La política de a mentiras

20 febrero, 2015 • Entrevistas, Latinoamérica, Portada, Regiones • Vistas: 4651

Entrevista FAL a Enrique Serna, escritor mexicano

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Febrero 2015

Las claudicaciones personales, los arreglos tras bambalinas y las confrontaciones políticas de un candidato en su cruzada por la presidencia municipal de Cuernavaca son el tema central de La doble vida de Jesús, el último libro de Enrique Serna. Elías Camhaji, productor editorial de Foreign Affairs Latinoamérica, se reunió con el escritor para conversar acerca del lanzamiento de su última novela y sobre el contexto político-social de México. Mareas de violencia que rebasan las capacidades del Estado, fronteras indistinguibles entre el gobierno y el crimen organizado, marginalización de los sectores sociales más desprotegidos, corrupción en todos los órdenes institucionales: cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.

 

Foreign Affairs Latinoamérica – ¿Cómo surge La doble vida de Jesús?

Enrique Serna – Había escrito un par de libros intimistas y probablemente me hubiera seguido por ese camino, pero llegó un momento en que me angustió demasiado la complicidad creciente que hay entre el crimen organizado y el poder político y el descarrilamiento de la democracia mexicana. Entonces, decidí hacer una novela en la cual me confrontara con el México de hoy, concretamente con el México de la ciudad donde vivo. Se me ocurrió la idea de inventar un personaje que es un político honesto e incorruptible que emprende una cruzada quijotesca para tratar de liberar a Cuernavaca de la mafia narcopolítica que la gobierna.

Mi punto de partida fue imaginar cuáles serían los obstáculos que yo mismo podría toparme si fuera el protagonista de esta historia, primero dentro de la estructura partidaria de mi organización política y luego en una contienda electoral donde interviniera el dinero sucio y existiera una estructura de poder paralela como la del crimen organizado. De ahí fue surgiendo esa idea y al principio pensaba apegarme a un proyecto original, pero me fui distanciando mucho de él sobre la marcha, porque me parecía que el propio personaje me lo pedía.

 

FAL – En este último libro las referencias políticas son más claras. Cuando haces la descripción de los candidatos puedes asociarlos muy fácilmente con muchos políticos que tenemos acá en México. ¿Cómo te animas a emitir un mensaje mucho más directo que en otras obras? ¿Fue algún reto en especial, lo tenías planeado así o salió sobre la marcha?

ES – Esta no es una novela en clave y no hay referencias directas a personajes de la política local aquí en Morelos, pero sí trata de ser un retrato verosímil de la clase política en su conjunto, que creo que es muy parecida a como yo la retrato en esta novela. Tal vez me haya quedado corto, porque creo que en materia de hipocresía, de corrupción, de oportunismo, probablemente sea peor de como yo la retrato aquí. En este caso, Cuernavaca es un microcosmos de lo que sucede a escala nacional.

Me pareció interesante pensar qué podía aportar la novela que no hayan dicho ya los reportajes de denuncia sobre esta crisis tan terrible de inseguridad que estamos viviendo. Lo que puede aportar la novela es ver cómo se articula el ámbito de la vida pública con el de la vida privada, cómo repercuten las cobardías o las claudicaciones de la intimidad en el comportamiento político de un personaje. Estos comunicantes están muy claros en el caso del protagonista, Jesús Pastrana.

 

FAL – En La ternura caníbal tienes algunos cuentos con elementos políticos y en El miedo a los animales retratas toda la podredumbre que hay en el sistema judicial y en la policía. ¿Cómo te acercas como escritor hacia la política?

ES – Yo no trato de satanizar a la gente que participa en política. Me parece que esto es un grave error, porque en la actualidad mucha gente piensa que cualquier persona que interviene en la política se contamina inmediatamente y se vuelve corrupta. En lugar de desalentar la participación política de la gente de buena fe, deberíamos tratar de fomentarla. Precisamente, mi caso presenta un personaje que, a pesar de encontrarse con toda esta maraña de intereses y de podredumbre institucional, acaba obteniendo la alcaldía de Cuernavaca.

A pesar de que nuestra democracia bananera está llena de imperfecciones, de cualquier modo es una posibilidad de cambio en México, de la cual no podemos prescindir. En ese sentido, soy optimista, pero también soy realista en el sentido de notar que cualquier luchador honesto se encuentra y se topa con una enorme cantidad de dificultades, empezando por su propio partido.

Estamos en una época en la que ya no se puede decir, como hace 15 o 20 años, que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) monopolizaba la corrupción. Ahora, esa corrupción está repartida equitativamente entre todos los partidos, principalmente entre el Partido Verde, que es un negocio familiar vendido al mejor postor, y el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática que se han ido deteriorando en el ejercicio del poder.

