Lidiando con pasados violentos en Latinoamérica

4 julio, 2019 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 5125

Educación sobre el Holocausto y los genocidios

Unesco

Nicolás Del Valle Orellana

Julio 2019

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue creada inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial por los países aliados que lucharon y derrotaron a la Alemania nazi, destacando la función estratégica de la educación, la ciencia y la cultura para evitar la repetición de atrocidades como las ocurridas durante la guerra, y para promover la paz y el entendimiento mutuo entre los países. Jamás un Estado había establecido una política consistente en la destrucción total de grupos identificados como indignos de vivir. Así, en el centro de la historia universal del siglo XX se encuentra la realidad del Holocausto: el intento de la Alemania nazi y sus colaboradores de exterminar a todos los hombres, mujeres y niños judíos a su alcance, un programa de asesinato de masas de dimensión continental sin precedentes en la historia.

Con este antecedente, la agenda de educación a nivel mundial aparece como la actividad que permite aprender del Holocausto, esto es, comprender mejor las condiciones que llevaron a Europa a caer en el genocidio, así como el posterior desarrollo del Derecho Internacional y de las instituciones diseñadas para prevenir y sancionar el genocidio y otras atrocidades masivas. De este modo, se considera también que la comparación cuidadosa con otros ejemplos de violencia colectiva por medio de la educación puede contribuir a prevenir acontecimientos como estos en el futuro.

A pesar de que en 1945 las naciones victoriosas anhelaban poner fin a tales crímenes y prepararon un acuerdo internacional destinado a prevenir futuros actos de genocidio (la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948), han ocurrido otros genocidios y atrocidades masivas en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El siglo XX y el comienzo del siglo XXI están marcados por atrocidades masivas sin parangón. El Holocausto y otros crímenes nazis, los crímenes estalinistas, Camboya, Timor Oriental, Ruanda, Kósovo, Darfur, Bosnia y Herzegovina, la República Democrática del Congo, entre otros casos, exponen la urgencia de abordar la cuestión desde un punto de vista reflexivo que cuente con un enfoque integral que abarque los niveles mundial, regional y nacional.

Enfrentando esta repetición de crímenes contra la humanidad, los políticos, académicos y ciudadanos, conscientes de estos acontecimientos violentos, vuelven a la historia con el objetivo de extraer las lecciones del Holocausto en el intento de explicar las razones por las cuales la humanidad repite aquello que aspira evitar. En otras palabras, ¿qué enseñanzas pueden desprenderse del estudio del Holocausto y de otros crímenes de lesa humanidad? La educación sobre el Holocausto y los genocidios busca facilitar la comprensión de las causas, las modalidades y los efectos de la violencia masiva, pues esto puede ayudar a lidiar con estos hechos históricos, a la vez que analizar los factores que han llevado a los gobiernos y las personas a perpetrar crímenes contra la humanidad. Pero, también, contribuye a la promoción de una concepción de la ciudadanía y de los derechos humanos que va más allá de las fronteras nacionales como base de la convivencia pacífica y el entendimiento mutuo.

¿Por qué educar sobre el Holocausto y los genocidios en Latinoamérica?

En Latinoamérica, la realidad histórica está marcada por la violencia de múltiples maneras. Desde el proceso de colonización hasta la historia reciente de dictaduras cívico-militares, pasando por conflictos armados y expresiones del terrorismo. Estos acontecimientos participan en la configuración de las culturas, desempeñándose como marcos simbólicos de las relaciones sociales y las acciones políticas que condicionan dinámicas de cooperación y conflicto. Por esta razón es que la pregunta sobre los hechos históricos está tan presente en los sistemas educativos latinoamericanos. El sentido del pasado común es la materia prima con la cual las sociedades elaboran sus identidades nacionales y confeccionan las narrativas históricas que buscan ser trasmitidas para las futuras generaciones. En este contexto, las políticas educativas que abordan los hechos históricos y las experiencias del pasado son altamente controversiales, pues plantean interpretaciones de lo ocurrido que se encuentra en disputa por parte de diversos agentes sociales. Lo que se pone en tela de juicio radica en las interpretaciones y discursos oficiales respecto de la historia, los cuales inciden directamente en las políticas públicas de los Estados y en las relaciones entre los ciudadanos afectados por la violencia. Así, mientras que en algunos casos de la región los actos violentos pueden ser considerados como violación a los derechos humanos por parte de algunos sectores de la población, otros lo interpretan como conflictos armados donde la violencia fue inevitable. Estas controversias sobre el pasado determinan directamente las políticas educativas que hacen un tratamiento de la historia, así como los veredictos de juicios emblemáticos y las políticas de reparación dirigidas a las víctimas de la violencia.

