Carta del Director

¿Qué compartimos los iberoamericanos de hoy? Como respuesta, quizá venga a la mente el fenómeno migratorio, el cual está cambiando a los latinoamericanos -se trate de países de expulsión, de acogida o de tránsito- y también está transformando gradualmente sus relaciones con Estados Unidos y España, principales países de destino. Por eso, en esta ocasión tenemos una sección sobre el estado actual de las migraciones latinoamericanas.

El texto de Andrés Solimano es rico en información y permite ver el panorama general de América Latina como región de migrantes. Unos se van y otros llegan, pero, al final, la migración profundiza y cierra brechas, altera las relaciones de género, da un respiro a las economías con las remesas, y da y quita esperanzas sobre el futuro.

Entre las grandes preocupaciones de los países expulsores está la migración calificada o «fuga de cerebros». Adela Pellegrino explica por qué es difícil hablar de la migración calificada en Latinoamérica y se pregunta qué tanto depende el desarrollo futuro de la región de su capacidad para retener a sus ciudadanos más capaces.

Abelardo Morales discute el tema desde Centroamérica. En este caso, a las pérdidas por las guerras hubo que sumar la expulsión de población. Como en tantos otros escenarios, la migración ha abierto nuevas brechas y ha generado nuevas desigualdades.

Pero los flujos migratorios latinoamericanos también se hacen presentes en destinos relativamente nuevos. Tal es el caso de España, sobre el que escribe José Antonio Alonso. España es única en su tipo -pasó de país expulsor a país receptor en muy poco tiempo- y, por eso, es un auténtico laboratorio para estudiar el fenómeno migratorio contemporáneo.

Cierra esta sección el texto de Andrew Selee, que trata el tema de los flujos migratorios latinoamericanos a la luz de las primarias estadounidenses. Ya se puede empezar a especular sobre qué va a pasar en los meses que vienen y cuáles serán las consecuencias de la contienda electoral sobre la reforma migratoria que aún no llega.

La segunda sección es la tercera y última entrega sobre las primarias estadounidenses y las visiones de política exterior de los precandidatos. John McCain, presumiblemente el candidato del Partido Republicano, dice estar listo para tomar todas las medidas necesarias para proteger a su país e impulsar la imagen de Estados Unidos en el exterior. Por otra parte, a pesar de que ya no busca la nominación del Partido Demócrata, hemos incluido el texto de Bill Richardson, por ser uno de los líderes latinos más influyentes. Si bien su posición sobre la guerra de Iraq es totalmente opuesta a la de McCain, por ejemplo, también propone volver a las raíces del liderazgo estadounidense para renovarlo. Peter Hakim subraya la importancia de que la agenda de política exterior del próximo presidente de Estados Unidos incluya a América Latina y, en particular, de que quien llegue a la Casa Blanca preste atención no sólo a las necesidades estadounidenses, sino también a las de sus socios latinoamericanos.

La sección de «Sombras chinescas» -en referencia a aquel juego de sombras que se hacen con las manos para hacer creer a los espectadores que están viendo cosas que no son- incluye cuatro textos sobre la transformación de China. John L. Thornton reflexiona sobre la reforma política y concluye que la democracia sí está en el futuro del país asiático, sólo que no como cree Occidente. Si China se democratiza, lo hará «a la china».

John Ikenberry, por un lado, y Stephanie Kleine-Ahlbrandt y Andrew Small, por otro, escriben sobre el papel internacional de China. Nadie duda de que ese país se convertirá en una gran potencia con la capacidad de destronar a Estados Unidos; pero depende de los estadounidenses que el sistema internacional de corte occidental sobreviva y pueda acoger en su seno a la poderosa China. Ese país puede ser un buen aliado de Occidente y ayudar a moderar a los Estados parias del sistema internacional.

Y si China está en proceso de convertir- se en un gigante político, ya nadie cuestiona su estatus como potencia económica. David D. Hale y Lyric Hughes Hale señalan que la revaluación del yuan no es el camino para mitigar el superávit comercial de China con Estados Unidos. Al final, todos ganarían si consiguieran integrar a China de manera adecuada a la economía global.

En «Mundo», Roberto Newell, Rodrigo Gallegos y Manuel Molano analizan las consecuencias de que, a partir del 1 de enero de 2008, Canadá, Estados Unidos y México operen como un solo mercado de productos agropecuarios en el marco del TLCAN. A diferencia de los detractores de este acuerdo, los autores consideran que el cambio no sólo es bueno, sino que, en el futuro, México será más competitivo y, por consiguiente, será capaz de alcanzar mayores niveles de bienestar.

Los dos textos restantes se refieren a la filantropía corporativa. El primero, de Klaus Schwab, explica por qué está en el interés de las compañías participar en la sociedad y contribuir a mejorar la situación mundial, trabajando codo a codo con los gobiernos y la sociedad civil. El segundo, de Patricia Carrillo, Michael Layton y Mónica Tapia, analiza el caso mexicano a la luz de estos conceptos para concluir que en México sí se hace filantropía corporativa, pero se hace «a la mexicana».

En «Reseñas» recomendamos a nuestros lectores una amplia variedad de obras que esperamos les interesen. También incluimos algunos sitios de Internet que pueden ser útiles para profundizar en los temas de este número.

Finalmente, el «Clásico» es un texto de C. P. Kindleberger, de 1965, en el que se comparan y contrastan las migraciones a Estados Unidos de fines del siglo XIX con las migraciones al norte de Europa de los años sesenta. Es prácticamente imposible evitar la sensación de déjà vu… ¿Cuánto se ha avanzado en el debate migratorio desde entonces?

Por último, sólo nos resta agradecer su preferencia, querido lector, y anunciarle que estamos inmersos en un proceso de renovación y cambio para hacer más eficientes nuestros procesos y más clara nuestra identidad como un foro de discusión sobre temas internacionales, que combina perspectivas que llegan desde Estados Unidos con visiones y realidades iberoamericanas. Confiamos en que este proceso llegue a buen puerto y nos permita seguir contando con su apoyo.

Rafael Fernández de Castro y Érika Ruiz Sandoval