ABS-CBN News
Pierfrancesco Moscuzza
Abril 2020
La pandemia de COVID-19 ha causado grandes problemas a nivel mundial. Como consecuencia de la globalización y del alto nivel de interconexión entre todos los países, el virus se ha propagado a una velocidad que nunca se había experimentado antes. Sin embargo, algunos países han sido afectados más que otros, entre los que destaca Italia.
El caso italiano
El caso de Italia ha sido uno de los más extremos a nivel mundial, al punto de rebasar el número de muertos de China, donde se originó el virus, y Corea del Sur el segundo país en orden de tiempo afectado por la pandemia; aunque el número de contagios en Italia es todavía inferior al de China que, al jueves 26 de marzo de 2020, según los datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud contaba con 81 961 comparados con los 74 386 de Italia. Sin embargo, ambos países asiáticos han sido capaces de contener el número de muertos y de frenar la difusión del contagio antes de que se saliera de control. Hasta el 24 de febrero, los casos de infección en Italia estaban dentro del promedio europeo y mundial, muy por debajo de 1000 en valor absoluto. Desde esa fecha han empezado a crecer a nivel exponencial, rebasando los 1000 casos en solo 3 días. En el plazo de 8 días, la pandemia de COVID-19 en Italia se salió de control, rebasando los 3000 casos. Según los últimos datos oficiales difundidos por el gobierno italiano, al 27 de marzo los casos oficiales de contagio en Italia seguían a la alza, con un número de infecciones igual a 80 539, 8165 fallecidos y 10 361 recuperados.
Las implicaciones políticas y económicas en Italia
El número de los contagios y de los muertos en Italia está por encima del resto de los países de la Unión Europea. Por tal razón, el caso italiano ha tenido implicaciones políticas y económicas muy fuertes y se prospecta que tendrá consecuencias muy importantes y de largo plazo por todo el continente europeo. La razón de la actual crisis política es seguramente contingente a la pandemia de COVID-19, aunque su origen es anterior.
El actual gobierno de Italia se formó en otoño de 2019, después de una crisis política entre el Movimiento 5 Estrellas, que se autodefine pos ideológico y no político, y la Liga del Norte, partido populista de extrema derecha con tendencias xenofóbicas y antieuropeas. En ese entonces, después de la ruptura política ideada por mano del líder de la Liga del Norte Matteo Salvini, el líder del Movimiento 5 Estrella Luigi Di Maio evitó nuevas elecciones buscando una nueva alianza con el Partido Democrático de centro-izquierda, fuerte de su mayoría parlamentaria. El resultado fue una nueva coalición política liderada por el mismo primer ministro Giuseppe Conte y la reasignación de todas las demás posiciones ministeriales. Si bien esta nueva formación obtuvo una mayor aprobación a nivel internacional, y sobre todo a nivel europeo debido a su nueva posición pro europeísta, sigue siendo un gobierno políticamente débil por no haber salido desde las urnas electorales. Por ende, la crisis del COVID-19 ha puesto bajo mucha presión al gobierno italiano, evidenciando algunas fallas críticas del país.
Las fallas en el sistema político italiano expuestas por la crisis del COVID-19
La primera falla que emergió, por supuesto, fue la falta de una acción política adecuada para prevenir la crisis. La polémica política se ha centrado en la reacción tardía del gobierno que actuó después de la explosión de la crisis. También se ha criticado muy duramente al Decreto Presidencial que ordena el cierre de todas las actividades económicas del país, con exclusión de aquellas definidas esenciales, entre las cuales destacan la agropecuaria, el sector sanitario, el sector energético y el de la información. La protesta ha sido liderada primariamente por los sindicados confederales de los trabajadores, que han pedido una extensión del cierre a un sector más amplio de las actividades productivas para salvaguardar la salud de los trabajadores y de toda la población en general. Al mismo tiempo, los partidos de oposición han protestado porque piden la aprobación del Parlamento a las medidas de emergencias ordenadas por el gobierno nacional.
La segunda falla expuesta por la crisis del COVID-19 ha sido la contraposición entre el gobierno nacional y los gobiernos regionales, que han entrado en conflicto sobre las medidas necesarias para combatir la pandemia. En particular, el conflicto ha sido más acudo entre las regiones del norte que tienen una tendencia secesionista y el gobierno estatal, y entre las regiones con estatus autónomo especial, como Cerdeña y Sicilia, que gozan de un mayor nivel de autonomía en cuestiones de tipo administrativo y fiscal. El resultado de tal desacuerdo ha sido una discrepancia en las medidas tomadas entre los diferentes territorios, causando una crisis de tipo constitucional que se ha placado solamente después el apelo a la unidad nacional hecho por el presidente Sergio Mattarella.
