24 agosto, 2015 • Reseñas • Vistas: 13998

  Karla D. González Esquinca

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La influencia mundial de Estados Unidos durante el siglo xx está fuera de toda duda; sin embargo, en los últimos años los analistas se han preguntado si este país seguirá desempeñando ese papel principal e incluso los mismos estadounidenses perciben que el poder y la influencia de su país se encuentran en declive. Aunado a esto, el acelerado crecimiento económico de China en los últimos años ha hecho pensar que este país asiá- tico podría remplazar a Estados Unidos como hegemón del panorama internacional. A lo largo de su libro, Joseph Nye Jr. da argumentos para sostener su hipótesis de que el «siglo estadounidense» aún durará varias décadas.

Nye hace una distinción entre el poder absoluto y el relativo. El primero se refiere al poder de un país en el contexto de sus condiciones internas, mientras que el segundo se refiere al poder que un país ejerce con respecto al de otras economías o actores internacionales.

Para demostrar que el poder absoluto de Estados Unidos no está en declive, Nye lo compara con Roma. Si bien Estados Unidos tiene conflictos internos, aún son manejables. Del mismo modo, a pesar de que el crecimiento económico estadounidense es cada vez más lento, sigue siendo innovador y su cultura emprendedora lo mantendrá a flote.

En cambio, el declive del poder relativo de Estados Unidos se revela en el análisis de los actores que podrían enfrentarlo. Nye señala cómo y por qué Brasil, la India, Japón, Rusia y, en general, Europa podrían tener en el futuro una mayor injerencia en la toma de decisiones. Del mismo modo, explica en cada caso cómo, a pesar de que estos países han tenido un auge en ciertos ámbitos -ya sea el económico, militar, tecnológico, de desarrollo o de poder blando-, no es suficiente para arrebatar el liderazgo de Estados Unidos y, por ende, seguirá teniendo un papel principal en el equilibrio de poder mundial.

Al ser China el principal candidato a equilibrar el poder estadounidense, le dedica un capítulo completo. Nye afirma que, a pesar de que el PIB de China ha presentado un crecimiento acelerado y de que el país tiene un territorio similar al de Estados Unidos, una población cuatro veces mayor, la armada más grande del mundo y capacidad tecnológica, aún se encuentra bastante retrasado en cuanto a recursos de poder blando. China ha basado sus políticas principalmente en su desarrollo económico y en las implicaciones a nivel regional. Mientras que en muchos países autoritarios su sistema de mercado leninista es bien visto, en la mayoría de las democracias tiene el efecto contrario.

El autor concluye que, si bien el sistema internacional ha cambiado con el crecimiento y surgimiento de actores tanto gubernamentales como no gubernamentales, el «siglo estadounidense» se extenderá al menos varias décadas. A pesar de que Estados Unidos vaya a tener menor preponderancia en la escena internacional, tendrá que tomar decisiones inteligentes y estratégicas para mantener su poder. Según Nye, los analistas deben dejar de pensar que el mundo será unipolar o multipolar y considerar que puede ser una combinación de ambos en los diferentes ámbitos de poder.