Ocho contradicciones israelíes en la reciente intervención militar en Gaza

1 agosto, 2014 • Artículos, Medio Oriente, Portada • Vistas: 5280

avatarDefault Moisés Garduño García

Agosto 2014

El 8 de julio de 2014 Israel lanzó una nueva ofensiva militar contra la Franja de Gaza en la que, al tiempo de escribir estas líneas, han muerto más de 1300 personas de las cuales el 82% han sido civiles según datos del Centro Palestino para los Derechos Humanos.

El contexto de este ataque ha sido el asesinato de tres jóvenes israelíes presuntamente secuestrados por Hamas, organización palestina que ha negado toda participación en el hecho y que ha respondido a los ataques israelíes a través del envío de cohetería de corto y mediano alcance. Aunado a esto, y apenas trascurridos unos días del primer secuestro, células extremistas israelíes quemaron vivo a un niño palestino como muestra de venganza al primer hecho, lo que dio inicio a una serie de retóricas de odio y rencor que fue reproducida en los medios de comunicación oficiales y que dio inicio a un ciclo más de enfrentamientos entre ambos actores políticos.

Pero lejos de saber si Hamas estuvo detrás del secuestro o no, es útil notar que antes de este ataque militar los islamistas estaban muy interesados en el acuerdo de unidad nacional del 23 de abril de 2014 con Al Fatah, entendimiento que sería la semilla de una unidad política entre palestinos y que habría sido bien recibido por parte de Estados Unidos, la Unión Europea, e incluso, el Fondo Monetario Internacional, organismo que dotaría de recursos a un gabinete de tecnócratas de ambas facciones. Pero como es de suponerse, el régimen de Benjamin Netanyahu se opuso rotundamente a este acuerdo y comenzó a sabotear las negociaciones debido a que dicha estrategia iba en contra de la vieja retórica israelí de «no negociar con terroristas» y de»luchar en nombre de la defensa de sus ciudadanos», esto pese a que en varias ocasiones Tel Aviv ya había negociado directamente con líderes y militantes de Hamas en algunos rubros como el intercambio de prisioneros.

AFP / Jack Guez

AFP / Jack Guez

Para la narrativa israelí,el ataque militar de julio de 2014 no es otra cosa que «una autodefensa» contra los cohetes lanzados por Hamas los cuales «amenazan potencialmente su seguridad». Esto pese a que la artillería de este movimiento islamista es infinitamente menor a la del ejército israelí,el mejor del Medio Oriente y uno de los mejores del mundo. Pero dicha narrativa tiene aristas muy poco legítimas si se consideran las herramientas del Derecho internacional con las que se presenta, ya que el discurso de autodefensa israelí cada vez pierde más peso y fundamento jurídico desde la misma plataforma en la que se presenta.

Según los reportes elaborados por Noura Erakat, académica palestina graduada de la Universidad de Georgetown,existen varias contradicciones en la manera en la que Israel justifica sus ataques a Palestina, particularmente en Gaza, las cuales tienen que ver con la praxis militar por un lado y con la figura jurídica de Potencia ocupante por el otro, contradicciones que dejan doblemente vulnerable a una población palestina que queda totalmente atrapada entre la intervención militar del ocupante y el yugo de la situación económica interna.

Archivo

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La primera contradicción es la declaración de una guerra al interior de un territorio ocupado.El artículo 42 del reglamento de la Convención de La Haya de 1907 establece que «un territorio se considera como ocupado cuando se encuentra en la jurisdicción y la autoridad del ejército enemigo». La ocupación no se extiende más que a los territorios donde dicha autoridad se halla establecida y con los medios para ser ejecutada. Así entonces, y de acuerdo también con la resolución 476 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)del 30 de junio de 1980, y en calidad de Potencia ocupante de la Franja de Gaza y los territorios palestinos, Israel tiene la obligación y el deber de proteger a los civiles bajo su ocupación y velar por su seguridad ante cualquier conflicto armado que se suscite. En pocas palabras, Israel no puede ocupar una tierra y luego declararle la guerra a la misma.