La polémica política se ha centrado en la reacción tardía del gobierno que actuó después de la explosión de la crisis.
La tercera falla por la crisis del COVID-19 es al antiguo problema de “la cuestión meridional”, ya analizada por Antonio Gramsci en los primeros años del siglo XX, y que todavía sigue dividiendo el país en tres macro regiones: el norte, el centro y el sur. El norte es caracterizado por su alto niveles de desarrollo económico e industrial; el centro por la presencia de la capital administrativa y la concentración de muchas de las actividades correlatas con el gobierno del país; el sur por su subdesarrollo crónico, la fuga de cerebros y una economía fundamentalmente basada en la agricultura, la pesca y el turismo. Sin embargo, esta vez la parte más afectad del país fue el norte, con el epicentro de la epidemia en la región Lombardía, cuya capital, Milán, se encuentra la sede de la bolsas de valores. El resultado de la explosión epidémica ha sido una migración al contrario, con miles de personas que intentaban escapar hacia al sur para no quedarse atrapados después del cierre de todo el territorio regional Lombardo ordenado por el gobierno central. El problema con la migración al revés es que las regiones meridionales tienen una carencia crónica de estructuras sanitarias adecuadas para responder a la crisis, debido a la mala gestión de los recursos económicos y a la regionalización de los servicios sanitarios.
Divisiones entre los países del norte y el sur de Europa
La misma división entre el norte y el sur se ha reflejado a nivel continental entre los países del norte de la Unión Europea y aquellos del sur, capitaneados por Italia. El objeto del desacuerdo ha sido la cuestión económico-financiera. Italia, por su cuenta, ha pedido de manera temprana una suspensión del Pacto de la Estabilidad y de Crecimiento Europeo que impone medidas de control de déficit y del nivel de endeudamiento total. Las recuestas italianas han entrado en colisión también con la nueva jefa del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que respondió negativamente a las primeras recuestas de ayuda por parte del gobierno italiano.
La negativa de Lagarde causó una brusca caída de todas las bolsas de valores europeas, arrestada después la declaración en sentido contrario hecha por la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen. Sin embargo, las divisiones continúan sobre otro asunto: la emisión de los así llamados Corona Bonds. Los Corona Bonds son unos bonos que deberían ser emitidos por el Banco Central Europeo para arrestar loe efectos de la crisis de COVID-19 en las economías de los países de la eurozona. Sin embargo, existen dos frentes políticos que se confrontan acerca de este asunto: uno es representado por los países del norte de Europa que piden limites muy estrictos a la emisión y el utilizo de esos bonos; el otro es formado por los países del sur de Europa liderados por Italia que incluso auspician la emisión de bonos europeos como praxis para el futuro en línea con la tendencia a una mayor unificación a nivel europeo.
La brexit y la crisis del COVID-19
Por último, para complicar más la situación actual, se suma la cuestión de la brexit, que inició oficialmente el 31 de enero de 2020, y que debería entrar en vigor a finales de año. El problema con eso es que la crisis del COVID-19 va a poner mayores dificultades para concluir las negociaciones que todavía faltan para cerrar definitivamente el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea en los términos de tiempo establecidos por ambas partes.
En fin, el virus del COVID-19 ha actuado como un catalizador exponiendo una serie de contradicciones y de fallas a nivel nacional de algunos países europeos y a nivel regional sobre el funcionamiento de la Unión Europea en su conjunto. Seguramente, esta crisis se quedará como un parteaguas en la historia de las Relaciones Internacionales, de la misma manera que el final de la Guerra Fría o del 11-S.
PIERFRANCESCO MOSCUZZA es doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es profesor asociado en el International College de la University of Suwon, Corea del Sur y miembro de la International Studies Association. Además, administra el blog International Relations and Politics. Sígalo en Twitter en @Piero_Moscuzza.
… exposición … clara … veraz y exhaustiva de la situación …!!!
MI ESTIMADO PIER: EXCELENTE ARTÍCULO. BIEN ARTICULADO SU DESARROLLO Y EXPOSICIÓN.
EN LÍNEA CON CON TU ARTÍCULO, CIRCULA EN LAS REDES SOCIALES DE MI PAÍS, QUE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD DE ITALIA ESTÁN CUESTIONANDO LAS RECOMENDACIONES DE LA OMS, DERIVADO DE LAS NECROPCIAS APLICADAS A PACIENTES QUE HAN FALLECIDO, CUYO RESULTADO REVELARON QUE NO FUE POR EL COVID 19, SIN POR UNA TROMBOSIS.
¿ALGÚN COMENTARIO AL RESPECTO?
ABRAZO FRATERNO.