México: ¿hacia un protagonismo global?

7 octubre, 2014 • Entrevistas, Latinoamérica, Norteamérica, Portada • Vistas: 6433

Entrevista FAL a Jorge Chabat, analista político e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

avatarDefault Elías Camhaji y Gerardo R. Valenzuela

Octubre 2014

El mundo cambia constantemente. Minuto a minuto, los retos se hacen más grandes, las fronteras se hacen más cortas, los actores involucrados se hacen más numerosos, las crisis se hacen más profundas y el llamado a actuar se hace más urgente. En este contexto, muchos países se preocupan por encontrar su lugar en el mundo. ¿Qué lugar puede y debe ocupar México? El equipo editorial de Foreign Affairs Latinoamérica se reunió con Jorge Chabat para discutir esta y muchas más preguntas. Sígalos en Twitter en @jorgechabat, @eliascamhaji y @ForeignAffairsL.

Foreign Affairs Latinoamérica – Están por cumplirse 2 años del gobierno de Enrique Peña Nieto. ¿Cuáles han sido los cambios más notables en la interpretación y en la implementación de la política exterior de México?

Jorge Chabat – Esa es una buena pregunta. Quizás el cambio más visible es la economización de la política exterior, para decirlo de manera simple. Es muy obvio que el gobierno de Peña Nieto ha querido darle un gran contenido económico a la política exterior. De hecho, nombró como Canciller a un Exsecretario de Hacienda. La agenda de este gobierno está llena de temas económicos con la idea de que la política exterior apoye varias reformas económicas internas.

En ese sentido, la parte política parecería pasar a segundo plano. Desde este punto de vista, la posición de Peña Nieto se parece a la que tenían los viejos gobiernos priistas de no politizar mucho la política exterior, de no comprar broncas con nadie, de ser amigos de todo mundo, de ser el chico más popular de la cuadra. En fin, esta tradición convenista del priismo, al son de «estamos bien con todos». Actualmente, es una tradición difícil de mantener frente a ciertos hechos que son claramente condenables, como los actos terroristas y las violaciones de derechos humanos de ISIS. En el pasado, los gobiernos priistas simplemente volteaban para otro lado, en gran parte porque también tenían una situación de derechos humanos no muy defendible internamente.

Por eso, también llama la atención que Peña Nieto haya anunciado la participación de México en Operaciones para el Mantenimiento de la Paz, algo que claramente demandaban muchos sectores liberales y que había sido planteado abiertamente por los gobiernos del PAN, aunque Vicente Fox no entendía muy bien de qué se trataba y pensaba que era para ir a matar gente en Irak, lo cual obviamente no es cierto. Aunque todavía hay mucha gente que no entiende bien de qué se trata, sí es un cambio interesante que demuestra que, más allá de quién esté en la presidencia, los países cambian y creo que México está cambiando.

A pesar de que persiste una retórica parecida a la del viejo PRI, en la práctica ha habido acciones que no son las del viejo PRI, tanto en el ámbito interno como en el ámbito externo. La reforma energética no tiene nada que ver con el viejo PRI, la reforma educativa tampoco y este anuncio de participar en Operaciones para el Mantenimiento de Paz tampoco. Es obvio que cada vez va a ser más difícil mantener esta vieja posición aislada, porque el mundo ya cambió y porque este paradigma absoluto de la no intervención se empieza a resquebrajar. Entonces, creo que habrá algunos cambios todavía mayores en el futuro, si no con Peña Nieto, con el que venga. Es un proceso de varios sexenios que va más allá de quién esté en la Presidencia y que, a decir verdad, va a continuar.

FAL – Hablemos sobre la estrategia de seguridad de Peña Nieto. Aparentemente, se han presentado mensajes contradictorios: ha habido un cambio significativo en el manejo mediático respecto del gobierno de Felipe Calderón, se ha dado la detención de grandes capos, se ha hablado poco de la Iniciativa Mérida y recientemente se ha creado la Gendarmería Nacional. ¿Hacia dónde apunta la estrategia de seguridad del presente gobierno? ¿Cómo puede evaluarse en comparación al último sexenio? ¿Existen grandes diferencias en el manejo de los temas de seguridad?

JC – Evidentemente, el gobierno de Peña Nieto está tratando de presentar una imagen diferente en la parte de seguridad. De hecho, fue parte de su campaña decir «yo voy a hacer las cosas de manera diferente» y, en un afán de tener propuestas atractivas, prometió la gendarmería, aunque después no sabían qué hacer con ella.

