Carta del Director

El accidente del 22 de abril de 2010 en la plataforma petrolera de BP, en el golfo de México, está causando un desastre ecológico de proporciones desconocidas y un cambio en las perspectivas de la economía del sector del petróleo, que va más allá de los estrictos límites territoriales actuales de Estados Unidos y que afecta a México y, por las características de la catástrofe, al resto del mundo. El desastre es ecológico, aunque los impactos económicos y en las relaciones internacionales también son severos. Ya se han visto las primeras medidas que ha tenido que tomar el presidente Obama y el difícil tema del pago de la petrolera para cubrir los costes de los primeros damnificados. ¿A quién se podrá reclamar si el número de afectados aumenta más allá de los límites territoriales y legales de Estados Unidos? Desde el punto de vista ecológico, puede afectar a México y hasta a Europa debido a la corriente del Golfo. Desde el punto de vista económico, el derrame afectará las inversiones para la extracción en aguas profundas, y México puede ver reducidas sus expectativas de aprovechar sus recursos naturales. Los costes no serán iguales después de este accidente, como nada fue igual después de otros accidentes que provocaron derrames. Las exigencias en seguridad y los gastos derivados vendrán determinados por las políticas preventivas que los gobiernos del mundo se verán obligados a tomar. El artículo de Michelle Foss explica las consecuencias futuras que cabe esperar de este fatal, aunque también evitable, accidente.

El otro tema que se desarrolla en profundidad en este número es el del multilateralismo en Latinoamérica. Los ocho artículos de distintos autores americanos con una introducción de Thomas Legler, editor invitado, son el resultado del seminario «El multilateralismo latinoamericano en el siglo XXI: Idiosincrasias, tendencias y prospectivas», organizado en febrero de 2010 por el Centro de Estudios y Programas Interamericanos (CEPI) del ITAM. Los análisis de los distintos autores muestran las debilidades y las fortalezas de los procesos multilateralistas emprendidos en América Latina y el Caribe, así como la viabilidad de los mismos.

El artículo clásico «La segunda revolución latinoamericana», de Eduardo Frei Montalva, publicado en 1971, nos muestra una vez más la obstinada recurrencia de algunos problemas y la falta de soluciones para los procesos de integración y multilateralismo en Latinoamérica. Hay una contundente sentencia de Frei que podría empezar a formar parte del pasado si los procesos de multilateralismo no son meras proclamas, son rigurosos y no son excluyentes. Decía Frei, «uno de los defectos más serios de Latinoamérica es la tendencia a transformar los programas en mitos y los procesos de cambio en meras maniobras políticas diseñadas para complacer a la opinión pública». Actualmente, desde el punto de vista económico y político, si los programas son integradores, si hay capacidad de liderazgo, si no se frustra de nuevo, Latinoamérica podría estar en esta segunda revolución que Frei reclamaba después de la primera que fueron las independencias, ahora bicentenarias.

En este año en que la Unión Europea ha iniciado la aplicación del nuevo Tratado de Lisboa que, entre otras virtudes, pretende hacer frente al reto de una acción exterior mucho más consistente, el artículo de Stefano Sannino (Director General Adjunto para Asia y América Latina de la Comisión Europea) nos aproxima a las innovaciones de este nuevo instrumento así como a las relaciones privilegiadas de la Unión Europea con Latinoamérica, que se esperan después de la vi Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea (ALC-UE). Como Sannino señala, la Unión Europea es en América Latina el segundo socio comercial y el mayor inversionista. Sin ánimo de poner un contrapunto editorial al artículo de Sannino, debemos hacer referencia al semestre crítico en el ámbito de la economía y de las finanzas de la Unión Europea. La crisis de la deuda que se inició en Grecia y que se extendió a los países más endeudados y considerados menos solventes por los mercados, como ha sido el caso de España, podría afectar a las economías de Latinoamérica que han sido receptores de inversiones de los países europeos que actualmente tienen dificultades para disponer de recursos financieros. Para resolver esta crisis, la Unión Europea ha creado nuevos mecanismos de apoyo que habrá que esperar para ver si son exitosos, y si se acompañan de la necesaria coordinación y disciplina presupuestaria. El colapso del euro sería algo más que el desastre del proceso de integración europea, pues el mundo y América Latina sufrirían sus consecuencias. Relacionado con la crisis financiera internacional, el artículo de Marc Levinson analiza el fracaso de las tres décadas de cooperación internacional para la regulación financiera al no poder prevenir la crisis de 2008.

En este número, destacamos también los artículos de Robert Kaplan sobre el incremento de la influencia de China en el ámbito territorial y marítimo, y el de Richard Levin sobre la renovación de los sistemas de educación superior que están llevando a cabo los gobiernos de Asia con el fin de mejorar su crecimiento. En otro orden, Isobel Coleman trata el empoderamiento de la mujer en los países en desarrollo, el que es necesario no sólo para producir beneficios a las mujeres y a sus familias sino también para los mercados globales.

Desde esta editorial, destacamos la victoria por amplia mayoría, de Juan Manuel Santos, electo presidente de Colombia. Esta presidencia, a pesar de su continuismo, apunta hacia nuevas formas y matices importantes en su política exterior.

Jordi Bacaria Colom