El futbol como elemento de cohesión social en Francia

1 junio, 2018 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Regiones • Vistas: 7355

  Gerardo Díaz, Liliana Sara María Espino y Anna Paulina Villanueva

Junio 2018

Como producto de su historia, ubicación geográfica y pasado colonial, Francia es un país diverso y multiétnico. Desafortunadamente, este rico tejido humano ha sido causante de un clima de tensión política y de división dentro de la sociedad francesa. Las diferencias raciales y socioeconómicas han producido marginación y exclusión social. Es por esto que la integración y cohesión social es un tema apremiante para Francia. De ahí la necesidad de analizar cómo el futbol en Francia ha cuestionado los paradigmas y ha ayudado a romper estigmas, lo cual ha dado lugar auna mayor integración pluriétnica y cultural de la sociedad. También se importante observar la relación entre el equipo francés y la sociedad francesa en general, según la explicación del historiador Pascal Blanchard: «De quién está compuesto el equipo dice mucho sobre la sociedad que representa. Si el equipo de futbol está atravesando una ‘crisis de identidad’ es porque la nación francesa está llena de tensiones que se expresan públicamente y en gran escala por medio del futbol». A lo largo de la historia de Francia en el futbol hay ejemplos para ambas: el Mundial de Francia 1998 muestra cohesión y la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 y la Eurocopa de 2016 muestran la crisis de identidad francesa.

Surgimiento del futbol en Francia

En 1919 se creó la Federación Francesa de Futbol y el primer campeonato nacional se llevó a cabo en 1920. Francia rápidamente ejerció su influencia sobre el juego mundial con Jules Rimet como presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), de 1921 a 1954, figura clave para el desarrollo de la primera Copa del Mundo realizada en 1930. Francia ha sido sede del Mundial en 1938 y 1998, siendo este último año el único en el que ha logrado ser campeón. De la Eurocopa ha sido sede en tres ocasiones: 1960, 1984 y 2016; de esta ha sido campeón en 1984 y en 2000.

Copa del Mundo Francia 1998

Francia es, sin duda, un país multicultural y multiétnico, con personas provenientes de muchas partes del mundo. Se puede hablar de una Francia multifacética, al menos desde 1950, cuando hordas de inmigrantes, provenientes de las hoy ex colonias francesas, llegaron a su territorio. La integración de los migrantes y especialmente de sus hijos jóvenes ha sido muy difícil. Por esta razón es que estas minorías han buscado otras formas de representación que fueron facilitadas por el presidente François Mitterand (de 1981 a 1995), quien lanzó una campaña de integración en la que pretendía la inserción de los migrantes dentro del tejido social francés manteniendo su identidad cultural. El gobierno se empeñó en crear espacios de integración social tales como grupos deportivos, creación de canchas o gimnasios comunales, enfocadas principalmente al futbol.

Grupos minoritarios y polarizados encontraron en el futbol un escape a estos problemas. Era un vehículo para tener éxito y salir de las condiciones marginales en las que se encontraban. La victoria francesa en el Mundial de Francia 1998 era la de una escuadra llamada el «equipo arcoíris» debido a su carácter multirracial y multicultural del cual se hizo énfasis mostrando el origen de los jugadores: Armenia, Argelia, Ghana, Nueva Caledonia y Senegal. La victoria era la culminación de la apertura y un modelo de movilidad social que funcionó. El entonces Primer Ministro, Lionel Jospin, puso esto como ejemplo de la gran unidad y diversidad que había en Francia. En el Arco del Triunfo se proyectó la imagen de Zinedine Zidane junto con el mensaje Merci Zizou. Este jugador era el abanderado de una Francia plural, héroe nacional que representaba una figura de esperanza e identidad para las personas, un símbolo de la maduración de Francia hacia una identidad nacional unificada, la posibilidad de mayor movilidad social y el rechazo al racismo en la sociedad francesa. Las banderas celebraban al héroe de los dos goles así como a sus raíces inmigrantes. Francia celebraba a la generación Black, Blanc, Beur (negra, blanca, árabe). Se mostró al mundo un equipo nacional unido, una nueva Francia tolerante, inclusiva y racialmente diversa.

Los únicos que no estaban de acuerdo con esta victoria eran los miembros del partido de extrema derecha, el Front National, liderado entonces por Jean-Marie Le Pen, quien se quejaba del equipo multirracial diciendo que no representaba su visión de la nación francesa. En ese Mundial muchos vieron la victoria de la selección francesa como una derrota del partido de extrema derecha y de sus líderes racistas.

Mundial de Sudáfrica 2010

Los años posteriores a 1998 dejaron de ser tan victoriosos. Esta esperanza de un espíritu multicultural fue desapareciendo y convirtiéndose en lo contrario. En Sudáfrica, en el Mundial de 2010, antes de empezar ya había varios escándalos que rodearon a los jugadores y entrenadores. Estos acontecimientos hicieron que la prensa y el público francés los vieran como incompetentes y poco profesionales, así como con falta de interés en representar a su país. El público francés ya tenía expectativas muy bajas y fueron confirmadas cuando la selección perdió en la primera ronda. Jugaron tan mal que los franceses presentes en el estadio comenzaron a apoyar al otro equipo. Se describió a los jugadores en la prensa como caïds immatures (gánsters inmaduros), término considerado racista. También se les describió como l’equipe racaille (equipo escoria), haciendo referencia al término usado por el presidente Nicolás Sarkozy para describir a los manifestantes o «revoltosos» de 2005 y 2007.

