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Jorge I. Domínguez
¿Qué diría un extraterrestre que transite por las nubes que adornan los cielos de nuestra América, en relación con la política exterior de Cuba? Por supuesto, éste es un tema serio, pero, en lo que concierne a la relación entre Cuba y Estados Unidos, particularmente durante el más reciente cuarto de siglo, hay algunos elementos sorprendentes que se comprenden mejor con algún sentido del humor, cuando la lógica nos falla.
Platiquemos, pues, con un imaginario extraterrestre sobre la política exterior de Cuba. ¿Qué observaría nuestro interlocutor?
Observaría que los guardafronteras cubanos con los guardacostas de Estados Unidos cooperan para patrullar el estrecho de la Florida.
Que coopera el ejército de Oriente con la base naval de Estados Unidos, cerca de Guantánamo, para sellar la frontera y así impedir que los presos en la base se escapen rumbo a territorio cubano.
Que negocia Cuba un acuerdo con el gobierno de España que permite la salida de presos políticos de sus cárceles y su traslado a España -proceso de liberación de presos que se logra por la mediación del Cardenal Arzobispo de La Habana-.
Que Cuba coopera con el gobierno de Noruega para mediar un acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, con el fin de que éstas depongan sus armas después de 4 décadas de lucha armada.
Que reconoce Cuba su deuda financiera con Rusia, deuda heredada de su antigua relación con la Unión Soviética y no reconocida por el gobierno cubano hasta fecha reciente.
Que renegocia Cuba sus relaciones económicas con China y se compromete a reducir su déficit comercial a cambio de una postergación de los plazos de su deuda financiera acumulada con China.
Que le aconseja Cuba al gobierno de Venezuela que adopte políticas de mayor disciplina gubernamental en el manejo de los ingresos y los gastos en su presupuesto.
Que Cuba asume la Presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, por la elección y con la anuencia de los gobiernos que representan un arcoíris ideológico.
Diría el extraterrestre, supongo, que el gobierno de Cuba ha desarrollado una política que cumple con la obligación fundamental de cualquier Estado. Es decir, defiende sus intereses y promueve sus propósitos, mediante la aplicación de sus recursos diplomáticos y la consolidación de la cooperación en materia de seguridad con gobiernos vecinos, como el de Washington, fiel a sus obligaciones financieras internacionales con Moscú y Beijing, como es normal en una economía de mercado. Asimismo, se aparta de posiciones pasadas que pudieran, erróneamente, sugerir lo contrario.
¿Escucharía ese extraterrestre los aplausos de Charles Talleyrand y Klemens Metternich, héroes de políticas exteriores posrevolucionarias y conservadoras en Europa años después de la Revolución francesa, felicitando los notables éxitos de tal política exterior cubana, país pequeño y con pocos recursos económicos, que logra, sin embargo, avanzar en el ámbito internacional gracias al talento de su Presidente, de sus diplomáticos y de otros funcionarios de su gobierno?
