Carta del Director

El legado en política exterior de Barack Obama es el tema principal de este número, a modo de balance de los dos mandatos presidenciales y con especial atención a sus relaciones con Latinoamérica. La primera aproximación se centra en sus aciertos y errores, tratados por Gideon Rose y Bret Stephens. Rose presenta una imagen positiva de la política exterior y de la posición del poder nacional, que en su opinión están en mejores condiciones que cuando Obama asumió la presidencia en 2009. Para Rose, la clave de su éxito ha sido la comprensión del orden liberal internacional en su conjunto y el reconocimiento de que para salvar el centro de este orden deben abandonarse las aventuras equivocadas y las luchas en la periferia mundial. Por el contrario, Stephens piensa que el saldo de Obama es negativo, porque no debilitó a los enemigos del país ni contribuyó a fortalecer a sus amigos, y hace un particular repaso de Irán, Rusia y el terrorismo yihadista. Fred Kaplan analiza el modo de gobernar de Obama a partir de entrevistas realizadas a funcionarios y de su actuación en las crisis de Libia, Rusia y Siria.

En relación con Latinoamérica, Michael Reid considera que la atención prestada llega tarde, aunque la pérdida de influencia de Estados Unidos tiene más que ver con los grandes cambios ocurridos en la región, en especial por el impacto de la demanda de materias primas de China (aunque en los últimos años esta situación se ha revertido), y resalta la dificultad del multilateralismo en el continente. David A. Shirk analiza la relación bilateral con México y sus altibajos en las presidencias de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en la colaboración entre ambos gobiernos en la lucha contra el narcotráfico y los problemas que la enturbian, como las filtraciones de WikiLeaks y las revelaciones de Edward Snowden sobre la intervención de las comunicaciones electrónicas por obra de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Arturo Sarukhán, que fungió como Embajador de México en Estados Unidos durante una parte de la presidencia de Obama, examina en una entrevista la relación general con Latinoamérica y en particular la bilateral con México, y destaca sus puntos fuertes y sus oportunidades. La relación con Asia es tratada por Thomas J. Christensen, desde el giro asiático y el riesgo de la expansión china en el mar de China Oriental, hasta el éxito del acuerdo para frenar el cambio climático.

El legado y las acciones de Obama en Latinoamérica culminan en los meses finales de su presidencia con la visita a Cuba y Argentina, en marzo de 2016. La visita a Cuba es la ratificación de una nueva política de relaciones planeada desde el inicio de la primera campaña de Obama y que, a pesar del escollo del embargo que solo puede levantar el Congreso, muestra el compromiso de Obama de normalizar por completo la relación entre Cuba y Estados Unidos, incluso en un año electoral. Además, la visita a Argentina representa un apoyo al presidente Mauricio Macri, que lleva a cabo un cambio total en las relaciones internacionales de Argentina para romper con el aislacionismo kirchnerista.

En el marco de la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ungass) sobre drogas de 2016, los artículos del Diálogo Ñ explican el cambio de paradigma en las políticas antidrogas y en el enfoque sobre la legalización. Ilona Szabó de Carvalho y Ana Paula Pellegrino se refieren a los problemas de los enfermos que tienen dificultades para conseguir medicamentos, de los que viven en espacios urbanos marginados, de quienes cultivan plantas ilegales y de toda la población vulnerable. Tradicionalmente, las contrariedades de estos grupos se han considerado daños colaterales de las políticas de control de drogas, que han puesto el acento en el consumo y el narcotráfico. El mercado de la droga persiste, y para regularlo hay dos opciones: dejar el control de las drogas en manos de los gobiernos o dejarlo en manos de los traficantes. Joaquín Villalobos relaciona la debilidad o la ausencia del Estado con la penetración de la delincuencia, y pone en primer plano el debate sobre la legalización, ya que ninguno de los argumentos a favor o en contra da respuesta a los vacíos de autoridad, a la debilidad de las policías ni a la corrupción como problema cultural.

En la sección Mundo se analizan diversosos temas. Ante las próximas elecciones de Estados Unidos, Jorge I. Domínguez evalúa los resultados de la presidencia de Obama y se adentra en el análisis de las preferencias de los ciudadanos, considerando la importancia del voto latino, y concluye que el candidato demócrata podría alcanzar la presidencia, pero también es posible que los republicanos controlen las Cámaras.

Jorge Suárez-Vélez se ocupa del motor averiado de China y de las consecuencias para el resto de las
economías del mundo. Mariana Magaldi de Sousa se refiere al caso de Brasil y el largo camino hacia los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en un análisis de costos y beneficios, riesgos y oportunidades. El Estado Islámico, o isis, como Estado revolucionario es abordado por Stephen M. Walt, y prevé que no llegará a ser una gran potencia. A pesar de que ha atraído a extranjeros, la revolución no se extenderá ni por contagio ni por expansión territorial sobre los Estados vecinos más débiles.

Tres artículos se dedican a la calidad de la democracia. Abraham F. Lowenthal y Sergio Bitar extraen las lecciones de las transiciones logradas en distintos países después de entrevistar a doce expresidentes y un ex primer ministro que desempeñaron un papel fundamental en las transiciones a la democracia en Brasil, Chile, España, Filipinas, Ghana, Indonesia, México, Polonia y Sudáfrica. Estas lecciones pueden aplicarse a otros países, como Egipto y Túnez, que con manifestaciones sacaron del poder a los autócratas.

La corrupción es un problema para la democracia. Jorge G. Castañeda explica los factores que determinan que, conforme Latinoamérica se ha ido integrando a la economía mundial, los latinoamericanos denuncien más y más la corrupción. Jesús Enrique Escamilla Núñez y Estanislao Sánchez Rodríguez explican el caso de la transición política en Myanmar, donde después de las elecciones generales del 8 de noviembre de 2015 el clima de violencia, conflictos armados y protestas por la distribución de la tierra se ha aclarado. Los autores hacen concordar los resultados con seis escenarios preelectorales.

Los Estados de Latinoamérica conservan un nivel apreciable de democracia en cuanto al respeto a los resultados de las urnas en los últimos meses. Sin embargo, no por ello están exentos de tensiones, como sucede en la compleja cohabitación en Venezuela entre la presidencia de Nicolás Maduro y la mayoría de la Cámara de Diputados. En Argentina, el cambio de gobierno transcurrió con normalidad a pesar de los desencuentros entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri en la ceremonia de relevo. En Bolivia, el referéndum del 14 de febrero de 2016 sobre la reforma constitucional para ampliar el mandato presidencial se ha saldado con una derrota de la propuesta del Presidente: el 53.1% de los votantes rechazó la posibilidad de que Evo Morales presente de nueva cuenta su candidatura. Este resultado, cuando menos, hace prever un debate sobre la sucesión de Morales y las candidaturas para los comicios de 2019.

Jordi Bacaria Colom