La educación sobre el Holocausto y los genocidios busca facilitar la comprensión de las causas, las modalidades y los efectos de la violencia masiva.

Las políticas de la memoria y los derechos humanos son, en parte, modos de enfrentar los desafíos respecto de los pasados violentos. Las prácticas de conmemoración dan cuenta de este ejercicio de hacer memoria, de volver reiteradamente sobre los hechos de manera colectiva, algo así como un recordar con el otro que ayude a elaborar una interpretación consensuada sobre lo ocurrido. Este tipo de prácticas pueden ser acompañadas por políticas educativas que reflexionen críticamente sobre la historia. La educación habilita a los ciudadanos a comprender aquello que es controversial, al mismo tiempo que extrae aprendizajes para prevenir la violencia y cultivar una cultura de paz. Así, preguntarse por el pasado por medio de la educación es una manera de interpretar lo acontecido, elaborando narrativas desde el presente que devienen materiales para proyectos de futuro.

Por estas razones, es que una comparación cuidadosa del Holocausto con otros ejemplos de violencia masiva puede ayudar a los estudiantes a identificar las pautas comunes en los procesos de genocidio. Además, facilita la comprensión de las características específicas y las diferencias entre los distintos acontecimientos estudiados. Sin embargo, aunque pedagógicamente sea valioso hacer un estudio comparativo de los genocidios, resulta muy importante no intentar hacer una comparación del sufrimiento y estudiar los eventos tomando en cuenta su contexto histórico particular. La exploración de esta historia puede sensibilizar a los ciudadanos sobre las situaciones que conllevan un riesgo de genocidio en el mundo contemporáneo y poner en primer plano el valor de los derechos individuales y los valores universales en el marco de la diversidad de expresiones culturales.

La enseñanza y el aprendizaje del Holocausto subrayan cuestiones universales, que ocupan un lugar central en los esfuerzos de los países y organismos internacionales para promover la convivencia pacífica. De hecho, la enseñanza del Holocausto ofrece a los docentes un abanico de opciones didácticas. El Holocausto es uno de los acontecimientos históricos más documentados y ofrece a los educadores numerosas posibilidades para concebir sesiones motivadoras e interesantes para los estudiantes. La abundancia de fuentes de fácil acceso cristalizadas en documentos, fotografías, mapas, artefactos, diarios y memorias, junto con la creación de un entorno de aprendizaje apropiado, pueden contribuir al aprendizaje de los estudiantes. De este modo, la diversidad de soportes donde se inscribe la memoria brinda una flexibilidad metodológica para la enseñanza, a la vez que ayuda a entender el estudio de los hechos históricos no imponiendo lecturas abstractas sino desprendiendo las máximas normativas y universales desde experiencias concretas de la historia universal inscritas en dichas fuentes de la memoria. Justamente la educación sobre el Holocausto y los genocidios facilita relacionarse con pasados difíciles a partir de experiencias externas que evitan una disputa abierta respecto a los hechos de violencia, constando que desde una perspectiva universal es posible extraer enseñanzas para las realidades particulares.