La segunda contradicción es hablar de la Franja de Gaza como «una zona libre» dada la supuesta retirada del ejército israelí tras el plan de desconexión de 2004, pero al mismo tiempo vigilar la seguridad del espacio aéreo, marítimo y terrestre mediante la proclamación de «un territorio hostil» en 2007. Esta denominación unilateral ha dejado a una población palestina vulnerable tanto a la ocupación y la colonización como a un bloqueo económico asfixiante y latente donde, más que libertad, Israel cumple cabalmente con los tres requisitos que señala el arabista Jean-François Daguzan para producir «el hecho nacional» los cuales son: la ocupación propia del espacio interior, la permanencia y difusión de la autoridad del poder dominante, y la persuasión para adherir lo regional a la estructura nacional que pretende establecer.

Reuters

Reuters

La tercera contradicción es el mensaje de un Israel supuestamente comprometido por la paz y la seguridad de la región, a la vez que ha programado y sistematizado una economía de supervivencia a raíz de la crisis humanitaria que, con o sin enfrentamientos armados, ha dejado el bloque económico en los últimos años. De acuerdo con Luz Gómez, arabista de la Universidad Autónoma de Madrid, la situación en Gaza no es otra cosa que «una economía de sitio», lo cual hace de su presente algo tan incierto como su futuro dados los ejercicios de prospectiva calculados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA)cuando afirma que, de seguir el bloqueo y la segregación, «Gaza será un lugar inhabitable para 2020».

La cuarta contradicción implica al término «legítima defensa», al cual Israel apela invocando el artículo 51 de la Carta de la ONU. Sin embargo, la Corte Internacional de Justicia, en su opinión consultiva del 13 de Julio de 2004, mediante el documento A/ES-10/273, explicó que «el artículo 51 de la ONU solo se activa si un ataque armado a un Estado soberano proviene de otro Estado extranjero», y no cuando se atribuye a un territorio que jurídicamente pertenece al ocupante como es el caso de Israel.

Por lo tanto, Tel Aviv ciertamente tiene derecho a defenderse de los ataques con cohetes de organizaciones como Hamas y el yihad islámico pero debe hacerlo en calidad de Potencia ocupante y no bajo las leyes de la guerra convencional que han violado más de 60 resoluciones de la ONU y, en esta ocasión, ha dejado cerca de 1300 víctimas, 6233 heridos, 130 escuelas dañadas, 22 centros de salud destruidos, 400 000 personas desplazadas (un cuarto de la población total de Gaza) y cerca de 200 000 niños con necesidades de apoyo psicológico, esto de acuerdo con los datos que aporta la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios.

EPA / Atef Safadi

EPA / Atef Safadi

Una quinta contradicción se encuentra en las acusaciones de Israel contra Hamas donde se infiere que los islamistas encienden la mecha del conflicto y que Israel solo responde a los cohetes lanzados desde Gaza. Para hacer precisiones, tanto la reciente Operación Margen Protector como las anteriores en 2008 y 2012 han sido causadas por una iniciativa regular del ejército israelí siendo las evidencias para este argumento las mismas declaraciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel cuando afirma que»los ataques con cohetes aumentan en proporción con los ataques militares israelíes y disminuyen en correlación directa con ellos». El alto al fuego es lo único que provoca una mayor seguridad a la región pues, siguiendo a Erakat y por citar un ejemplo, durante los cuatro meses del alto el fuego negociado por Egipto en 2008 los militantes palestinos redujeron el número de cohetes a cero en la Franja de Gaza.