En realidad, no hay mucho margen para cambiar estrategias, porque el problema de fondo con el tema de la seguridad no es el gobierno, es el Estado. No es quién esté en la presidencia ni su estrategia, sino que las instituciones del Estado mexicano no funcionan bien, esa es la realidad. El problema de fondo no es el software, es el hardware. Obviamente, algunas modificaciones institucionales que inició el propio Calderón van a reflejarse eventualmente en una mayor eficiencia del Estado mexicano, pero no en el corto plazo.

Es obvio que aquellos que pensaban que todo era culpa de Calderón estaban equivocados. Calderón ya se fue y el problema no se ha resuelto, es estructural: nuestras instituciones son débiles y han sido penetradas por la corrupción, persiste una cultura de la violencia y tenemos un país con gran desigualdad social. Se necesitan otras policías, otro sistema judicial, otro sistema de prisiones y esas cosas no se cambian de la noche a la mañana.

Para ganar una elección un político tiene que decir que las cosas van a hacerse de manera diferente, pero cuando llega al poder las cosas se empiezan a parecer más a lo que había antes. Lo vimos en Michoacán: el operativo que se hizo hace poco fue muy parecido al de Calderón. Cuando el crimen organizado tiene control territorial, no hay otra alternativa que mandar tropas y usar la fuerza pública.

Ahora, es cierto: las cifras de homicidios han bajado, pero lo han hecho desde abril de 2011. Es cierto también que hay todavía muchos problemas que no se han resuelto y tenemos territorios prácticamente controlados por el crimen organizado. Michoacán es un caso claro de una relación simbiótica entre crimen organizado y Estado. Hay otros estados que están al borde de esta situación: Tamaulipas, Estado de México, Guerrero y  algunos más.

Lamentablemente, me temo que el tema de seguridad no se va a resolver pronto, pero creo que las reformas en proceso van a funcionar y el problema se resolverá de forma paulatina. No va a desaparecer la delincuencia, pero no tendrá las dimensiones de amenaza a la seguridad nacional que tiene ahora.

Aunque no se hable mucho de la Iniciativa Mérida, en realidad sigue caminando y está más enfocada al fortalecimiento institucional, que yo creo que es lo correcto. Al final, como he dicho muchas veces, si hay algo peor que una policía corrupta y mal equipada es una policía corrupta y bien equipada. No sirve de nada que les des más equipo y más dinero, tienes que resolver el problema de la corrupción. La colaboración con Estados Unidos seguirá porque ellos son los más interesados en la estabilidad en México, más que nuestro propio gobierno. Nadie quiere ser vecino de un país que tenga serios problemas de estabilidad política.

 Jorge Chabat FOTO 02 (Sergio López-Araiza)

FAL – La relación bilateral con Estados Unidos es un tema importante. Si bien ya existía cooperación en materia de seguridad, el paquete de reformas que se aprobó recientemente puede abrir una serie de espacios que aumenten los flujos comerciales y los intercambios económicos. ¿En qué punto se encuentra la relación ahora?

JC – Desde hace muchos años la relación bilateral no puede estar mal porque hay demasiados intereses involucrados. Es una relación en la cual no te puedes pelear, aunque quieras y aunque siempre hay sectores en los dos países que quieren un pleito. Estas voces no son finalmente las dominantes porque hay muchos intereses económicos fuertes.

En México hay sectores similares que dicen «ya hay que romper relaciones con Estados Unidos». Eso no tiene sentido. El 80% de nuestro comercio es con Estados Unidos, hay millones de mexicanos que viven allá y muchas familias que viven del dinero que mandan. Por eso, la relación será cada vez más cercana, a pesar de los posibles exabruptos.

A nivel económico, efectivamente veo que con las reformas habrá más inversión y comercio con Estados Unidos, mientras que a nivel social habrá más integración. En los temas de seguridad, el rubro más atrasado de la relación, también habrá más colaboración. La Iniciativa Mérida era impensable hace 10 años, si alguien hubiera propuesto eso 10 o 5 años antes, hubieran pensado que estaba loco. Antes también era impensable que México hiciera una reforma energética como la que hizo.

En el futuro, no descarto una mayor coordinación con Estados Unidos en temas de seguridad y creo que México participará más en acuerdos multilaterales donde esté Estados Unidos. Hay algunos que dicen que México debería de ser parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para que Estados Unidos lo viera como un país más serio. Es una propuesta que hay que estudiar.

Es muy importante trabajar en cambiar la percepción que tenemos de Estados Unidos y la que ellos tienen de nosotros. Se ha avanzado mucho en ese sentido, pero todavía hay evidentemente un problema de imagen. Claro, eso también pasa porque la situación de México mejore.

FAL – Uno de los puntos cruciales de la relación bilateral es el tema migratorio. Usted ha señalado que si bien Estados Unidos puede garantizar un mejor trato hacia los migrantes, los países latinoamericanos deberían adoptar una mayor responsabilidad en crisis humanitarias como la situación de los niños migrantes. ¿Por qué afirma esto?