Luis Pedro Íñiguez

Luis Pedro Íñiguez

Finalmente, eso es lo que pone a prueba las convicciones de cualquier político. Cuando ya tienes enfrente los presupuestos y demás, se empieza a notar quién tiene de verdad principios y quién busca el poder para beneficio personal. Esa prueba la han reprobado prácticamente todas las fuerzas políticas aquí en México. Por eso, me pareció interesante presentar un personaje que va nadando a contracorriente, porque creo que son los personajes que le hacen falta a México.

Por eso, en parte lo vinculé con Leslie, el transexual que se levanta en Jiutepec, porque también me parece que los personajes de la marginalidad sexual también nadan a contracorriente. Tienen que enfrentarse a una sociedad que los discrimina, que los condena, a una policía que los extorsiona. Se necesita un gran valor y una enorme firmeza de carácter para salir adelante a pesar de tener todo eso en contra. Estos son algunos de los lazos que tienen ellos en común y por lo que me pareció interesante narrar una historia de amor entre dos personajes así.

 

FAL – ¿Cómo construyes un personaje, por ejemplo, como Lauro Santoscoy?

ES – Bueno, Lauro Santoscoy es un narco. Yo tenía mucho miedo de retratar a los narcos en mis novelas, porque ha habido demasiadas obras que se ocuparon de ese tema en los últimos años. Sin embargo, tampoco podía soslayarlo, porque son un elemento fundamental del caos delincuencial en el que estamos sumidos.

Opté por retratarlo y darle voz en mi libro, porque creo que la novela es como un foro donde todos los personajes deben decir su verdad y al lector le toca absolverlos o condenarlos, no al escritor. Él se presenta en mi novela como una víctima del rencor social asociado a esa lucha de clases, una actitud que yo no justifico, pero que me parece que era interesante presentar. Al mismo tiempo, tiene un conflicto con la figura del padre, quien siempre lo reprobó por delinquir a pesar de padecer represión, cárcel y hasta enfermedades por una huelga de hambre en la que participó.

Me parece que es un personaje que representa los peligros de haber frustrado tantas tentativas de democratización de la vida pública en México, de haberle cerrado tantos caminos a la gente que trata de obtener una vida mejor. Porque yo creo que en gran medida toda esta explosión tan terrible de violencia que estamos viviendo en México también se debe a una frustración ante la injusticia.

 

FAL – Ahora, en Genealogía de la soberbia intelectual, tú señalas el contubernio que hay entre el medio literario y el medio político, cómo muchos intelectuales tejen ciertas alianzas o cierta complicidad con el poder. Me gustaría que me platicaras un poco más sobre eso.

ES – Un caso muy claro donde yo observé esta complicidad fue a raíz del fraude electoral de 1988, que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia. Salinas de Gortari llegó al poder y lo primero que hizo fue crear el Consejo y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, para repartir becas tanto a los artistas o escritores primerizos como a los de «medio pelo» y a las grandes figuras también, en su caso becas vitalicias. Me parece que era muy obvio que Salinas quería congraciarse con el medio intelectual y literario, porque es obvio que alguien que recibe una buena pensión mensual del gobierno, no va a tener tanto coraje ni tanta rabia contra el régimen político, a diferencia de alguien que tiene que abrirse camino como se pueda y ganarse la vida en donde se pueda.

Esa estrategia de cooptación me pareció muy indignante y creo que eso es en parte lo que me motivó a escribir El miedo a los animales. Es un sistema de mecenazgo que fomenta la mediocridad. Los escritores que reciben ese tipo de apoyos se elogian entre sí, forman mafias de elogios mutuos. Muchas veces a espaldas del público lector, porque muchos son escritores desconocidos. Esto ha propiciado el conformismo y no querer esforzarse para llegar a mejores niveles de calidad. Es una especie de complicidad nauseabunda.

 

FAL – Más allá del vínculo del mecenazgo, ¿cómo sirve este contubernio para legitimar a un proyecto político y no otro?

ES – Realmente, dudo mucho que todavía tenga esa eficacia en la actualidad. Me parece que sirve más para tener una clientela, para tener apaciguada a esa clientela política. Aunque sigue habiendo estos intentos de cooptación. Hace poco, el PRI me mandó una invitación para hacer una serie de conferencias en el país y compilar un libro con una antología de mi obra que, supongo, estaba muy bien pagado.