Si llevamos este argumento a la reciente intervención militar, Israel sigue acusando a Hamas de iniciar las hostilidades por el secuestro de los tres jóvenes israelíes mencionados al principio del texto pero, al momento de escribir estas líneas, no ha producido ninguna prueba para demostrarlo. Por el contrario, investigaciones como la del periodista alemán Christian Sievers, en el programa Auslands Journal de la cadena de televisión alemana ZDF, revelaron el 28 de julio de 2014 que el asesinato de esos tres jóvenes no había sido cometido por palestinos sino que «se trataba de un crimen civil de un ciudadano de Israel por asuntos económicos». Según su informe, la agencia de investigación interna israelí, Shin Bet, estaba al tanto de todo por la llamada de uno de los muchachos durante el secuestro, pero «por órdenes superiores», la agencia fue obligada a cubrir la información para que el asesinato fuera el pretexto para un nuevo ataque contra Gaza.

Jack Guez Pool

Jack Guez Pool

Una sexta contradicción aborda el supuesto esfuerzo israelí por evitar las bajas civiles en el conflicto, situación que, como han difundido diversos medios alternativos como Ehna TV, no es tan eficaz y deja vulnerable a una población civil que no tiene adónde huir tras las advertencias dado que las fronteras están totalmente cerradas. Ahora bien, los avisos han propiciado un ambiente de terror psicológico y de angustia que impacta directamente en la población de barrios enteros, tal como lo ha mostrado el ataque al barrio de Sha’aiya donde Israel bombardeó un mercado en medio de una supuesta «pausa militar» en la mañana del 30 de julio de 2014. Más de estos casos se perpetraron días antes en una playa del hotel Al Deira donde murieron cuatro niños que estaban jugando futbol y demás historias no contadas en medios oficiales como CNN, FOX News y otros. Cabe señalar que el 25 de junio de 2014, más de 10 000 palestinos protestaron en Ramala contra los ataques israelíes en Gaza no exentos de actos de represión y 14 víctimas palestinas a manos de la policía israelí, con temores a que la violencia en Gaza llegara a los barrios de Cisjordania.

Otra contradicción más es la afirmación que ve al uso de túneles entre Gaza y Egipto como paso estratégico de armas y terroristas. Desde el bloqueo económico en 2007,ciertamente la creación de túneles se ha intensificado en las fronteras entre Gaza y Egipto,pero con el fin de sortear la crisis de los alimentos que ha causado ese mismo bloqueo. Aunque Hamas gobierna la Franja de Gaza desde 2006, muy poca gente milita en el movimiento ya que 50% de los habitantes de la Franja de Gaza tienen menos de 18 años, 70% son mujeres y niños, y el 80% de ellos vive debajo del umbral de la pobreza. Estas personas, con uno de los índices demográficos más altos del mundo, necesitan de alimentos y herramientas para cubrir necesidades básicas por lo que el paso fronterizo con Egipto ha sido históricamente una de las rutas que han aliviado el surtimiento de víveres, ropa, cigarrillos, gasolina y galletas que Israel ve como bienes de lujo.

EPA / Oliver Weiken

EPA / Oliver Weiken

Aunque hay mujeres y ancianos simpatizantes de Hamas, se debe recordar que este partido islamista ganó las elecciones de 2006 por un voto de castigo por parte de la población palestina que veía a Al Fatah como un movimiento corto en sus promesas políticas y no por una mera resonancia ideológica o política con el islamismo militante. Los túneles en Gaza, como menciona Ignacio Álvarez-Ossorio, son una esperanza y una respiración asistida a la población civil y no un factor de empoderamiento militar a los islamistas. Además, el túnel más importante, que conecta a Gaza con Egipto a través del paso de Rafah, es controlado por la Autoridad Nacional Palestina y Egipto, no por Hamas.