JC – Me parece que el problema migratorio es un problema de México, primordialmente. Durante muchos años, erróneamente se ha pensado que es un problema que tiene que resolver Estados Unidos, pero los migrantes mexicanos se van allá porque la economía está mal y el país no funciona. El problema está de este lado de la frontera, esa es la realidad. Mientras las cosas sigan así, muchos se seguirán yendo, como se van los migrantes centroamericanos.

Por otra parte, es cierto que Estados Unidos debería tratar mejor a los migrantes y podría hacer más para tratarlos mejor. Pero es una obligación del gobierno mexicano que sus habitantes vivan en mejores condiciones y que no tengan que migrar en las condiciones que lo hacen. No se puede abdicar esa responsabilidad para transferir la culpa a Estados Unidos, como lo han hecho muchos gobiernos en México desde hace 200 años.

Aun con todos los problemas, la discriminación y los abusos que enfrentan, muchos migrantes prefieren irse que quedarse. Eso es algo que se tiene que resolver, que tenemos que exigir al gobierno mexicano, además de un mejor trato por parte del gobierno de Estados Unidos.

FAL – Sin duda, uno de los temas que mayor cobertura mediática recibió fue el anuncio que hizo Enrique Peña Nieto sobre la participación de México en las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz. ¿Cuáles serían las mayores incidencias para México tanto al interior como hacia el exterior?

JC – Me parece que cambia el paradigma enraizado de la no intervención absoluta. Un paradigma que era quizás la versión externa de un sistema político y económico cerrado que evitaba ser observado desde el exterior. Esto empezó a cambiar desde que se introdujo la defensa de los derechos humanos como un principio de política exterior en la Constitución.

En términos de la imagen de México en el mundo, es un hecho que la mejorará. No podemos pensar que somos un actor global, sin tratar de que nuestro entorno sea mejor y más estable. México tiene una responsabilidad con su entorno inmediato para que existan mejores condiciones, así como la defensa de los derechos humanos es una responsabilidad de cualquier gobierno democrático. Era realmente absurdo que México fuera uno de los principales donantes a las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz y no participara por esta creencia de que si se envía tropas es para matar.

Todo el mundo está de acuerdo con que es mejor la paz a la guerra, pero esta obsesión con un pacifismo a ultranza no entiende que a veces es necesario el uso de la fuerza, con reglas y controles desde luego, para consolidar la paz. México tendrá que acatar las reglas para participar y ese marco está regulado por la Organización de las Naciones Unidas.

Por otro lado, también ayudará a que los contingentes que vayan a estas misiones tengan un contacto con fuerzas armadas de otros países, a que se actualicen en términos de entrenamiento y de operaciones de este tipo. En fin, creo que será positivo como ha sido positivo para la mayor parte de los países latinoamericanos, algunos con una gran tradición democrática, que participan. Creo que cambiará la imagen de México en el exterior y la imagen que tenemos de lo que debe ser nuestro papel en el mundo.

Jorge Chabat FOTO 03 (Sergio López-Araiza)

FAL – A pesar de todos los argumentos a favor de participar, aún hay un sector de la opinión pública que tiene bastantes dudas al respecto. En la encuesta «México, las Américas y el mundo» se reportan una mayor cantidad de opiniones positivas, pero el margen aprobatorio se hace más estrecho entre los tomadores de decisión. El 29 de septiembre de 2014, Excélsior-BGC publicó una encuesta en la que 49% de las personas están a favor, 45% está en contra y 6% no sabe o no contesta. ¿Por qué persiste tanta oposición?

JC – Creo que una gran mayoría de los que se oponen probablemente tampoco saben de qué se tratan, hay una gran ignorancia y muchos tienen la idea de que enviaremos tropas para matar. Bueno, si el propio presidente Fox era lo que pensaba y uno debería pensar que el presidente estaba informado, pero no tenía la menor idea. Incluso, algunos periodistas creen que si participamos nos van a poner bombas en el metro.

No se ha entendido que son Operaciones para el Mantenimiento de la Paz a petición y con el consentimiento del Estado. Van a auxiliar en labores humanitarias, a hacer labores de orden interno en situaciones de caos que necesitan que alguien vaya a hacer eso. También hay esta idea muy arraigada de que no se nos ha perdido nada fuera. ¿Para qué vamos a salir si estábamos tan bien aquí en nuestra casa? Hay momentos en que los  Estados tienen que tomar cierta responsabilidad de lo que pasa en el mundo.

