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la George Washington University.

EFE

EFE

En el marco de la conferencia «Media and Governance in Latin America», organizada por la University of Sheffield el pasado 13 de mayo, el autor de Vox Populista. Medios, periodismo, democracia dijo en entrevista para Foreign Affairs Latinoamérica que la sociedad civil organizada con demandas específicas de reformas de medios es crucial para contrarrestar las políticas patrimonialistas.

Foreign Affairs Latinoamérica – ¿Cómo es la relación con los medios de comunicación por parte de los gobiernos que denominas populistas (Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela)?

Silvio Waisbord – Tienen una relación puramente binaria, de amigo-enemigo. Lo que tratan es cosechar o fortalecer medios propios, ya sea de propiedad pública o privada y, por otro lado, reducir el poder de los medios adversarios, utilizando estrategias legales, jurídicas o legislativas. Esto está revestido en un discurso popular y se hace supuestamente en función del pueblo. Hay algunos ejemplos que muestran que hay un interés genuino sobre esto, pero lo paradójico es que todo esto converge en una pirámide comunicacional hacia arriba que termina en la presidencia. Esta es la paradoja del populismo.

Prensa Libre

Prensa Libre

FAL -¿Qué estrategias siguen los gobiernos populistas para controlar los medios de comunicación?

SW – Los gobiernos populistas han utilizado todo lo que han podido y no han dejado estrategia sin utilizar. Han sido reacios a derogar «leyes mordaza» que le dan mucho poder al funcionario frente al periodismo. Han tratado de reformar con grandes proyectos legislativos, acortando el poder de los medios. Y otras como el control sobre los fondos públicos de publicidad oficial.

FAL – En ciertos casos, el diseño institucional del presidencialismo latinoamericano es copia del estadounidense. ¿Qué elementos hacen que en Estados Unidos la pretensión controladora del poder ejecutivo sobre los medios se desarrolle de forma diferente?

SW – El presidente estadounidense está estructuralmente imposibilitado para actuar igual a los latinoamericanos y tiene mucho menos poder frente a los medios. Además, hay una diferencia entre forma de control y de influencia. En Latinoamérica hay formas de control, sutiles y no sutiles. En Estados Unidos no hay forma de control, lo que hay es forma de influencia. La maraña burocrática [estadounidense] hace más difícil que una persona pueda controlar la licencia que una cadena de medios va a recibir.

El presidente estadounidense puede ejercer poder de veto o gobernar por decreto, pero nunca lo hace en estas cuestiones. Lo hace en cuestiones que se consideran más candentes o importantes. En América Latina el presidente es muy poderoso, tiene mucho acceso a fondos públicos y a una serie de decisiones que afectan la suerte de cualquier empresa. Un presidente de esta región puede en una década dejar una marca; un sello bastante fuerte. Si lo comparáramos con el presidente estadounidense, este estaría atado de manos y pies.

El Universal

El Universal

FAL – En el caso mexicano, ¿qué hacer para modificar la estructura de medios?

SW – Si no hay una sociedad civil movilizada detrás con reivindicaciones particulares de reformas de medios, eventualmente la política se come la reforma. Ningún político hace campaña proponiendo reforma de medios. Esto tiene que venir de la sociedad civil.

El tema es si el gobierno tiene la voluntad política de hacer algo al respecto o no. Lo que pasa es que los políticos tienen algo que la sociedad civil no tiene: la capacidad de convertir esto en un proyecto político dentro del Congreso. Lo que se necesita es una coalición cívica de gente que detenta cargos públicos, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo.

FAL – Si la sociedad civil es fundamental para hacer reformas de medios, ¿también de ella viene parte de la respuesta para tener un periodismo más profesional en la región?

SW – Es un trabajo mixto. El periodismo de los medios podría y debería ser un periodismo cívico, coaligándose con grupos de la sociedad civil para ser mejor. Eso existe en algunos casos contados. Una redacción trabaja con determinado número de organizaciones no gubernamentales, no para que le hagan el trabajo gratis, sino para hacer un trabajo de sociedad. Cualquier redacción no tiene los recursos humanos ni financieros para cubrir ciertos temas regularmente, pero hay una cultura de organizaciones no gubernamentales, que es bastante grande en la mayoría de los países, que pueden hacer este tipo de trabajos y coaligarse con el periodismo para darle visibilidad a ciertos temas. Estamos hablando de un periodismo cotidiano con una estructura mancomunada entre redacciones profesionales y sociedad civil.

El País

El País

FAL – ¿De dónde es deseable que salgan los fondos para este tipo de periodismo?

SW – El Estado puede tener un «fondo semilla», manejado por algún organismo independiente o autónomo. De hecho, hay fondos de las artes que operan con esta lógica, lo que pasa es que están manipulados «partidistamente». Se podrían crear estos fondos para hacer pequeñas investigaciones con dinero de municipios, estados o gobierno federal. No es descabellado. Pero necesitas una estructura transparente para hacer este tipo de cosas.

Sería interesante que hubiera más oportunidad para el periodismo cívico. El periodismo se acerca a la sociedad civil cuando la necesita, cuando hay accidentes o tormentas, pero no está institucionalizada dentro de la rutina de la redacción.

SILVIO WAISBORD es profesor y director de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la George Washington University. Es editor en jefe del The International Journal of Press/Politics, y autor de Watchdog Journalism in South America: News, Accountability, and Democracy publicado en 2006 por Columbia University Press. Su más reciente libro en español es Vox Populista. Medios, periodismo y democracia, publicado en 2013 por Gedisa. Siga en Twitter a Silvio Waisbord en @silviowaisbord. 

JOSÉ ANTONIO BRAMBILA es estudiante de doctorado en la University of Sheffield, maestro en Ciencia Política por El Colegio de México y asociado joven Comexi. Siga en Twitter a José Antonio Brambila en @jabrambila.

Tags:, , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…