Gobernar en la época de la #digitalización

7 agosto, 2017 • Artículos, Asuntos globales, Latinoamérica, PJ Comexi, Portada • Vistas: 5306

Reuters-Wolfgang Rattay

 Rodrigo Arturo Jiménez Silva

Agosto 2017

 Una colaboración del Programa de Jóvenes del COMEXI

¿Quién hubiera pensado hace algunas décadas que la transformación digital llegaría a ser parte de las prioridades de la agenda internacional? Como toda innovación, los servicios digitales tuvieron que pasar por un proceso de descubrimiento de su potencial. Sin embargo, todo gran descubrimiento lleva consigo una serie de retos, que de no ser atendidos a tiempo, pueden derivar en riesgos para el consumidor, en prácticas corruptas o en lagunas legales o estructurales. Este año, la presidencia alemana del G-20 propuso centrar la discusión del mecanismo en la digitalización como una herramienta de soporte para el crecimiento inclusivo en un mundo cada vez más interconectado, pero también como un instrumento que requiere ser regulado para que los beneficios sean repartidos y aplicables a diferentes sectores de la población.

Economía digital

A principios de abril de 2017, los ministros del G-20 responsables de la economía digital se reunieron en Düsseldorf para discutir cómo maximizar las contribuciones que la digitalización aporta a la economía. En la declaración ministerial, se reconoce su papel significativo para acelerar el desarrollo económico, fortalecer la productividad industrial, cultivar nuevos mercados y lograr un crecimiento sostenido. Los ministros reconocieron que la libertad de expresión y que la libre circulación de información, ideas y conocimiento son esenciales para el desarrollo. Asimismo, admitieron la importancia crítica de permitir entornos de políticas públicas transparentes, abiertos y competitivos que puedan favorecer el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Por su parte, los líderes del G-20 plasmaron en su declaración de julio de 2017 la necesidad de conectar las brechas originadas por diversas particularidades de la población tales como sueldo, edad, ubicación geográfica y género. Una de las prioridades, sin duda, es la promoción de las habilidades y de la alfabetización digitales. En un documento especializado en la materia y dirigido al G-20, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) asegura que las habilidades digitales son un factor clave que actualmente afecta la especialización industrial de los países y su integración a los mercados y a las cadenas de valor globales. Las tecnologías digitales, continúa el documento, están creando nuevas oportunidades para el desarrollo de competencias, empero, aún existen grandes barreras que impiden a las personas adaptarse y participar.

En la región de Latinoamérica, dichas barreras son evidentes. Según el Foro Económico Mundial y un estudio de la Asociación GSM, el 90% de la región de América Latina cuenta con infraestructura de acceso a banda ancha móvil; sin embargo, solo el 50% de la población está conectada. Al respecto, el Banco de Desarrollo de América Latina  reporta en su Índice de Desarrollo del Ecosistema Digital -el cual contiene mediciones que toman en cuenta el marco regulatorio, la infraestructura, la digitalización en los hogares, entre otros pilares- que la región está posicionada en un nivel intermedio respecto a otras del mundo, esto es, por debajo de los países desarrollados pero por arriba de algunos países de Asia Pacífico y de África. Un problema significativo es el desarrollo heterogéneo del ecosistema entre los países de la región. ¿Cómo pueden los gobiernos hacer frente a esta situación por encima del despliegue de infraestructura de telecomunicaciones? Mediante la educación, por ejemplo. La cuestión va más allá de contar con los medios para que la población acceda a un servicio; si esta no sabe cómo hacerlo, lo más seguro es que el potencial de la tecnología y de los usuarios no sea explotado.

Fox News

Digitalizando el gobierno, el discurso político en 140 caracteres

La transparencia gubernamental, la rendición de cuentas, el intercambio de datos y prácticas, al igual que la seguridad cibernética son temas que han tenido mayor impulso en los últimos años en las agendas de los gobiernos locales, nacionales e internacionales. Las estrategias digitales para brindar mejores servicios (como la ventanilla única en línea o la homogeneización de procesos y trámites), aunado a iniciativas multilaterales o estándares específicos tripartitos de transparencia por sector productivo (entre gobierno, industria y sociedad civil), van ganando camino a nivel internacional para combatir la corrupción y fortalecer la gobernanza.

