El sorpresivo triunfo de Trump

16 enero, 2017 • Artículos, Portada • Vistas: 5567

Nuevo Número de Foreign Affairs Latinoamérica

avatarDefault Jordi Bacaria Colom

Enero 2017

FAL17-1_PortadaEl 20 de enero de 2017, Donald Trump asumirá su cargo como Presidente de Estados Unidos. A medida que se acerque la fecha, se irán resolviendo las incógnitas sobre sus políticas, aunque algunas pueden ser anticipadas por los mercados. En particular, la política económica interna, la política exterior y la política comercial exterior deberán matizarse según distintos calendarios y acontecimientos, e incluso según las reacciones de otros actores internacionales. También dependerán de las decisiones que se deban tomar en el Congreso de Estados Unidos.

Una palabra muy utilizada en las últimas semanas ha sido «incertidumbre». El resultado de las elecciones del 8 de noviembre de 2016 fue una sorpresa para muchos electores estadounidenses y para una gran parte del mundo. O las encuestas no acertaron en sus previsiones o se confundieron los deseos con la realidad. En cualquier caso, hemos querido plasmar esa sorpresa en la portada de la revista.

México y su economía han sufrido el impacto de las declaraciones realizadas por Trump durante su campaña. La economía mexicana depende en gran medida de sus exportaciones a Estados Unidos, y el anunciado proteccionismo ha generado una gran inestabilidad en los mercados e incertidumbre entre los inversionistas. Aunque los aranceles que se impusieran podrían compensarse a mediano y largo plazo con la apreciación del dólar, si el proteccionismo devuelve las inversiones directas procedentes de Estados Unidos a su lugar de origen, representará un golpe para la economía mexicana. Todo induce a pensar que tal política no podría llevarse a cabo sin un significativo costo para la propia economía de Estados Unidos y la de las empresas que han descentralizado su producción, y, por lo tanto, no sería factible en la parte que supusiese una revocación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Asimismo, los anuncios de deportaciones y de la construcción del muro fronterizo se han visto igualmente atemperados, pero la incertidumbre prevalece.

La presidencia de Trump también deja en la incertidumbre las relaciones con Cuba y la continuidad del fin de la política de confrontación iniciada por Barack Obama con la reapertura de las embajadas en 2015, su visita a la isla en 2016 y la suavización de diversas sanciones económicas. Es poco probable que esta tendencia se revierta por presiones empresariales, pues el fin del embargo depende del Congreso y de su mayoría republicana. Ahora bien, el fallecimiento de Fidel Castro permite vislumbrar el fin del embargo, ya que uno de los requisitos de la Ley Helms-Burton de 1996 para un gobierno de transición, es que «no incluya a Fidel Castro ni a Raúl Castro». Fallecido Fidel y anunciada la renuncia de Raúl para 2018, solo quedarían condiciones generales que se podrían flexibilizar. No hay que dejar de considerar el papel estabilizador que Cuba ha desempeñado en la región, con su indudable protagonismo en las negociaciones del acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno colombiano, y también con el distanciamiento de Venezuela, que ha ido aislando al gobierno de Nicolás Maduro.

Latinoamérica sigue atenta a lo que sobrevenga en los distintos frentes. En el comercial, podrían revisarse algunos tratados y habrá repercusiones en los países que negociaron el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP). El proteccionismo que preocupa a México afecta también a otros países de la región. Con Trump podría reanimarse la Doctrina Monroe, por la cual Estados Unidos actuaba en cualquier país de América si sus intereses estaban en riesgo, y cuyo fin había proclamado John Kerry en noviembre de 2013 en un discurso en la Organización de Estados Americanos.

En política exterior, las incertidumbres sembradas por Trump no se reducen al continente americano. La situación en Europa ha cambiado con el brexit y Trump quiere aprovechar este distanciamiento del Reino Unido, y también habría que esperar que no concluyera las negociaciones de la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión (TTIP). La relación con Vladimir Putin puede modificar las relaciones con Rusia; por ejemplo, podría retirar las sanciones y aceptar los hechos consumados en Crimea y en el espacio de influencia rusa, lo que causaría divisiones en la Unión Europea. En el Medio Oriente, Trump se declaró en contra del intervencionismo y, a pesar de que se opuso a la intervención en Irak en 2003, también ha defendido la presencia de tropas estadounidenses para eliminar al Estado Islámico. Lo anterior no le estorbaría para dejar que Rusia controlara Siria ni impide que el gobierno de Israel aplauda su elección y que le otorgue más confianza que a la política de Obama y a la que hubiese llevado a cabo Hillary Clinton.

