México en el mundo: prioridades del nuevo gobierno

13 septiembre, 2018 • AMEI, Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 10034

Regeneración

Luz Araceli González Uresti

Septiembre 2018

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

El contexto mundial actual se caracteriza por las megatendencias de la globalización, los regionalismos y la creciente contradicción entre posiciones nacionalistas y proteccionistas. También prevalecen lógicas de apertura, cooperación y multilateralismo que atienden los asuntos mundiales como seguridad, derechos humanos, medio ambiente, desarrollo, corrupción, narcotráfico, entre otros. De cara a esta estructura internacional resulta imperativo centrar la atención en el posicionamiento que tendrá México en el ámbito internacional y en los distintos espacios regionales a partir de la política exterior del nuevo gobierno.

El triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales abre grandes expectativas respecto al rumbo que tomará el país de acuerdo al proyecto de nación que tiene contemplado ejecutar durante su mandato. Muchos son los temas pendientes en la agenda nacional, y otros más de carácter urgente se suman a los retos que debe enfrentar el nuevo gobierno que iniciará funciones el 1 de diciembre de 2018. No obstante, ya se lleva trabajo avanzado con los nombramientos del gabinete y con el diseño y presentación de distintos documentos e iniciativas que integrarán el, ahora llamado, Proyecto de Nación 2018-2024, otrora Plan Nacional de Desarrollo, para los próximos 6 años.

El actual Presidente electo de México ha sostenido en distintos foros que la política exterior del gobierno que encabeza debe estar fundada en los valores de la Independencia y la libertad, mismos que se han forjado a lo largo de la historia nacional. Además, en principios fundamentales como la igualdad soberana entre los Estados, la no intervención, la solución pacífica de controversias y la solidaridad y la cooperación entre los pueblos, principios rectores de nuestro quehacer internacional contenidos en el artículo 89, fracción X, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Un aspecto que ha resaltado de manera continua López Obrador es que «la mejor política exterior es la interior», enfatizando que solo con justicia y estabilidad interna que promuevan el desarrollo y la democracia se podrá ganar respeto en el mundo. Las nociones de soberanía, desarrollo, justicia, democracia, respeto, autoridad moral, seguridad, paz social, entre otras, integran el glosario de lo que será la política exterior del nuevo gobierno.

La relación con el vecino del norte

Especial lugar ocupa en la agenda exterior de México la relación particular que se guarda con Estados Unidos, cuyo abordaje es profundamente complejo por la diversidad de asuntos que contempla, tales como la protección y la defensa de los mexicanos en ese país, la estrecha relación económica y comercial, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la seguridad, los derechos humanos, la migración, entre otros. Estos temas deberán trabajarse sobre la base del respeto irrestricto, el diálogo, la cooperación para el desarrollo, vía una relación equilibrada, de cooperación, beneficios mutuos y respetuosa de las soberanías.

Un aspecto que ha resaltado de manera continua López Obrador es que «la mejor política exterior es la interior», enfatizando que solo con justicia y estabilidad interna que promuevan el desarrollo y la democracia se podrá ganar respeto en el mundo.

Claramente se ha insistido, y así lo ha destacado Marcelo Ebrard, futuro Canciller, que México tendrá una nueva política exterior que abarcará a más países, «y no solo una relación bilateral con Estados Unidos». Esta nueva política exterior incluirá mayor participación en organismos multilaterales y en otras regiones a partir del fortalecimiento de las relaciones con Centroamérica, Latinoamérica y el Caribe, Europa, Asia, el Medio Oriente y África. Asimismo, en temas multilaterales se destaca la participación de México en materia de derechos humanos, cambio climático, migración, seguridad internacional, atendiendo de manera especial la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.

Los equipos de expertos que han sido convocados para elaborar el Proyecto de Nación 2018-2024, han presentado un análisis de diversas problemáticas incluida la política exterior y, a decir de ellos mismos, este proyecto «no es un simple catálogo de propuestas y buenos deseos sino una lista estructurada y exhaustiva -aunque no limitativa- de proyectos y programas que buscan soluciones prácticas a realidades concretas». Inclusive señalan que este «recoge una nueva visión del país y presenta proyectos y propuestas en materia económica, política, social y educativa que tienen por objeto generar políticas públicas que permitan romper la inercia de bajo crecimiento económico, incremento de la desigualdad social y económica y pérdida de bienestar para las familias mexicanas, tendencias que han marcado a México en los últimos 35 años, y emprender un cambio de rumbo». Todo esto resulta sumamente alentador. Sin embargo, también motiva una serie de interrogantes en cuanto a los medios para la consecución de todas las iniciativas en él presentadas.