Los gobiernos hacen uso cada vez más de los medios digitales para dirigirse a la población en vivo y en directo. Hablando de la población, las redes sociales se han vuelto recursos obligados de consulta para conocer la actividad de nuestros gobernantes. Asimismo, el discurso político se ha reducido. Los líderes gubernamentales se están dando cuenta de que la sociedad cada vez consume mayor información; que para atraer a la masa, los viejos y largos discursos han perdido fuerza (más no importancia o tradición); y que no basta con crear conversaciones sobre ciertos temas, sino abrirse y unirse a discusiones o dinámicas ya existentes, también rinde frutos.

Como instrumento de la llamada cuarta revolución industrial, es fundamental seguirle la pista a las redes sociales porque sin temor a equivocarme serán la cuna de grandes innovaciones y el elemento disruptivo del mundo en el que vivimos. Está de más mencionar aquellos movimientos o manifestaciones alrededor del mundo que han surgido desde o se han fortalecido gracias a las redes sociales. Por otro lado, la desinformación va ganando camino; el problema de los fake news y de los alternative facts diseminados por dichos medios o de viva voz, pronto serán un reto de política pública (tal y como sucedió con el bullying, que siempre había existido pero nadie había hecho nada al respecto hasta que no se volvió viral).

Todo por mayoreo

Habilidades para un futuro no muy lejano

La innovación es piedra angular de cualquier actividad. La nueva revolución productiva –reporta la OCDE– ocurrirá gracias a la confluencia de tecnologías que no solo transformarán la manera en que producimos, trabajamos y estudiamos sino también impactarán en la distribución del ingreso, el comercio, el bienestar y hasta el medio ambiente. En un interesante informe sobre el futuro de los trabajos, las llamadas habilidades de contenido o content skills (las cuales incluyen aprendizaje proactivo, y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación); las habilidades cognitivas (tales como la creatividad y el razonamiento matemático); y las competencias de procesamiento (como el pensamiento crítico) tendrán un papel más significativo en los próximos años, al ser la nueva base de referencia de contratación en muchas industrias. La pregunta es, ¿contamos en Latinoamérica con las habilidades necesarias para enfrentar dicho cambio? Si no, ¿cómo podemos obtenerlas?

La OCDE concluye que una mayor interacción entre la industria y la educación será necesaria para mantener el ritmo de la transformación tecnológica, por medio de sistemas de aprendizaje continuo y capacitación en el ámbito laboral. Afortunadamente, como resultado de la cooperación internacional (principalmente con Alemania), en varios países de la región -tales como Colombia, México y Perú- se están implementando modelos de formación dual a nivel medio superior y universitario. Bajo dicho formato, los estudiantes, generalmente técnicos, tienen la oportunidad de conjugar la teoría aprendida en la escuela con la práctica en el seno de una empresa, esto es, conocimiento y experiencia a la vez. Esto facilita el acceso del estudiante al mundo laboral y le brinda la oportunidad de innovar.

Los desafíos para la región en materia digital son varios, pero desde mi punto de vista se reducen a cuestiones de confianza y alcance. En el caso de la primera, los gobiernos -más allá de la infraestructura digital- deben asegurar que existen las herramientas y el marco regulatorio necesarios para el crecimiento económico, el combate a la desigualdad, la educación de calidad, la libre expresión y la transparencia. La sociedad, incluyendo al gobierno debe entonces hacer uso responsable de la información y de las ideas. Bien dicen que una mentira repetida varias veces puede muy fácil convertirse en verdad.

En cuanto al alance, los gobiernos deben cerciorarse que el cambio digital es accesible para todos. Uno de los retos, por ejemplo, es buscar incluir a aquellos adultos que no poseen habilidades digitales y que aún desean (y pueden) ser productivos. Aún más importante es garantizar que los jóvenes de comunidades apartadas y/o vulnerables se beneficien de este nuevo ecosistema digital. Sin embargo, no basta con brindarles una computadora o una tableta como resultado o entregable de una política social. Es fundamental, entonces, que los usuarios de dichas plataformas o servicios sepan usarlos de manera adecuada y responsable.

RODRIGO ARTURO JIMÉNEZ SILVA es licenciado en Relaciones Internacionales, candidato a maestro en Políticas Públicas por la Hertie School of Governance, Alemania, y miembro del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (PJComexi). Ha trabajado en la administración pública federal en temas de cooperación internacional del ámbito energético y actualmente realiza una estancia práctica en el seno de un organismo internacional especializado en políticas públicas y mejores prácticas en París. Sígalo en Twitter en @jimenezroy.

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