La incertidumbre en Asia también ha incitado a Corea del Sur y a Japón a tomar medidas rápidamente ante la posibilidad de quedarse sin el apoyo estadounidense o de tener que pagar mucho más por él, mientras China gana posiciones estratégicas en el mar de China Meridional con el acercamiento de Filipinas y Malasia. En el plano económico, Trump pretende revocar el TPP y poner aranceles a las importaciones de China, que en este nuevo escenario no hará sino aumentar su poder económico, político y militar. El futuro de China está en Asia. Trump abandona el multilateralismo iniciado por Obama, no para regresar al unilateralismo, sino para emprender una política aislacionista y nacionalista, para concentrarse en Estados Unidos y en su economía, y dejar que los demás resuelvan sus problemas y conflictos. ¿Este repliegue es la base para que Estados Unidos sea grande de nuevo? Es la incógnita por resolver en los próximos 4 años de mandato republicano.

En este número, analizamos desde distintos ángulos la victoria de Donald Trump. Allert Brown-Gort examina los resultados electorales, mientras que David Ayón y Sergio García-Ríos se ocupan del voto latino. Alejandra Délano escribe sobre la diáspora y Abraham Lowenthal acerca de la política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica. Rafael Fernández de Castro y Sergio Silva exploran lo que México debe hacer ahora, Christina Faegri presenta los efectos esperados en el comercio y Rodrigo Chacón se ocupa de los sentimientos que despiertan los cambios políticos. El populismo en Estados Unidos, en el mundo y en Latinoamérica es tratado por Michael Kazin, Fareed Zakaria y Shannon K. O’Neil.

El proceso de paz en Colombia es otro acontecimiento de gran importancia, tanto por su impacto en la región como por su proyección internacional, junto con la victoria del «no» en el plebiscito y la renegociación de un nuevo acuerdo. Renata Segura, R. Evan Ellis y Román D. Ortiz dilucidan los puntos controvertidos y el rechazo del acuerdo, al tiempo que Sabine Kurtenbach explica el proceso de paz en Colombia desde una perspectiva comparada. Además de los artículos dedicados al análisis internacional, destacamos la conversación con John Kerry, que es un repaso de la agenda de política exterior del gobierno de Obama, de gran relevancia en los momentos actuales.

El fallecimiento de Fidel Castro el 25 de noviembre de 2016 significa el principio del fin de su modelo de gobierno que, desde que cedió la presidencia en 2006, está en transición hacia el modelo de Raúl Castro. Seguramente la historia absolverá a Fidel del asalto al Cuartel de Moncada en 1953, del derrocamiento del dictador Fulgencio Batista en 1958 y de otros hechos que han caracterizado la «épica» de la Revolución cubana; pero finalmente, será el pueblo cubano el que lo absuelva o lo condene por los 47 años de dictadura y de una revolución «económicamente asistida» que no consiguió ser independiente y que fue cambiando sucesivamente de muletas para imponer y justificar su férreo nacionalismo frente a Estados Unidos. Ahora, Cuba deberá recorrer la última etapa del modelo sin la presencia carismática de Fidel. «Patria o muerte», vencer y adaptarse al funcionamiento del mercado o ser derrotados por la intransigencia y el derrumbe del sistema. Si bien la geografía ha sido importante en la historia de Cuba, ahora la demografía y las nuevas generaciones serán determinantes para su futuro.

En 2006, con motivo de la retirada de Fidel Castro por su grave enfermedad, Jorge I. Domínguez y Rafael Hernández publicaron en Foreign Affairs Latinoamérica sendos artículos premonitorios con un titular de portada: «Las vidas de Fidel». En este número reproducimos los artículos con dos breves notas escritas por los autores, como puesta al día de los 10 últimos años de vida de Fidel Castro y de la presidencia de Raúl Castro. Se trata de un análisis riguroso del núcleo duro del sistema en la «actualización del modelo», sus riesgos y posibilidades.

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JORDI BACARIA COLOM es director de Foreign Affairs Latinoamérica y director del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). Sígalo en Twitter en @bacaria_jordi.

 

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