Educación sobre el Holocausto y los genocidios en Latinoamérica

En la historia reciente de Latinoamérica, este nuevo interés por la educación sobre el Holocausto y los genocidios coincide con los procesos de democratización luego de las dictaduras que rigieron en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, aunque cabe señalar también otras experiencias de violencia masiva. Esta recepción de la memoria del Holocausto se pone explícitamente en relación con la elaboración de los propios pasados dictatoriales y llega mucho más allá de los círculos comunitarios judíos directamente concernidos por el tema. En Sudamérica, en todo caso, la experiencia de las dictaduras de las décadas de 1970 y 1980 no solo aumentó el interés por la temática, sino que creó un marco donde el Holocausto se percibió como útil para comprender la propia experiencia. A pesar de este interés común, cabe constata una pluralidad de formas de abordar la cuestión de acuerdo a cada uno de los contextos nacionales. Así, de acuerdo a los últimos estudios sobre planes y materiales de enseñanza y aprendizaje de la Unesco de 2015, en algunos casos aparecen referencias directas al Holocausto para entender los procesos nacionales de Argentina y Colombia, mientras que en otros hay referencias parciales a los genocidios como violaciones a los derechos humanos donde destacan los casos de Brasil y de México. En algunos casos hay referencias contextuales al Holocausto y los genocidios sin un análisis pormenorizado, como los casos de Perú y Uruguay. Finalmente, contamos con algunas iniciativas que ponen en relación los hechos nacionales y los genocidios del siglo XX en los currículos, sin explicitar la pertinencia del Holocausto como paradigma interpretativo de la historia nacional, como es el caso de Chile.

Temas como las particularidades del dominio autoritario o totalitario, las dificultades para resolver jurídicamente crímenes cometidos ilegalmente por el Estado, la responsabilidad colectiva en dictadura, los efectos del trauma sobre el individuo y la sociedad, o la búsqueda de modos adecuados de dar testimonio del terror, son pensados en las sociedades latinoamericanas posconflicto al recurrir también a los instrumentos teóricos y conceptuales surgidos del estudio del Holocausto. La educación proporciona un panorama de oportunidades que pueden surgir de la enseñanza del Holocausto en diversos contextos culturales, con especial énfasis en los países de la región. Y aun cuando haya una distancia espacio-temporal del genocidio, Latinoamérica sigue lidiando con su propio pasado de violencias y crímenes contra la humanidad, lo que indica las conexiones entre las memorias de ambos contextos, entre las historias nacionales de la región y la historia universal escrita en el centro de Europa no exenta de tensiones, conflictos y resistencias. 

Los esfuerzos educativos de los países latinoamericanos

Varios países latinoamericanos impulsan hoy esta agenda de educación por medio de la Red Latinoamericana de Educación sobre el Holocausto y los Genocidios, liderada por la Unesco. Con la participación de representantes de alto nivel técnico de los ministerios de Educación de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Uruguay, esta Red busca apoyar las políticas educativas para lidiar con los pasados difíciles por medio de la enseñanza del Holocausto y los genocidios. La formación de una red intergubernamental como esta responde a condiciones sociales e históricas que, como se ha dicho hasta aquí, encuentra sus raíces en cada una de las realidades nacionales. Si se considera que la invitación de los organismos internacionales a estos espacios es abierta a todos los países de la región, queda al descubierto que la membresía depende de la voluntad de las autoridades educativas de cada gobierno, sin que ello signifique que esta agenda no sea abordada por los países que no están asociados a la Red. Con ello, la participación de los países ha sido dinámica, haciendo que algunos países sean más o menos activos en contextos donde estos temas han sido prioritarios para los gobiernos de turno. No obstante, a pesar de los vaivenes políticos de la región, la membresía de los Estados demuestra la importancia de espacios de intercambio como esta Red.

Latinoamérica sigue lidiando con su propio pasado de violencias y crímenes contra la humanidad.

Cada año, los miembros de la Red se reúnen para exponer sobre las políticas, programas y proyectos dedicados a la comprensión del pasado, la prevención de atrocidades masivas y la promoción de una cultura de paz y derechos humanos. Sus acciones consisten en compartir e intercambiar conocimientos y prácticas para desarrollar y diseñar nuevas iniciativas, con miras al desarrollo de las capacidades técnicas e institucionales de los Estados en la educación acerca del Holocausto y la historia de los genocidios, lo que demuestra su relevancia específica en el contexto regional y nacional de los países involucrados. Este conjunto de acciones se despliega en un marco internacional donde la Unesco sensibiliza y promueve que los países integren las experiencias de violencia masiva en las políticas educativas para promover la ciudadanía a nivel mundial, buscar producir materiales educativos y realizar actividades de formación para funcionarios públicos, docentes y estudiantes con el apoyo de investigadores y organizaciones especializadas.