Este partido era un «síntoma de la enfermedad en toda la sociedad francesa». Fue una muestra de la gran desunión nacional que había tras la violencia en 2005, la continua guerra interna contra el terror, la reciente crisis económica, la agitación laboral y un regreso al racismo donde el Presidente había llegado a insultar a un ciudadano y el Ministro del Interior fue condenado por injurias raciales. Después de esto, la armonía multirracial que se creía que existía en 1998 parecía un mito. Sarkozy se dio cuenta de la importancia de este deporte en la política y en la sociedad por lo que comenzó a promover una identidad nacional animando un debate público sobre lo que significa ser francés y sus valores fundamentales. Hizo una campaña para traer la próxima Eurocopa a Francia y al lograrlo afirmó que el deporte iba a ser la respuesta de Francia a la crisis, y la sociedad se uniría una vez más.

Eurocopa 2016

A pesar de las declaraciones de Sarkozy, la Eurocopa en 2016 no regresó la cohesión social que hubo en 1998. La exclusión del equipo de grandes jugadores de origen norteafricano provocó un sentimiento generalizado de que la diáspora había sido rechazada en el equipo francés. Muchas de estas críticas tuvieron que ver con el caso de Karim Benzema, acusado por intento de chantaje con un vídeo sexual a Mathieu Valbuena. Benzema alegó que su exclusión del equipo era prueba de que el entrenador Didier Deschamps había cedido a la presión de una Francia racista que «no pudo participar por sus orígenes». Hasta hoy siguen existiendo rencores o falta de identificación por parte de los jugadores en las ligas profesionales ya que, de acuerdo con ellos, la política les ha fallado y no se les ha dado su lugar en el país al que pertenecen. Claro es el ejemplo de la exclusión del francés Karim Benzema de la Eurocopa. Cuando formaba parte del equipo y se le criticaba su falta de orgullo hacia Francia, él decía: «Es un sueño poder jugar con Francia, pero no me van a forzar a cantar La Marsellesa. No veo dónde está el problema. Es futbol, no política».

¿Qué pasará en el Mundial de Rusia 2018?

El futbol ha servido como elemento de cohesión para la sociedad francesa en ciertas ocasiones. El mensaje es claro: siempre y cuando la selección nacional obtenga victorias, el futbol puede ser visto como una herramienta de unión nacional. Sin embargo, si lo que obtienen son derrotas, nada garantiza que esta unión se produzca. Si la identificación de los franceses depende de si el equipo que los «representa» gana o no, entonces no se puede sostener que el futbol es una herramienta de identificación, cohesión social y orgullo nacional. En todo caso, se podría argumentar que las victorias futbolísticas generan, momentáneamente, un feel-good effect en los aficionados. Pero no se puede generalizar ni extender dicho argumento a la totalidad del futbol ni a la totalidad de la sociedad francesa.

En la actualidad, Francia es vista como un país que ha aprendido de su pasado e intenta ser más incluyente a pesar de la gran lucha que existe entre la izquierda liberal y la ultraderecha. Por ello, Rusia se presenta como otra oportunidad para que Francia se muestre una vez más como un país que intenta integrar su multiculturalidad y que, a pesar de que existe la posibilidad de que no sean campeones, el hecho de que logren jugar como un equipo unido que olvida sus orígenes y juegan por un objetivo común lleva a que la sociedad francesa se una sin importar sus diferencias.

Finalmente, su participación en Rusia 2018, ¿será un éxito tal como en Francia 1998 o un fracaso como en Sudáfrica 2010? ¿Lograrán hacer del futbol un elemento de cohesión social o justo lo contrario? Aunque son preguntas difíciles de responder, lo que sí se puede asegurar es que el «equipo arcoíris», que alguna vez fue un símbolo de integración, ha desaparecido. Esto lo podemos ver en el caso de Benzema que todavía no tiene permitido formar parte de la selección francesa. En el equipo actual hay un jugador que nació en Congo, el resto nació en Francia, aunque hay varios de origen extranjero. Entonces, se puede decir que sí hay cierta diversidad.

Por otro lado, si la escuadra francesa llegar a ganar la Copa del Mundo, ¿los políticos harán uso de esa victoria? Para los políticos un campeonato mundial sería de gran ayuda. Naturalmente no sería la solución a todos los problemas en Francia, pero de cierta forma se ha usado y se podría usar como remedio anticrisis y como medio de unión. Para que el gobierno de Emmanuel Macron se beneficie y aumente su popularidad en las encuestas, será necesario que les bleus brillen un poco. En 2014 la popularidad de François Hollande aumentó cuando llegaron a los cuartos de final de la Copa del Mundo en Brasil. Jacques Chirac sigue siendo el que más se ha beneficiado del equipo francés tanto en 1998 como en la final de 2006, aunque también disminuyó su popularidad en 2002 cuando la selección quedó muy atrás. Como vemos, todo puede pasar. La selección francesa tiene, más que solo unos partidos, una parte de la vida política y social francesa en sus manos.

GERARDO DÍAZ PÉREZ, LILIANA SARA MARÍA ESPINO ELZINGA y ANNA PAULINA VILLANUEVA SÁNCHEZ son estudiantes de la licenciatura en Relaciones Internacionales en el ITAM. Sígalos en Twitter en @GDipe, @Lili_EspElz y @AnnaVS15.

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