Opinión: Intercambio, el nombre del juego en la frontera

1 julio, 2014 • Artículos, Norteamérica, Portada • Vistas: 6375

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Julio 2014

El eterno tema de la frontera sigue presente y no se vislumbran cambios respecto de lo que hemos visto en años anteriores. Discursos van y vienen acompañados de soluciones que se quedan por encima y que no llegan al fondo del problema. Las preguntas son siempre las mismas: ¿Cuál es el problema con la frontera? ¿Cómo tratar con este «monstruo» que ha crecido más y más conforme pasan los años?

Necesitamos encontrar soluciones realmente eficaces al asunto migratorio entre Estados Unidos y México en el mediano y largo plazos. Quizá parezca simplista, pero la clave para lograrlo es aumentar el intercambio y profundizar la relación comercial entre nuestros países. Los residentes de los estados ubicados en ambos lados de la frontera sabemos y entendemos esto de primera mano.

Animal Político / Tania I. Montalvo

Animal Político / Tania I. Montalvo

En mi opinión, los discursos políticos huecos y las soluciones ineficaces nacen del desconocimiento del tema y porque muchos funcionarios no han vivido realmente el problema de la frontera en carne propia. Más oficiales de la Patrulla Fronteriza, muros de cuatro metros y medio de altura para marcar la línea divisoria, revisión a cada vehículo y pasajero que cruza la frontera, entre otras. Quienes han propuesto esas soluciones lo han visto desde lejos, a través de encuestas y de reportes especiales. Pero ellos no lo «huelen», no lo sienten ni lo viven en carne propia y eso los hace aprobar propuestas  mal diseñadas o que responden a intereses muy particulares.

Crecí a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos y tuve el enorme honor de haber dirigido el destino de la comunidad de Nogales, el puerto de entrada más grande de Arizona. Este hecho marcó mi vida. Vivir la dinámica fronteriza sobre el «terreno de juego», nos da a los fronterizos (el nombre que nos han dado quienes residen en Washington y México a los que vivimos en la frontera) una comprensión especial del tema desde que nacemos, algo que está prácticamente escrito en nuestro ADN, y que nos permite tener una sensibilidad muy especial hacia todos los asuntos relacionados con la frontera.

CONCANACO

CONCANACO

Nadie mejor que nosotros como fronterizos entiende la importancia de los aproximadamente 1500 millones de dólares en intercambio comercial diario entre nuestros países, una cifra que no es nada despreciable. Los fronterizos somos los primeros en ver el impacto de los casi 15 000 millones de dólares que las empresas mexicanas invierten en Estados Unidos. Los fronterizos también sabemos que no somos los únicos beneficiados con el comercio de nuestros vecinos del sur, hay estados como Dakota del Sur, Nueva Hampshire y Nebraska, que envían más del 20% de sus exportaciones a México. Nosotros conocemos de primera mano el poder de los más de 6 millones de empleos que dependen de nuestro comercio con México.

En mi caso, me siento en una posición para hablar de esto, porque soy un fronterizo que trabaja y vive en Washington, D.C., después de haber recorrido puestos públicos en la política local, estatal y federal. Mi comprensión del tema se ha construido día con día, a raíz de mis experiencias en cada uno de esos ámbitos de gobierno.

Notimex

Notimex

En contraparte, la mayoría de los legisladores que representan intereses que tienen que ver con los aspectos económicos y políticos de la relación bilateral, tanto en Washington como en la Ciudad de México, nunca ha vivido o experimentado en carne propia el mundo fronterizo. Esos congresistas no lo llevan en su sangre ni forma parte de su ADN y su posición ajena a la realidad fronteriza los hace tomar decisiones erradas sobre temas relevantes que influyen de forma determinante en la vida de muchas personas que, de antemano, sufren para encontrar trabajo, para tener acceso a una mejor educación y para poder sostener dignamente a sus familias. El desconocimiento vivencial del tema los convierte en políticos que toman decisiones con criterios cargados de intereses políticos, olvidando la importancia del bagaje social y emocional de los ciudadanos en ambos lados de la frontera.

Esta falta de conocimiento «sobre el terreno de juego», insisto, los ha llevado a repetir una y otra vez, de manera obsesiva, el mantra de «asegurar la frontera», como si fuera algo muy fácil o como si la solución no tuviera aristas profundas en el ámbito social, económico y cultural.

Getty Images

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Tras servir como jefe de Gabinete durante casi 3 años en la agencia de seguridad más grande de Estados Unidos, el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza, puedo constatar sin dudarlo por un momento que la seguridad fronteriza se trata de algo mucho más complicado que un par de botas que patrullan un muro en la frontera. Esta imagen refleja solo una visión parcial y simplista, propia de alguien con un grave desconocimiento del tema.

En realidad, la verdadera gente de la frontera reclama un equilibrio entre la seguridad del orden público y la seguridad de la frontera económica. Ahora es un buen momento para hablar de la creación de «corredores inteligentes» entre nuestros países que permitan el flujo ordenado e ininterrumpido de bienes y personas. Ojo, es importante subrayar esto: hablamos de bienes y personas por separado y no como parte de lo mismo,porque no se trata únicamente de objetos, sino que también hay personas de por medio.

De esta manera, se fortalecerá aún más a nuestras economías y nos permitirá, algún día (y espero que sea pronto), tomar decisiones en el importante e inaplazable tema de la reforma migratoria. Al tomar medidas que abonen al fortalecimiento de nuestras economías, quizá en un futuro podamos hacer un corte de caja de cómo se han mejorado y se han creado oportunidades para que las personas que opten por disfrutar de las libertades de Estados Unidos puedan venir aquí con su deseo legítimo de lograr obtener su parte del llamado «sueño americano».

Ya no debemos ser testigos de la situación que prevalece actualmente en nuestras fronteras,en la cual mujeres y niños son abandonados a su suerte por los «coyotes» (traficantes de personas) en la frontera sur de Estados Unidos, incluso después de haber superado un camino lleno de obstáculos y abusos a través de México o desde Centroamérica. Es tiempo de actuar.

Si solucionamos este problema de la manera correcta, si entramos a fondo en el tema y lo analizamos, lo sentimos y lo vivimos, podremos empezar a definir la manera en que los empresarios puedan invertir más tanto en Estados Unidos como en México. De otorgarles más garantías a los inversionistas en ambos lados de la frontera, podríamos aspirar al desarrollo de fuertes negocios que encaminen el renacimiento económico de Norteamérica y que apuntalen la competitividad global de nuestra región frente a otros bloques económicos.

Eso, sin duda, va a recompensar el trabajo duro de la gente en la frontera y nos dotará de una nueva energía, una energía impulsada por el deseo de generar mayores y mejores oportunidades para el desarrollo y para el progreso de las personas… sí, de las personas.

MARCO LÓPEZ es Presidente de la empresa consultora International Strategic Solutions. Trabajó como asesor sobre asuntos de Norteamérica en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y fungió como Jefe de Gabinete en el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Ocupó el cargo de Secretario del Departamento de Comercio de Arizona y fue Alcalde de Nogales, Arizona. Es licenciado en Ciencia Política por The University of Arizona.

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