Historia diplomática de México. De la reforma liberal y la defensa de la república a la consolidación de la soberanía (1855-1876)

1 enero, 2014 • Reseñas • Vistas: 14095

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Historia diplomática de México. De la reforma liberal y la defensa de la república a la consolidación de la soberanía (1855-1876), Hermilo López-Bassols, México, Facultad de Derecho unam/Editorial Porrúa/ Universidad de Guadalajara, 2012, 1146 pp., MX$700.00.

El desmembramiento del imperio español en los albores del siglo XIX despertó fuerzas indómitas en la otrora Nueva España, que se enfrentaron para gestar un nuevo Estado-nación: el Estado mexicano. Grupos con diferentes niveles de influencia y poder en las regiones que conformarían el territorio mexicano compitieron tanto en los espacios de la opinión pública como en los campos de batalla para hacerse de la legitimidad necesaria para investirse como representantes de un Estado en construcción y habrían de dejar la impronta de sus ímpetus en las instituciones que legaron. La confrontación tuvo su punto álgido cuando las posturas ideológicas que sustentó cada facción se radicalizaron y fue posible alinearse en uno u otro bando. Para el momento en el que estalló la guerra de Reforma había tres caminos: el liberal, asentado en la creencia de que una nueva realidad podría ser inaugurada por medio de la enunciación jurídica apegada a los principios de la civilidad y la democracia; el conservador, convencido de que las tradicionales instituciones religiosas y monárquicas eran el orden apropiado para la nueva nación; y, entrambos, el moderado, aspiraba a alcanzar los planteamientos liberales por medio de una transformación gradual y consensual.

Hermilo López-Bassols se ocupa de los años cruciales de formación del Estado mexicano que van de 1855 a 1876, de la rebelión que derrocó a Antonio López de Santa Anna a la revuelta que habría de terminar por la fuerza la administración de Sebastián Lerdo de Tejada. La titánica labor legislativa y el encarnizado duelo político que caracterizaron dicho periodo fueron fundamentales para lograr apuntalar un ordenamiento jurídico con la cohesión suficiente para dar cabida al desarrollo de las instituciones estatales. Sin embargo, la construcción normativa y la consecución hegemónica del poder al interior del país no bastaban para garantizar la existencia de cualquier entidad política, liberal o conservadora; la obtención del reconocimiento de sus símiles extranjeros resultaba inexcusable y obligatoria para que el Estado mexicano se erigiera como tal, reclamando una posición en el tablero del ajedrez internacional.

El libro de López-Bassols nos ofrece un enfoque que retoma la historia de la heroica gesta de la nación mexicana desde la óptica del desempeño diplomático de los gobiernos que se sucedieron entre 1855 y 1876. El autor, heredero de la tradición liberal y miembro de un linaje que cuenta entre sus ancestros a Sebastián Lerdo de Tejada, ha consagrado su vida al estudio de la historia diplomática mexicana y ha hecho importantes aportaciones, no solo desde los ámbitos académicos sino también mediante su praxis política. Ingresó al Servicio Exterior Mexicano en 1971 y ha ocupado distintos puestos desde entonces. La perspectiva teórico- práctica que ha pulido con la experiencia de los años, aunada a la acuciosa investigación de archivo que sustenta su obra, le permiten dibujar atinadamente el cuadro repleto de recovecos y minucias que fueron las relaciones diplomáticas de los gobiernos de México en esos 21 años.

La saga liberal que narran las páginas del texto de López-Bassols recorre en ocho nutridos capítulos las administraciones de Juan Álvarez, de Ignacio Comonfort, la guerra de Reforma, los gobiernos paralelos de Benito Juárez y Maximiliano de Habsburgo, la derrota del segundo imperio, la República restaurada y concluye con el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada. Cada capítulo recupera las peripecias que los diferentes cuerpos diplomáticos nombrados por cada grupo en el poder tuvieron que enfrentar para sortear las problemáticas que heredaron de los regímenes anteriores: deudas, reclamaciones y pleitos por delimitaciones territoriales, tanto en el norte como en el sur del país.

No cabe duda de que el libro de López-Bassols -con un exhaustivo corpus documental recopilado en el Archivo Histórico Diplomático Mexicano y en una multitud de libros que van desde clásicos decimonónicos hasta la literatura actualizada- es una obra que no puede faltar en cualquier biblioteca mexicana, ya que completa y da continuidad a la narrativa liberal. Su lugar está junto al México a través de los siglos, como la adenda que da cuenta de las vicisitudes del Servicio Exterior Mexicano en tan crítica centuria.

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