Así, para enfrentar algunas experiencias violentas del pasado por medio de la educación, la enseñanza del Holocausto y los genocidios es un modo de acceder indirectamente a la historia de una comunidad. Y para lidiar con pasados particulares por medio de la enseñanza de un acontecimiento universal, se presentan estrategias muy diversas, aunque generalmente suelen remitirse a los currículos, planes y programas de estudio. En el marco de sus políticas educativas, cada año los países miembros de la Red Unesco implementan acciones para promover la enseñanza del Holocausto mediante actividades para el desarrollo de capacidades, reformas curriculares y diseño de materiales pedagógicos, así como eventos culturales para la comunicación y sensibilización. Obras de teatro, exhibiciones fotográficas, cambios en textos de estudio, cursos y talleres de formación docente, y encuentros académicos, son algunas de las prácticas educativas que se despliegan en el campo de la educación en las sociedades latinoamericanas.

Reflexiones finales

¿Cuáles son los desafíos que debe encarar la educación sobre el Holocausto y los genocidios en Latinoamérica? Uno de las primeras cuestiones a la hora de pensar en la integración del estudio del Holocausto y los genocidios en la educación, consiste en saber reconocer y considerar adecuadamente el contexto de recepción de esas acciones, así como ubicarlas en el marco de la herencia del colonialismo y de la propia relación ambivalente con la modernidad que marca la historia de América Latina. El solo traslado de una experiencia foránea como modelo de comprensión del pasado puede recaer en un intento que termine minimizando y relativizando tanto los rasgos característicos del Holocausto como de las experiencias latinoamericanas, señalando la importancia de la educación para una recontextualización a la realidad regional. Es la educación la llamada a hacer una traducción cultural que facilite el tratamiento adecuado de hechos y experiencias históricas. Esto destaca el escenario de transferencias culturales y de conocimientos de carácter trasregional, desafiando los marcos interpretativos de los pasados violentos anclados en las fronteras nacionales.

Este desafío es abordado desde un pensamiento global que comprende las relaciones culturales como trasregionales que posibilitan nuevos modos de explorar el pasado. Para sostener lo anterior, los avances realizados por los países requieren de un proceso de acompañamiento de investigación y debate público basado en evidencias que puedan fortalecer una educación que se pregunte por el pasado. Las organizaciones internacionales y los aliados de estas agendas de educación están llamados a emprender alianzas en este sentido. Esta idea responde a un esfuerzo alinear la educación sobre el Holocausto y los genocidios a la agenda de educación para la ciudadanía mundial. Abordar este desafío consiste en pensar un futuro donde, luego de la sensibilización sobre los crímenes atroces, se consagre una educación para una forma de vida sostenible y cosmopolita.

NICOLAS DEL VALLE ORELLANA es especialista asistente en Educación y Cultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Actualmente se desempeña como coordinador de la Red Latinoamericana de Educación sobre el Holocausto y los Genocidios en la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco. Sígalo en Twitter en @nico_delvalle.

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One Response to Lidiando con pasados violentos en Latinoamérica

  1. La mejor manera de para acabar con la pobreza humana es amar y educar.
    De acuerdo con La Biblia los frutos del espíritu son: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza». También La Biblia en el segundo gran mandamiento manda: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37–39) y en Proverbios 22:6 ordena: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él». partiendo de esas premisas: hay que promover con perseverancia el amor al prójimo y así mismo desde la familia, la escuela y la comunidad; educar e instruir a la niñez con amor, inducir a la niñez a que aprendan acerca de los pasados violentos donde ha habido: holocausto, genocidios y atrocidades masivas a fin de que los niños comprendan con pensamiento crítico y razonamiento lógico, las causas y consecuencias que dichos sucesos han dejado en la humanidad, para que sean generaciones pacíficas que se amen así mismo y a sus semejantes, asimismo que eviten la repetición de hechos violentos que marcan negativamente la historia humana.

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