Las redes sociales al rescate

3 junio, 2015 • Artículos, Latinoamérica, Portada, Regiones • Vistas: 9480

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El reto de construir una sociedad incluyente y participativa

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Junio 2015

Los partidos políticos en México sufren una crisis de legitimidad porque carecen de espacios deliberativos y decisorios eficientes donde puedan participar los ciudadanos. Ante esto, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), blogs, Twitter, Facebook, Web 2.0 y 3.0, presentan la oportunidad de crear vías de comunicación confiables que permitan una interacción entre políticos y ciudadanos.

Hay que reconocer el poder político que representan hoy las redes sociales, como ha quedado demostrado en algunos acontecimientos mundiales, entre ellos la movilización por teléfono celular en España por el 11-M, la generada por Facebook durante el Movimiento de los Indignados, la influencia de Twitter en la Primavera Árabe y el servicio de Web 2.0 en el movimiento #YoSoy132 en México. Todos fueron eventos determinantes en la constitución de una consciencia colectiva con un propósito bien definido.

Por otra parte, es importante destacar acciones subversivas, bloqueos y sabotajes de los hackers, de Anonymous y de Wikileaks, que han invadido y dañado a consorcios comerciales, corporaciones financieras y gobiernos. Pero estas acciones se enmarcan más en la desobediencia civil y no mejoran las condiciones sociales.

En contraste, la deliberación e influencia en las políticas públicas a través de la participación ciudadana para definir acciones gubernamentales con base en planes, programas y presupuestos, tiene mayores posibilidades de transformar las condiciones sociales. Bajo este tenor surge en México el proyecto Red Alas (www.red-alas.net) dirigido a contrarrestar las violaciones a los derechos humanos, la delincuencia organizada, la corrupción, la impunidad, la violencia y la economía criminal.

En México, los gobernantes organizan políticamente a la sociedad para la sobrevivencia y el desarrollo de la misma; para ello han impulsado, y en ocasiones injerido, la creación y conformación de órganos ciudadanos. «Todo para el pueblo pero sin el pueblo», frase que fue atribuida a Federico II de Prusia.

Los partidos políticos no ofrecen a los ciudadanos lo que han prometido en campaña y los votantes no tienen ninguna certeza de que la representación que ellos eligieron va a ser la más adecuada para garantizar la calidad en la democracia. Uno de los problemas más grandes del país es que los partidos políticos no se han construido desde abajo y que las leyes electorales impiden que muchos de estos procesos que nacen en los propios movimientos de la sociedad se consoliden. Los partidos políticos en México tienen necesariamente un impulso por parte del sistema.

Herramienta desaprovechada

Sin duda, este es un momento político clave para el país. El 7 de junio de 2015 se realizarán las elecciones intermedias para elegir a 9 gobernadores, 903 presidentes municipales, 639 diputados locales y se renovará la Cámara de Diputados. En el actual proceso electoral podemos observar como los candidatos y sus partidos políticos hacen uso de las redes sociales, pero siempre en un solo sentido; es decir, únicamente publican las actividades del candidato y sus propuestas, aún cuando lo más importante sería cómo se relacionan y se vinculan con la ciudadanía.

Por otra parte, las redes sociales han servido de caja de resonancia y de termómetro de la sociedad, por lo menos así lo ha reflejado principalmente Twitter, donde la política es un tema de conversación muy recurrente y de gran interés para los usuarios de esta plataforma en el país. De hecho, un estudio reciente señala que el interés hacia la política es un 23% superior entre los usuarios de Twitter respecto al total de la población internauta.

El interés de los internautas por el debate político es manifiesto. En ese sentido, los indecisos buscan información para votar, lo que supone una oportunidad muy clara para que los partidos y sus candidatos puedan acercarse de manera abierta a los ciudadanos explicándoles sus propuestas políticas para tratar de asegurar su voto. Al no ocurrir, se genera gran descontento entre el electorado.

Flickr Marte Merlos

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Sin embargo, este descontento por parte de los ciudadanos en las redes sociales es disperso y poco organizado. En las redes sociales se encuentran campañas perfectamente bien orquestadas en contra de un partido político o de un candidato, generadas por los equipos de campaña de los mismos partidos políticos, más que por la sociedad misma.

Mientras la sociedad no se organice adecuadamente para que el Estado vuelva a crear el equilibrio, sin importar de qué partido sea, seguirá obedeciendo sus propios intereses y a los de los grandes grupos de poder. Por eso, es necesaria una reorganización social para que los gobernantes y los políticos vuelvan a representar mínimamente los intereses de quienes votan por ellos.

Sin duda, la ciudadanía es el actor más perjudicado, pues en su mayoría solo ven ataques y descalificaciones entre contendientes, no hay discusión seria, no se abre el debate y se carece de propuestas. A pesar de esto, la sociedad parece indolente, pues solo 10% se moviliza. Esa inmovilidad se da porque la mayoría de los mexicanos enfrenta condiciones de vulnerabilidad económica y social, por lo tanto les preocupa más sobrevivir que las acciones de la clase política.

¿Abstención?