Me parece que ha faltado una mayor información de parte del gobierno mexicano de qué es lo que van a hacer, hace falta explicar a la población de qué se trata esto. Esto  cambiará en la medida en que se den casos concretos de Operaciones para el Mantenimiento de la Paz y que veamos que el punto es ayudar a países que tienen problemas de inestabilidad a restablecer una situación de gobernabilidad.

FAL – El contexto internacional actual presenta un gran número de desafíos desde varios frentes: crisis epidémicas, conflictos entre países y actores no estatales, entre muchos otros. ¿Qué lugar ocupa México en este mundo convulso?

JC – México no ha definido todavía muchas cosas. Esto es parte de un problema histórico en la política exterior mexicana porque sigue sin haber una definición fundamental en la relación con Estados Unidos. Mientras no definamos eso, no vamos a definir nada frente al mundo. Tenemos que definir donde están nuestros intereses.

Además, considero que la mayor deficiencia en la falta de definición viene de lo aprendido en las escuelas primarias, pues seguimos atorados en el hecho de que Estados Unidos se llevó la mitad del territorio en el siglo antepasado y esto explica una gran reticencia. Y es cierto, nos invadieron, se llevaron todo a la mala, conspiraron para derrocar a Madero, y en el imaginario colectivo permanece un rechazo al nivel emocional, sin analizar realmente dónde están los intereses.

Ciertamente, todavía hay una idea un poco emocional de que Estados Unidos es, por definición, el mayor peligro, la mayor amenaza a la seguridad nacional. Creo que realmente no es así y que, incluso en términos políticos, en general es un país democrático, que a veces hace cosas que no se deben hacer, como cualquier otro. En ese sentido, considero que esta definición va a pasar en los próximos años y no nos va a tomar más de una década para que México desempeñe un papel más definido.

FAL – ¿Cuáles son los mayores desafíos que quedan pendientes por atenderse? ¿Cuáles son los temas que se perfilan para marcar la agenda política de los próximos meses en México y en el mundo?

JC – Hay temas globales que van a ser importantes, como el de medio ambiente, derechos humanos, ciberterrorismo y cooperación económica. México tiene mucho que decir y va a tener mayor autoridad en las reuniones económicas que vienen y espero que participe más en los foros internacionales al respecto. Hay muchos acuerdos comerciales que están en camino, así como el Acuerdo Transpacífico y la Alianza del Pacifico. Son temas en los que México tendrá que tomar posiciones y que van a requerir de una diplomacia cada vez más profesional.

En otros temas sociales, como los de migración, hay que entender que también tendrá que tomar posiciones de manera más activa, sobre todo vinculadas a la construcción de un orden internacional basado en organismos internacionales más eficientes. En ese sentido, México tiene mucho que decir respecto a la reforma de Naciones Unidas. Es un tema importante en el cual tendrá que pronunciarse.

Obviamente, debe tener mayor participación en temas de combate al crimen organizado. Lamentablemente la cooperación internacional contra el crimen organizado funciona muy poco si dentro de los gobiernos no se hacen las reformas necesarias. Espero que México pueda aportar su experiencia en estas reformas.

Una de las cosas que tendrá que analizar este gobierno y el que venga, es el tamaño de la diplomacia mexicana. Los diplomáticos que hay ahora son los mismos que había desde hace 20 o 30 años. El servicio exterior mexicano no ha crecido, a pesar de ser un país que quiere ser global. Tiene que haber especialistas serios en el servicio exterior que conozcan a fondo los temas, técnicos de economía, de medio ambiente, de seguridad. Es un reto que México tenga una mayor profundización mayor. Tenemos que tener un servicio exterior a la altura de los mejores del mundo porque de otra manera este interés global no se va a poder traducir en resultados concretos.

Esto es lo que viene en los próximos años y seguramente hay gobiernos más conscientes de que el mundo exterior es parte de México. Ya no podemos pensar como dos esferas diferentes. Lo interno es externo, lo externo es interno. En fin, estamos en un barco global, nos guste o no. Quien no lo entienda se va a quedar atrás.

ELÍAS CAMHAJI y GERARDO R. VALENZUELA son Productores Editoriales de Foreign Affairs Latinoamérica.

*Fotografías por Sergio López-Araiza

Tags:, , ,

One Response to México: ¿hacia un protagonismo global?

  1. […] Elías Camhaji y Gerardo Valenzuela, “México: ¿Hacia un protagonismo global? – Entrevista a Jorge Chabat, Académico del CIDE”, Foreign Affairs Latinoamérica (edición web), 7 de octubre de 2014, disponible en: https://revistafal.com/mexico-hacia-un-protagonismo-global-2/ […]

Responder a México: ¿Hacia un protagonismo global? | elías camhaji. blog Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…