Julio César Díaz Calderón
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La diversificación de las actividades en el sistema internacional ha permitido una mayor incidencia en la política exterior de actores individuales que establecen, por medio de reformas institucionales, nuevas reglas de juego en la diplomacia mundial. Andrew F. Cooper explica en Diplomatic Afterlives que los exlíderes nacionales poseen una combinación de atributos y conexiones heredados del sistema estatal, además de que conservan su visibilidad dado su estatuto de celebridad internacional. Estas características les confieren una posición privilegiada en los círculos políticos dentro y fuera del Estado. Por ende, son candidatos idóneos para emprender acciones diplomáticas estratégicas al final de su época en la cima del poder político nacional.
Diplomatic Afterlives ofrece un análisis detallado de personajes que rompieron con el uso tradicional de que los exgobernantes se centraran en las acciones estatales y trasladaron sus esfuerzos al plano de la diplomacia. El autor toma como ejemplos a Jimmy Carter, William Clinton, Mijail Gorbachov, Anthony Blair y Nelson Mandela.
En cada capítulo, Cooper extrae los elementos distintivos de la transición a la diplomacia internacional de los protagonistas. A la par, realiza un estudio de los procesos temporales y de los conflictos personales que motivaron sus acciones diplomáticas.
Dos características primordiales que Cooper atribuye a estos poderosos actores son la creación de organizaciones personales de alcance internacional (dash for cash) y el establecimiento de una red de empoderamiento basado en una cultura jerárquica tradicional (network power). En conjunto, estos elementos sirven de plataforma para ejercer una influencia en el sistema internacional desde una perspectiva individual libre de las ataduras de una estructura nacional.
Diplomatic Afterlives es un libro fundamental para reivindicar el papel de individuos que ocupan el centro de las actividades diplomáticas internacionales. Los actores que describe el autor poseen la voluntad, la capacidad y los medios para marcar el rumbo de la política mundial. Nuevos personajes con normas y prácticas innovadoras surgen de este modelo que rompe con el orden tradicional de la agenda política internacional.