Por ejemplo, cuando Elba Esther Gordillo dirigía el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, publicaba anualmente el libro de un autor muy importante, al cual le pagaban regalías por dos millones de ejemplares, como si ese libro hubiera vendido esos dos millones. En realidad, ella lo regalaba a todos los profesores del país, pero para el escritor que salía beneficiado con eso era un maravilloso obsequio. Aún existen ese tipo de maniobras, que me parecen particularmente grotescas, porque vivimos en un país en donde se lee muy poco. El 1% de la población lee, pero sobre todo periódicos. Estamos hablando de 1 200 000 personas.

 

FAL – ¿Te ha cobrado algún precio hacer estas críticas?

ES – Sí, he tenido que pagar algún precio. No se puede ser francotirador y diplomático al mismo tiempo. En una ocasión, me ofrecieron ser agregado cultural durante el gobierno de (Vicente) Fox, pero no quise porque ya me había dedicado a despotricar en periódicos contra (Carlos) Fuentes y me burlé de Elena Poniatowska en El miedo a los animales. Como agregado cultural hubiera tenido que pasear a ambos personajes en Buenos Aires, porque ese es el trabajo de un agregado cultural, entonces preferí rechazar el cargo.

Alfaguara

Alfaguara

 

FAL – Tomando en cuenta que solo 1% de la población lee y lee periódicos principalmente, ¿qué batalla intentas librar desde las letras?

ES – Alguien que ha señalado muy bien cuál es el objetivo del poder cultural es Gabriel Zaid en El secreto de la Fama. Zaid sostiene que la única gloria a la que puede aspirar un escritor es influir en la opinión pública. No se trata de adquirir poder conquistando puestos o prebendas, sino ganando credibilidad. Eso es a lo que yo he aspirado. Esa credibilidad no va a provocar cambios sociales, porque ni siquiera los escritores más influyentes del país tienen esa capacidad, pero puede sembrar inquietudes. Creo que esa es mi búsqueda y la de muchos otros más.

 

FAL – Tomando en cuenta la coyuntura política actual, ¿cuál personaje te parece más novelable? ¿Sobre quién te gustaría escribir?

ES – Cualquier personaje puede ser novelable, según cuál sea el enfoque que se le dé. Curiosamente, creo que ya escribí sobre aquellos personajes que me interesan. Son esos personajes que desde una pequeña trinchera tratan de oponerse a esta terrible marea de corrupción que todo lo devora y tratan de crear islotes donde rija el Estado de derecho. La mayor prioridad que tenemos es construir un Estado de derecho y acabar con la simulación legaloide.

Realmente, los personajes de los primeros planos de la política nacional no me interesan mucho. Me temo que no hay ninguna figura importante en este panorama, ni siquiera (Andrés Manuel) López Obrador, que en lo personal me desagrada mucho. Creo que en otras épocas hubo gente de más valía. Desgraciadamente, en la actualidad hay un predominio de la mediocridad, empezando por el Presidente tan ridículo que tenemos.

 

FAL – Ha cambiado mucho la imagen que se tiene sobre México. Los medios internacionales que antes elogiaban al gobierno, ahora lo reprueban muy duramente. ¿Cambió realmente tanto el panorama político en México en tan poco tiempo?

ES – Hubo la engañosa sensación de que había disminuido la criminalidad, mientras estaba escribiendo La doble vida de Jesús. Nunca creí en esa mejoría. Creo que el mayor cambio se dio en la estrategia de comunicación. Mientras el gobierno de (Felipe) Calderón lo centraba todo en la lucha contra el narco, (Enrique) Peña dio la orden de no hablar de ella, como si se pudiera limpiar la casa metiendo la basura debajo de la alfombra. Es bastante razonable que la situación haya empeorado tanto, porque ahora está en el poder el partido más corrupto de todo el espectro político, junto con el Verde. El PRI se ha reconstruido con la complicidad de las principales fuerzas políticas, que ya se comportan de la misma manera. Esto seguramente es una gran panacea para el crimen organizado.

 

FAL – En ese sentido, ¿cuál es mensaje que intentas mandar en La doble vida de Jesús?

ES – En realidad, yo nunca parto de escribir una novela para emitir un mensaje de este tipo. La función de una novela es reconstruir con la mayor profundidad posible el alma de un personaje, su enfoque de la existencia y cómo se ve la vida desde el ángulo de un ser de estas características. Me aboqué a que mi personaje estuviera vivo ante los lectores y después a situarlo en un contexto histórico social concreto, como el de estos años, de la manera como yo veo que está la situación. Seguramente, coincido con muchos otros mexicanos. Ver como en un laboratorio qué va a pasar con un personaje situado en una realidad tan conflictiva: esa es la aventura de escribir una novela.

 

 

ELÍAS CAMHAJI es Productor Editorial de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @elíascamhaji. Esta entrevista ha sido editada y resumida para ajustarse al formato de la publicación.

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