Una octava contradicción estriba en las acusaciones que hace Israel del supuesto uso de escudos humanos por parte de Hamas. Si bien no podemos asegurar que Hamas no haga uso de estas técnicas y que además se le pueda acusar de lanzar cohetes indiscriminadamente debido a su escaso margen de efectividad (uno no sabe dónde va a caer el artefacto), ciertamente Tel Aviv tiene toda la tecnología necesaria para seleccionar sus blancos y tener más precisión en sus ataques y aun así se ha corroborado que el ejército israelí ha hecho uso de niños palestinos como escudos humanos al amarrarlos de tanques con los ojos vendados.

Por su parte, Hamid Dabashi establece que la sentencia que acusa a Hamas como «asesino de sus propios ciudadanos» se trata de una vieja estrategia de culpar a los palestinos de su propio destino y negar toda responsabilidad jurídica como Potencia ocupante, retórica que además quiebra la unidad histórica y la memoria como ejes de resistencia y existencia del pueblo palestino al dividirlos entre buenos y malos, radicales y moderados, ciudadanos y no ciudadanos, entre otras denominaciones que dañan el espectro identitario del palestino de a pie.

Archivo

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Cabe señalar que Israel también ha acusado a Hamas de guardar armas en hospitales, escuelas y otros edificios públicos con base en lo cual bombardea dichos lugares.Pero el asesinato de niños en el ataque a una escuela de la ONU en el campo de refugiados de Jabaliya el último día de julio de 2014, descubre que Israel no puede acusar a Hamas sin negar que ha cometido los mismos actos de terror premeditado. En aquella intervención, Pierre Krähenbühl, Comisionado General de la UNRWA, testificó que «los niños que murieron en ese ataque estaban dormidos, y que dicho abuso era «una afrenta y una vergüenza universal» siendo la primera vez en casi 30 días de bombardeos que la ONU condenaba enérgicamente el uso de la fuerza israelí.

A la par de lo anterior, hay que saber que en los medios alternativos se han repetido imágenes abominables de niños palestinos en pedazos desde prácticamente el inicio de los ciclos de violencia entre estos actores armados. Estas denuncias e imágenes son resguardadas por documentos oficiales de carácter internacional tales como el informede Amnistía Internacional de enero de 2009, los testimonios de soldados israelíes pertenecientes a la organización Rompiendo el Silencio e incluso en un fallo de la Corte Suprema de Israel que demuestra que el empleo de civiles como escudos humanos fue producto de una directiva militar y no de excesos aislados como lo han llegado a reportar los responsables del gobierno en Tel Aviv.

La cuestión palestina se encuentra en un contexto regional muy complejo que se puede visualizar como el ojo del huracán de las revoluciones árabes. Por un lado, se tiene la incursión de fuerzas salafistas en Irak y Siria. Por el otro, coincide con el inicio de un gobierno en Egipto que proyecta las mismas estrategias políticas que cuando estaba Hosni Mubarak. Sin duda, las contradicciones en Israel se ligan a las contradicciones encontradas en muchos otros regímenes poscoloniales en la región, los cuales buscan obstaculizar los diálogos de unidad, los puentes de la resistencia y el florecimiento de sistemas más transparentes de gobierno mediante la ejecución de políticas contrarrevolucionarias que incluyen el uso desmedido de la fuerza contra lo que para ellos significa «el terrorismo islámico», elemento que resucita con el visto bueno de Arabia Saudita y sus aliados extraterritoriales cuando las revoluciones árabes habían enterrado a Osama Bin Laden en la plaza de Tahir.

Moisés Garduño García se especializa en temas de Cultura y Política en el Medio Oriente. Es internacionalista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestro en Estudios de Asia y África por el Colegio de México y doctor cum laude por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene estudios de Lengua Persa en el Instituto Dehkhoda de la Universidad de Teherán y actualmente es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha colaborado con el ITAM en la impartición de la asignatura del Medio Oriente. Sígalo en Twitter en @MoussaGarduo.

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One Response to Ocho contradicciones israelíes en la reciente intervención militar en Gaza

  1. jose costa dice:

    Un articulo muy imparcial , si señor. Por supuesto estoy siendo ironico.

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