El desaliento hacia los políticos se basa en la corrupción en la que la mayoría de estos y sus partidos políticos se han visto envueltos, así como en las crisis internas que enfrentan los partidos, las cuales se reflejan en una falta de unidad y en la incapacidad para trabajar entre correligionarios o con sus adversarios. Esto lo perciben los ciudadanos y de ahí el origen de su desaliento. Con esta problemática se complican la política y la práctica electoral, los partidos dañan su imagen y pierden simpatizantes, lo que a su vez provoca una gran desconfianza entre la ciudadanía.

Aunado a ello, cada vez más existe un profundo rechazo a los partidos políticos, alimentado por constantes escándalos. Sin embargo, este desencanto ciudadano hacia los partidos no necesariamente llevará a la abstención del voto. La figura del candidato independiente podría resultar atractiva para la ciudadanía, como puede ser el caso del candidato a la gubernatura de Nuevo León Jaime Rodríguez, mejor conocido como «El Bronco», solo por el hecho de brindar al electorado una alternativa diferente.

Ante todo el panorama electoral, existe un sector de la población que promueve el abstencionismo. Pero siendo objetivos, ¿a quién le conviene que no se vote? Los partidos políticos en el poder se mantienen gracias a una minoría, a la que denominan «el voto duro» que les garantiza determinado número de sufragios.

yoinfluyo.com

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En general, a un candidato le basta que 3 de 20 mexicanos en edad de sufragar voten por él para asegurar su triunfo. Así se han mantenido en el juego del poder los principales actores políticos en nuestro país.

Lamentablemente, solo un sector de la sociedad levanta la voz y participa activamente en la política, mientras tanto otro sector importante de la sociedad se encuentra descontenta, pero no lo suficiente como para tomar acciones que cambien el rumbo de la participación ciudadana en las campañas electorales. Parece que el pueblo es mayoría para levantar la voz, pero minoría a la hora de impulsar cambios con seriedad, ahínco y perseverancia. La sociedad es belicosa a la hora de criticar, pero mansa para proponer, emulando una conducta que -según Alexis de Tocqueville, en La democracia en América, volumen 1– es propia de siervos y esclavos, no de ciudadanos: «se sienten deseos, pesares, penas y alegrías que no producen nada visible ni duradero, como esas pasiones de senectud que no conducen más que a la impotencia (…) todos sienten el mal, pero nadie tiene el valor y la energía necesarios para buscar el bien».

Mejor uso de las redes sociales

Por lo tanto, es un reto para los partidos políticos trabajar para intentar llegar mejor a la sociedad para incentivar la participación, en lugar de enfocarse solo en la publicación continua de sus actividades partidistas o personales. De lo contrario, solo se trata de un simple aparador en el que pueden estar fácilmente expuestos a la crítica y que el más mínimo error les pueda costar muy caro.

Es práctica común de los partidos políticos de México generar una imagen moderna e innovadora en redes sociales por medio de community managers  que puedan presentar a sus candidatos como usuarios partidarios del uso de las nuevas tecnologías. Pero realmente no explotan todas las posibilidades de estas plataformas electrónicas, sobre todo para lograr una mayor interacción con el ciudadano.

El peso de las redes sociales en la política es enorme, ya que la comunicación es mejor y más efectiva. Esto se debe a que, por ejemplo, el ciudadano no ingresa a la página de internet de un partido político o candidato si no está interesado en la política. Sin embargo, tienden a leer lo que comparten sus propios contactos en las redes sociales.

México es considerado el país en el que el porcentaje de penetración de las redes sociales entre usuarios de internet es más alto, aún por encima del promedio de Latinoamérica. El uso de las redes sociales en México tiene un alcance del 98.2% de los usuarios de internet, mientras que el promedio de la región es de 95.8%. Estos datos, lo colocan por encima de Chile, Perú, Rusia y Turquía.

La franja de usuarios con el uso más intensivo de las redes sociales se encuentra en los millennials, pues 1 de cada 3 usuarios de redes sociales se encuentra en el rango de los 15 a los 24 años. Además, en cada visita a plataformas de redes sociales utilizan, en promedio, 16 minutos. ¿Qué significa esto? Que México no solo está por encima del promedio de uso de las redes sociales, sino que las audiencias realmente están interesadas en los medios digitales y cada vez más en política.

El reto está ahí y depende de todos hacerlo realidad. El reto de lograr que las nuevas tecnologías se vuelvan incluyentes, que sirvan para más que una propaganda política vacía o una estrategia mediática para intereses particulares, el reto de que los ciudadanos y los políticos que los representan construyan un país con base en ideas, participando activamente y día a día en las decisiones que se toman para beneficio de todos, y quizá, en ese momento, la brecha económica que nos divide en tantas clases sociales comience a desaparecer.

DAVID TENEORIO es licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con posgrados en Análisis Político Estratégico por la misma universidad y en Gestión Pública Aplicada por el Colegio Libre de Hidalgo. Ávido lector, partidario del uso de las tecnologías de información y comunicación. Sígalo en Twitter en @David_Tenorio.

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2 Responses to Las redes sociales al rescate

  1. MIGUEL SERNA GRAJALES dice:

    Un panorama certero de la influencia de una herramienta indispensable.

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