La política exterior de Estado y la de gobierno

A manera de reflexión vale la pena recordar que la política exterior de los Estados, y México no ha sido la excepción, ha sido abordada tradicionalmente para su estudio y ejecución al menos en dos dimensiones: la llamada política exterior de Estado y la de gobierno. La primera debería constituir el eje fundamental en el que se fijan las prioridades de un país más allá de las coyunturas gubernamentales derivadas del partido o grupo en el poder, o de los contextos particulares del escenario internacional, que son característicos de la política exterior de un gobierno.

La realidad evidentemente muestra que, al menos en los últimos sexenios en el país, los encargados de formular y ejecutar la política exterior se han enfocado en proyectos propios de un gobierno en específico, olvidando el ideal de formular políticas de Estado. Basta con recordar las presidencias de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. En todos estos casos se habló de una nueva política exterior, de un nuevo activismo o proactivismo, de un reposicionamiento del país, o incluso de recuperar liderazgos perdidos, de la reconstrucción de relaciones «dañadas» por gobiernos anteriores y, en todos los casos estuvo presente el objetivo de ampliar los contactos, diversificar la agenda y volcar más a México al mundo. Hoy, el análisis de resultados muestra que nada o muy poco de esto se logró.

Urge trabajar por mejorar la imagen y percepciones que se tienen de México en el mundo.

Al analizar el apartado de política exterior del Proyecto de Nación 2018-2024 se da la bienvenida con un objetivo loable: trabajar hacia un mundo incluyente y justo, y se plantea que «la llegada al poder de un nuevo gobierno democrático reflejará una coherencia entre política interna y externa». En donde las prioridades a nivel interno (lucha contra la corrupción, combate a la pobreza y la desigualdad, imperio del derecho, apoyo a la educación, salud, ciencia y tecnología, e impulso a la justicia), deben proyectarse a nivel mundial para encarar estos grandes retos de manera simultánea tanto nacional como internacionalmente. «Un modelo de desarrollo nacional diferente deberá corresponderse con un actuar internacional también diferente» se lee en el proyecto. Se espera que estas intenciones trasciendan al plano de la acción efectiva y no sean solo la expresión de un idealismo ya propuesto en otros momentos de la historia de las relaciones internacionales de México.

En el Proyecto de Nación 2018-2024 se parte de un puntual análisis del contexto internacional, sus retos y tendencias dominantes así como los cambios paradigmáticos que se han experimentado. De igual forma, todas las tendencias que obligan al país a una rápida adecuación de la visión, políticas y objetivos que den estabilidad por medio del desarrollo de «una política exterior ágil, influyente, prospectiva no reactiva, que defienda el interés nacional a la vez que procure el desarrollo humano integral y la paz y seguridad internacionales que, atendiendo a los principios e historia de México» y así garantizar estabilidad y desarrollo.

Uno de los grandes aciertos del proyecto de nación de López Obrador es reconocimiento franco y abierto que se hace a los flagelos de atentan contra la seguridad y el bienestar nacionales. «La corrupción, la impunidad, la desigualdad, la falta de transparencia, la violencia, la inseguridad, el narcotráfico y la violación de los derechos humanos afectan negativamente la imagen de México en el exterior, opacando su riqueza cultural y social así como sus aportaciones al mundo. Por ello, es necesaria una auténtica y profunda transformación del país que permita revertir esta imagen.» Esta aseveración debería ser la guía fundamental de todas las políticas públicas, sean estas internas o externas, ya que solo con seguridad y fortaleza interna en todos los ámbitos se logrará la proyección exterior y la consecución de objetivos de largo alcance que coadyuven a políticas verdaderamente de Estado. Urge trabajar por mejorar la imagen y percepciones que se tienen de México en el mundo.

En este proyecto se propone impulsar realmente una política exterior de Estado «que no se limite solo a la firma y renegociación de acuerdos de libre comercio, sino que tenga una visión más amplia con énfasis en la acción multilateral y en coordinación con países estratégicos afines, en áreas además de definir objetivos concretos de carácter regional y bilateral». Se confía que así será, y a todos corresponde dar puntual seguimiento de que esto suceda y no se repita como en gobiernos anteriores en los que muchos de los posicionamientos iniciales no lograron materializarse.

LUZ ARACELI GONZÁLEZ URESTI es Coordinadora del Comité Académico de Teoría y Metodología de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Es doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Unervisdad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es profesora e investigadora en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), México. Sígala en Twitter en @laguresti.

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3 Responses to México en el mundo: prioridades del nuevo gobierno

  1. Zidane Zeraoui dice:

    Excelente análisis de la futura política exterior del próximo gobierno. Felicidades.

  2. María S. dice:

    No me queda claro cuál es el argumento.

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